CARTA AL DIRECTOR enviada por: Horacio Torvisco, de Alcobendas
En este momento de pandemia en el que nos encontramos, diversos creadores de opinión ofrecen una explicación de la realidad en algunos casos bastante cuestionable. Un lugar común es señalar la digitalización de todas las actividades humanas como una condición indispensable para superar satisfactoriamente el incierto futuro económico y social que se cierne sobre nosotros.
Sin entrar a valorar esa afirmación, bastante incompleta por cierto, pues para progresar social y económicamente se requiere algo más que invadir de artefactos tecnológicos una sociedad, sí me gustaría señalar algo que va implícito en ese mensaje y que en una segunda oleada de valoración de esta pandemia está siendo cuestionado, por lo menos en las formas en que se está dando.
Se ha trasladado de manera un tanto irresponsable el siguiente razonamiento: los jóvenes han dado clase a través de la red, qué bien, ya está implantada la teleformación; los médicos han atendido por videoconferencia, qué bien, ya está implantada la telemedicina; los trabajadores han pasado muchas horas desde sus casas trabajando, qué bien, ya está implantado el teletrabajo.
Pues bien, ni se ha implantado la teleformación, ni la telemedicina, ni el teletrabajo. No hay más que preguntar a profesores, alumnos, médicos, enfermos y trabajadores en general, para confirmar las enormes carencias y dificultades a las que se han enfrentado y la insatisfacción que les ha provocado ese estado de necesidad y precariedad en el que se han manejado.
Implantar de forma seria y rigurosa actividades mediante redes y aplicaciones digitales en áreas tan sensibles y que afectan tanto a la vida de las personas, requiere toda una planificación, formación y negociación de su implantación con los interesados. DIARIO Bahía de Cádiz