CARTA AL DIRECTOR enviada por: Encarnación Martínez Galindo, de Málaga
No puede ser. Intentamos variar de tema por salud y volvemos a lo mismo irremediablemente. Difícil lo de distraer un poco la atención porque nos vemos y saludamos desde la distancia sin besos, sin darnos la mano y ya sin acercar los codos.
Las orejas soportan gafas, adornos y mascarillas. Si alguien tose o estornuda a tu paso o al cruzarse contigo, asoma el agobio. Si vas al supermercado, no sabes cómo poner el carro para seguir guardando la distancia y que no te llame nadie la atención que si no te la llaman a la entrada es a la salida. Plásticos para los pies que te impiden saber” dónde te aprieta el zapato” y plásticos también para las manos (veremos qué pasa con nuestros mares).
La mente no para. Sabemos lo que ha pasado y está pasando e imaginamos lo que puede ocurrir y el que la OMS nos revele el origen de la pandemia, no nos consuela. La pregunta es ¿por qué? Porque si ha procedido, supuestamente de un animal, ¿quién nos convence ahora, en estos momentos, (más adelante puede que sí) de que al pasar, esperemos que pronto, el virus que nos invade, no nos invadirá otro más adelante?
De todas formas, intentamos que no nos infecte el virus también la consciencia porque, de lo contrario, el sistema nervioso simpático y parasimpático se van a ver más alterados de lo normal. Al menos, nos queda un semiconsuelo: ¡qué expresiones de cejas y qué bonitos tenemos los ojos! DIARIO Bahía de Cádiz