CARTA AL DIRECTOR enviada por: Patricia Redondo Muñoz, de Cádiz
Nadie a estas alturas “de la película”, puede negar que las redes sociales se han convertido, a la vez, en un nuevo actor político y en la nueva arena político-social.
Como usuaria habitual, en especial de Facebook, he constatado, con el asombro de quien de repente descubre un secreto, que, aunque sea un foro donde todo el mundo habla o tiene algo que decir, no tiene tanta fuerza como cree. Voy a explicarme mejor con un ejemplo: el caso de la enfermera contagiada por ébola y su perro. Cuando se filtró, porque creo que es lo que pasó ya que el gobierno no creo que tuviese intención de difundirlo, que éste iba a ser sacrificado, enseguida se creó un grupo en la susodicha red social, cuyo objetivo principal era crear presión para que no ocurriera lo que, finalmente, sucedió. Este nuevo actor, por lo tanto, no tuvo mucha suerte, a pesar de que en poquísimos días obtuvo 159.133 seguidores.
Yo me he preguntado, qué factores se combinaron para que no tuvieran éxito y he llegado a la conclusión de que, por un lado, aunque las redes sociales se han convertido en un nuevo actor de las políticas públicas, no son nada si no hay tras ellas, una repercusión, digamos, material, es decir, si no baja de la “nube” al suelo.
Por otro lado, el gobierno ha tomado conciencia de la importancia de estas redes sociales y atajó, en este caso, rápidamente “la cangrena” de indignación, sacrificando al pobre perro, hecho que hizo que esta página de Facebook no pudiera desarrollarse por falta de tiempo.
Por contra, hay otras páginas que sí logran hacer presión y cambiar el rumbo de las políticas y privadas, e incluso de leyes. Tomo otro ejemplo: “Afectados por la hipoteca”, con 81.645 seguidores. Tienen muchos éxitos en su lucha contra los desahucios, las cláusulas bancarias abusivas, etc., pero, ¿por qué? Mi respuesta es que tienen el apoyo de la gente real que se organiza y queda para acudir personalmente a la puerta del pobre que va a ser arrancado de su hogar y enfrentarse a la policía si hace falta; porque acuden a las sucursales bancarias a protestar; porque en casi cada ciudad española hay grupos del PAH que hacen presión, que se convierten en actores reales.
Si de verdad los españoles queremos cambiar el panorama político-social, no nos basta con enojarnos, entristecernos o frustrarnos y descargar eso en las redes; debemos salir a la calle, convertirnos en un único actor que, tomando conciencia de su fuerza y ejerciendo presión, provoque un viraje en el rumbo de las políticas públicas del gobierno.
Ni empresarios, ni “lobbys”, ni banqueros, ni industrias: nosotros, porque es para beneficio del pueblo que se hizo la política.
“La corrupción raras veces empieza por el pueblo”, Montesquieu. DIARIO Bahía de Cádiz