CARTA AL DIRECTOR enviada por: Encarnación Martínez Galindo, de Málaga
En algunas conversaciones e incluso en algunas noticias, he oído o leído que “hablar es gratis”.
La verdad es que todos sabemos que el hablar cuesta y puede que se tenga que pagar con hablar más para dar explicaciones de lo dicho o retractarse de lo que se ha mencionado en un determinado momento porque se ha hablado o charlado, sin haber pensado antes en las posibles consecuencias, porque es, con toda certeza casi imposible, controlar todas las variables comunicativas e imposible más aún las infinitas reacciones de nuestros variopintos interlocutores.
Esto lo saben muy bien quienes, aun siendo maestros y artífices de la comunicación, se encuentran no pocas veces en aprietos por lo que saben y dicen o por lo que saben apenas y también dicen como periodistas, políticos o cualquier persona que se ponga ante un auditorio para disertar. Entonces, ¿mejor no hablar? No, mejor hablar.
Quien habla, también recibe. Es la más valiosa moneda de cambio. Si hablas para sobornar, recibes insurgencia para equilibrar la balanza, pero si hablas para convencer de un bien general, recibes alabanzas; si hablas solo para o por tu propio poder, recibes reproches para serenar el contexto, pero si hablas a las conciencias dormidas para su bien, éstas se despiertan y aplauden.
La sana comunicación oral o escrita está relacionada con el bienestar y la salud e incluso puede ayudar a subir la bolsa ¿quién sabe? DIARIO Bahía de Cádiz