CARTA AL DIRECTOR enviada por: Antonio Cánaves Martín, de Palma de Mallorca
Se llaman a sí mismos “El pueblo elegido” según parece, para eliminar a otros. Dice la Tora del pueblo judío (antiguo testamento): “Ojo por ojo y diente por diente”. Esta semana le han añadido nuevo texto: “un muerto por doscientos, dos mutilados por 600”. Y lo peor: “Si las víctimas, no son los autores: que se jodan… aunque sean niños o bebes”.
5.000 años de rezarle a Dios, muchos de ellos, con la cabeza en el muro de las lamentaciones, para terminar asesinando a los hijos indefensos de su creación. Y lo mismo que se le dice, a quien tiene la ley de la Tora, se le dice, a quien tiene la ley del Corán… y con los mismos profetas.
Nuestro católico gobierno provida, tan preocupado por el bienestar y derechos de nuestros embriones y fetos, no ha soltado el menor lamento por el genocidio de bebes y niños “ya nacidos” en Gaza. Así, con el silencio o complicidad del Sanedrín judío y de los otros cleros, se recurre a Dios, para justificar genocidios, asesinatos, venganzas y complicidades.
Para el creyente de a pie, que ve como se negocia y prostituye la idea y vivencia de Dios: darse de baja por escrito de la religión a la que pertenece o le inscribieron, es un acto de piedad y coherencia, para empezar a vivir una espiritualidad secuestrada a los pobres, por los intermediarios religiosos que solo van al poder y al dinero.
Sabiendo que más del 90% de los muertos en conflictos armados son civiles, nuestros socios comunitarios, al igual que España, vende armas a Israel, Siria, Ucrania… para beneficiarse una de las industrias más lucrativas del mundo.
Esta barbarie, no la financian fuerzas oscuras, la financiamos cada uno de nosotros con los impuestos que pagamos a presupuestos militares en Defensa, al igual que hacen otros “países civilizados”. Aquí en España, hay más de 5 millones de voluntarios que realizan labores humanitarias de distinta índole, muchos de ellos en conflictos bélicos en hospitales de campaña atendiendo a desplazados, heridos o mutilados por armamento español financiado inocentemente por los propios cooperantes con sus impuestos. Solo que una pequeña porción de esos voluntarios hiciese Objeción Fiscal a los Ejércitos, nuestros políticos empezarían a ponerse lo nerviosos e indignados que no consiguen las imágenes de la devastación de los misiles sobre los inocentes, y si lo hiciesen los contribuyentes en toda Europa, mucho más.
Un obrero de iglesia pobre (sinagoga, mezquita…) que está en mi casa.