CARTA AL DIRECTOR enviada por: José Manuel Alfaro Basilio, de San Fernando
Hay gente que suspira cuando llegan las fiestas navideñas, que resopla cuando el frío de la tarde obligada envuelve sus pasos, cuando la bulla del gentío mata el silencio de las calles discretas o ensordece el canto de los pajarillos que no saben.
Hay gente que desconfía de los sentimientos con fecha de caducidad, que se malhumora por las mentiras piadosas sobre Papa Noel o los Reyes Magos, que se entristece por el gasto comprometido al que apenas pueden hacer frente.
Hay gente a las que no les gusta romper la rutina de sus vidas con comidas y bebidas, con compras y salidas, con emociones forzadas por vivir el fin de año navideño.
Hay gente que no entiende que la unión familiar, la solidaridad, la misericordia, el perdón,…que las buenas caras sean los protagonistas por unos días de conmemoración, desvirtuadas de sus orígenes religiosos o paganos, si quieren.
Hay gente que mide las campanas de la felicidad por años en vez de por momentos.
Hay gente rota, sola, desilusionada, defraudada, decepcionada, marginada, muerta en vida. Gente que le cambia la cara cuando salen de las zonas alumbradas por las luminarias de colores de las calles y las melodías de los villancicos, o de las frías aguas de los mares que los separan de la vida.
Esas gentes son las que la Navidad necesita para hacerles comprender que sin ellas los días están incompletos porque, es en la ausencia de la alegría de vivir, de la fantasía y de la esperanza donde se halla la razón para “rescatar”, como los guardacostas rescatan a los que huyen de la miseria y el miedo, a los seres humanos enquistados en la apática comodidad del día a día, o son víctimas del sufrimiento inmerecido. DIARIO Bahía de Cádiz
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