CARTA AL DIRECTOR enviada por: Nazaret Troya, de Olvera
A mí me dijeron un día que hay dos tipos de personas en este mundo: las mediocres, y las que ‘le echan un par de huevos’ a todo y destacan en cualquier destreza. Así que decidí cuestionarme cuál era yo en los diferentes contextos que me encontrara.
En demasiadas ocasiones, suelo escuchar “pues es lo que hay”, “¿qué le vamos a hacer?”, pero, ¿de verdad tengo que conformarme? Muchos atribuyen el inconformismo a una mentalidad de rebelión y violencia, y suponen que aquellos que no se conforman con la situación forman un ‘escándalo’ con tal de conseguir lo que quieren. Muchos alientan, buscan y rebuscan una paz en la que la libertad de expresión brilla por su ausencia.
Así, el pueblo se conforma con todo, a pesar de ver como la juventud, más consciente e intelectual, se rige como inconformista; ya que, viven armónicamente en sus pueblos ¿no? Y es que, el inconformismo aún no les ha tocado a la puerta, porque no les ha tocado conformarse con vivir en la parada del bus, ducharse con agua fría, o renunciar a una rebanada de pan mohoso para que su hijo se lleve algo al estómago. Porque aún no saben lo que es tener que conformarse con un aula de setenta alumnos, ver el mismo apellido repetido cuatro veces en la Universidad o, siendo creyente o no, rezar para que su futuro cada día dependa un poco más de sí mismo.
¿Inconformismo? claro que sí, pero con un criterio cuya filosofía se basa en alcanzar cierto grado de él; y establecer, por tanto, un conformismo donde el bienestar sea el pan de cada día.
Sólo hace falta pensar un poco, aceptar que no podemos unir la ‘carencia’ y el ‘vicio’ de Aristóteles. De lo contrario, el inconformismo se equipararía a la sed de dinero, cohecho y corrupción, etc. y eso, que yo sepa, no tiene nada que ver con lo anterior. Porque estaríamos sumidos en un círculo vicioso donde los polos opuestos se atraerían simplemente por el hecho de haber soldado, con cadenas, dos extremos excluyentes.
Porque al fin y al cabo, nadie tiene el corazón helado. DIARIO Bahía de Cádiz
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