CARTA AL DIRECTOR enviada por: Pedro José Narváez Benítez, de Cádiz
¿Por qué el PP está obstruyendo la renovación de los órganos judiciales? Vivimos, queremos vivir en una sociedad de ciudadanos libres y para ello es fundamental que nuestra justicia tenga una organización funcional y moderna. Durante décadas hemos aplazado su reforma, si bien es cierto que ha sufrido transformaciones, no lo es menos que su estructura sigue anclada aun en el siglo XIX, con algunos jueces con mentalidades del medievo.
Pasará a la historia de este país el “hemos matado a Montesquieu” que pronunció el entonces vicepresidente Guerra cuando en la LOPJ de 1985 se pasó a un sistema en el que los 20 miembros del CGPJ serían designados por el Congreso y el Senado. Desde entonces en cada renovación del CGPJ (cada 5 años) asistimos al mismo cambalache entre los grandes partidos para configurar un gobierno de los jueces equilibrado, es decir, al gusto de los propios políticos.
Los líderes de los principales partidos llegan a un acuerdo que incluye a los miembros del CGPJ, a los magistrados del TC o al presidente de RTVE, y los diputados y senadores como perfecta correa transmisora convalidan los pactos sin crítica.
La partidocracia perfecta. De esta manera no es extraño que los corruptos estén tan tranquilos y el país sufriendo las tropelías de una panda de desalmados, sean cual sea su color político, especialmente si son del PP y el PSOE. Su relación y su concepción del poder básicamente no han cambiado, sigue siendo unos de los poderes básicos de un Estado de Derecho, pero por desgracia el único que no ha abrazado la democracia.
La Justicia es un poder del Estado, básico para los ciudadanos, centenares de miles de expedientes duermen en los juzgados, fruto de la inoperancia del sistema y los ciudadanos demandamos soluciones.
La Justicia no es el acto de dictar resoluciones judiciales y ejecutarlas, adornándose de ritos arcaicos, de un personal sin medios, unas oficinas de cartón piedra y un lenguaje, absolutamente inadecuados en un estado democrático. No es de recibo contemplar cómo hemos contemplado en nuestro país que el fiscal del Estado ejerciera como defensor de la hermana del Rey.
La paralización política de la justicia por la derecha ha logrado que mientras hayamos conseguido una más que aceptable reforma militar, la justicia ha estado huérfana de las reformas necesarias para adecuarla a nuestro tiempo.
Es preciso una reforma de las profesiones jurídicas: el ingreso en la carrera judicial ha quedado del todo obsoleto; el papel de los secretarios judiciales inexistente; los abogados han visto retrasada la entrada en vigor de la regulación del acceso a su profesión; los procuradores deben redefinir sus cometidos y aportar valor a la administración de justicia y no ser solamente un coste cada vez con menos sentido y ajeno a la competencia.
Desde la clase política se habla de nuevas atribuciones, lucha contra la violencia de género, pero todo ello no será posible hasta que los políticos no asuman su responsabilidad y también nuestros jueces y magistrados, máxime cuando muchos ciudadanos se nos mueren en las listas de esperas de la justicia. Y miles de corruptos felices aprovechándose de la situación; esta y no otra es la respuesta al bloqueo por parte del PP de la renovación de los órganos judiciales. DIARIO Bahía de Cádiz