CARTA AL DIRECTOR enviada por: Ignacio Bermejo Martínez, de San Fernando
Que la verdad pueda llegar a ser poliédrica no significa que todo pueda llegar a ser cierto. Hay cosas que, las mires por donde las mires, no pueden ser verdad nunca, porque son, simple y sencillamente mentiras. Mentiras que nacen del rincón más oscuros del alma del ser humano que las engendra, bien por odio, por envidia, o lo peor y más ruin de todo, por un interés oculto y vergonzoso que motiva esa conducta.
Lamentablemente hoy, con mayor asiduidad que nunca, vemos en los medios de comunicación y propagados por las redes sociales, ataques incomprensibles e injustos, mediante los cuales se ataca de una manera deshumana, por ejemplo a la víctima de una violación, tratando de convertirla en parte del problema, y eximiendo al violador de parte de su asquerosa responsabilidad y reprochable conducta. ¿Cómo si no, alguien puede llegar a ser capaz de cuestionar que la violada, tras la agresión sexual sufrida, pueda tratar de llevar una vida normal? Esto ocurre, y es fruto del dichoso resquicio de mentalidad machista que coexiste en la mentalidad de casi todos nosotros.
Hace unos días, leía perplejo que a la Hermandad del Nazareno, le habían robado una cantidad importante de dinero. Su Hermano Mayor, ante lo ocurrido se pone en contacto con todos los hermanos, enviándoles una carta en la que explica los hechos en la medida que el secreto sumarial y el procedimiento le permite. El hecho delictivo está claro: el robo, y la victima también, la Hermandad del Nazareno, Su Junta de Gobierno y por ende todos los hermanos. A esto que es así, algunos desalmados tratan de darle la vuelta de una manera incomprensible, tratando de culpar de lo ocurrido precisamente a las víctimas, especialmente a la Junta de Gobierno con su hermano Mayor a la cabeza, repitiéndose la misma conducta que en el caso de la mujer violada, como si ellos hubieran tenido algo que ver en el detestable hecho de que alguien, aprovechándose de la confianza, decidiera motu proprio, apropiarse de esa cantidad de dinero que, obviamente, no era suya.
Hay voces que reclaman responsabilidades, hay voces que cuestionan la gestión que esta Junta de Gobierno, con Miguel Ángel Cruceira a la cabeza, voces que se aprovecha vilmente de lo ocurrido, para descalificar y agredir, y digo bien, porque no deja de ser una agresión lo que están haciendo. ¿Se han olvidado ya todo lo que estas personas de manera generosa y completamente altruista han hecho por esa hermandad y sus hermanos? Han conseguido hitos tan importantes como darle sentido a esa palabra, hermandad, recuperando para su nómina de hermanos a un montón de personas olvidadas y marginadas, que otros antes habían dejado tiradas en un rincón, en el rincón hosco y sombrío de la gente que por su edad ya no pueden portar a sus Titulares sobre sus hombros en la mágica Madrugá, cada Viernes Santos. Se han olvidado que la hermandad, con estos hombres ha retomado una senda, antes impensable, de formación y de respeto. Estos hombres han llevado a la Hermandad a un equilibrio económico financiero digno de alabanza, que hacen posible que sustente proyectos tan importantes como el economato social, algo de lo que todos los cofrades se empiezan a sentir orgullosos, sin tener siquiera que pertenecer de una manera directa a esta hermandad.
No es justo que tachen de malo o incompetentes a estos que están haciendo posible este milagro, hombres que han diseñado un doscientos cincuenta aniversario con actos tan importantes que ya no sólo enorgullecen a todos los cofrades de la Isla, sino a toda la ciudad, y es que decir Nazareno, es decir San Fernando y viceversa.
No, no me voy a callar, y no lo voy a hacer porque sería una canallada por mi parte hacerlo. Miguel Ángel Cruceira y su Junta de Gobierno, no son los responsables del robo que ha sufrido la Hermandad, son víctimas como todos los hermanos. El responsable de los hechos es quien se ha llevado el dinero, y la justicia dirá quien ha sido, como y de qué manera pagará por ello.
Por mi parte, mostrar todo mi apoyo a quienes por esta conducta están sufriendo vejaciones, a esos que sin ser los responsables, sin ser los delincuentes, se encuentran con el problema de tener que sobreponer a la Hermandad de este palo tan inmerecido como injusto.
Ni a ellos, los robados, ni a la mujer violada, se pueden culpar de nada. No permitamos que mentes retorcidas nos hagan ver lo contrario. DIARIO Bahía de Cádiz