CARTA AL DIRECTOR enviada por: Mangueta de Tod@s, de Barbate
La incesante amenaza sobre la playa de Mangueta pone en riesgo este paraje inigualable que por sus características específicas, humedales y especies endémicas -algunas en peligro de extinción-, Ecologistas en Acción-Agaden trata de que se le de status de paraje natural protegido. Sin embargo, esta playa -una de las últimas vírgenes de Cádiz- está en grave peligro, casi asfixiada por la codicia insaciable de empresarios sin escrúpulos, que actúan con la connivencia de las administraciones.
Esta área sigue siendo acosada impunemente por varios empresarios a pesar de que cuentan con diversas denuncias, e incluso con una sentencia judicial. De un lado, el Club de Polo -patrocinado por el Patronato de Turismo de Cádiz-, continúa vaciando los acuíferos de Zahora en su delirio de mantener verde un gigantesco campo de polo junto a la playa, donde escasean los recursos acuíferos. Por otro lado, el Trafalgar Polo Club -que tiene una orden de cierre de actividad desde julio de 2020 aún sin ejecutar-, continúa abierto al público y anunciando su “hotel exclusivo” en diversos sitios de internet.
Pero si esto no fuera suficiente amenaza para este entorno paradisíaco y sus recursos, lo que nos ocupa hoy es lo que ocurre a escasos metros de estos dos negocios. Al otro lado del Arroyo San Ambrosio, el concesionario del chiringuito Ohjú Beach está convirtiendo este paradisíaco lugar que es la playa Mangueta en una macro-discoteca que, aparte del volumen desmedido que utiliza como reclamo para el público, y que se escucha a varios kilómetros de distancia, permite que éste pernocte y en estado ebrio, llene la playa de desperdicios, e incluso de heces.
Durante tres décadas, este mismo empresario fue propietario de la discoteca Ohjú de Zahora, que atrajo noche por noche a miles de jóvenes. A partir de las dos de la madrugada la música tecno a todo volumen robó, noche por noche, el sueño a los vecinos de Zahora. Por la mañana y hasta mediodía, los noctámbulos seguían su “fiesta” por los caminos de la pedanía, dejando atrás todo tipo de residuos orgánicos inorgánicos. El cierre final del Ohjú en 2015, representó un alivio y fue aplaudido por los vecinos de Zahora.
Ahora, con su socio ha reanudado este negocio lucrativo, convirtiendo el chiringuito Ohjú Beach y la playa, en una macro-discoteca de música electrónica que publicitaron en las redes sociales con una programación ambiciosa de conocidos DJs, a los que pagan un suculento caché.
La empresa pública que gestiona la adjudicación de los chiringuitos para el Ayuntamiento de Barbate, INNOBAR, está cometiendo una clara infracción del contrato, con el que asumen la obligación de ofrecer servicios a los usuarios de la playa y el cierre a las doce de la noche, y que prohíbe la música que no sea ambiental, así como atender al público pasada la hora de cierre, y por supuesto, que se pernocte en la playa.
Y ahí no queda todo: aparte de todas estas infracciones legales, el empresario ha usurpado nuevamente el terreno privado cercano a su chiringuito para convertirlo en parking. Pareciera que la prohibición notarial expresa emitida por el propietario del terreno, para impedir que haga uso de este terreno que él ya ocupó el año pasado… no fuera vinculante.
El propietario del terreno afectado por el parking ilegal, a través de su abogado presentó denuncia ante la Guardia Civil de Barbate la misma mañana que lo ocuparon, rompiendo el candado de la entrada a su propiedad. Además, presentó también denuncia ante el Seprona, dado que este paraje natural protegido se está usando -sin licencia-, un suelo rústico como aparcamiento. En estos mismos términos presentados ante el Seprona, el abogado ha presentado también un escrito del Ayuntamiento de Barbate exigiendo la clausura del aparcamiento y su precinto por carecer de licencia.
Aparte de la contaminación y la suciedad que trae a la playa de Mangueta y al Arroyo de San Ambrosio, este negocio conlleva además un grave riesgo de incendio: el público se queda de botellón en estado ebrio hasta altas horas de la madrugada, acampa por las noches y se encienden fuegos para calentarse y para barbacoas.
El Ayuntamiento de Barbate, ante la insistencia de la Asociación Ecologista Mangueta de Tod@s, prometió en sendas reuniones -en 2021 y 2022- que no habría parking en la playa de Mangueta. De todos es conocido el incumplimiento de palabra de este Ayuntamiento.
Las leyes son claras: la propiedad privada se protege. El medio ambiente se protege. La normativa está para que se cumpla.
No obstante, en este sitio del “lejano oeste”, por lo visto todavía lo normal es el incumplimiento de la ley, y lo peor de todo: con conocimiento de las autoridades.
La falta de protección de Mangueta por parte de los ayuntamientos de Vejer y Barbate, junto a otros hechos ha llevado recientemente al otorgamiento de la Bandera Negra a sus playas.
En otros lugares, más conscientes y civilizados de España y Europa, la movida nocturna se ha trasladado a sitios donde causa menos perjuicio, sobre todo a polígonos industriales y sitios industriales abandonados. De esa manera se conservan los espacios naturales protegidos y se preserva a los ciudadanos de la contaminación acústica y de residuos. Las soluciones factibles están al alcance.
Mangueta de Tod@s se constituyó en 2020 para promover la conversación de la playa de Mangueta, el Arroyo de San Ambrosio, su zona de influencia y sus accesos, protegerlos de especulación inmobiliaria y conseguir un estatus de preservación jurídica suficiente, que considere su alto valor natural paisajístico. DIARIO Bahía de Cádiz