CARTA AL DIRECTOR enviada por: Alexia Rodríguez, de Vigo
Tengo la necesidad de escribirte. Decirte: ¡te quiero! Me gusta escuchar tus historias, lo que has vivido a lo largo de tu vida, eres todo un jovenzuelo con 95 años. Veremos quién hereda esa buena genética. Has recorrido mundo, trabajado duro y siempre has estado para todos. Tenerte ha sido un lujo y de cerca un privilegio. Recordar la infancia es decir en mayúsculas “ABUELOS”, cuántas travesuras os hicimos a la abuela y a ti. Rebuscando entre las herramientas de trabajo, o unas buenas tijeras de la abuela para cortar lo que se pusiese al alcance. Una infancia llena de recuerdos que no se borran de la mente y atesoro como el regalo más preciado que nunca nadie me podrá arrebatar.
Duele tu falta, pero hoy tengo que sentirme afortunada de todos estos años, momentos en familia, abrazaros, besos, cogerte la mano, miradas especiales, risas, contarte mis historias de bombero-torero… Has sido un regalo.
Hoy me cuesta no poder decirte: ¡háblame de ti, Abuelito! Cuéntame esas historias de tus viajes por tantos lugares: Irlanda, Reino Unido, Holanda, Alemania, San Francisco, Noruega… demasiados destinos recorriste a lo largo de tu vida. Volver atrás en el tiempo y escuchar esas historias de juventud es un lujo.
El tiempo no perdona. Te tuve bastantes años a mi lado y ahora que ya no estás. Abuelo, te echo en falta, las tardes son raras, cuesta abrir una puerta y no escuchar tu voz… No hay día que no me levante con la ilusión de verte, darte un beso… No lo olvides: ¡te quiero abuelito! Te lo dije en todo momento. Gracias por estar ahí, verme crecer, por haberme cogido en brazos a las pocas horas de nacer.
Espero que perdones todas las travesuras que hice en las cuales andaba bien acompañada, siendo varios los culpables de esas acciones, aunque siempre acababa liándola por esa curiosidad que he heredado.
Gracias a la abuela y a ti por estar presente a lo largo de nuestras vidas, por los buenos momentos, apoyo, cariño, abrazos, por las piruletas de sabores que me hacen regresar a mi infancia…todo ello forma parte de mi equipaje, el que siempre perdurará.
Quedan cosas pendientes, momentos en los que me vais a faltar, da rabia. Pero tengo claro que desde las puertas de San Pedro las veréis. Ahora toca decir adiós abuelitos. No puedo. Pero sí os digo: ¡Os quiero abuelo José y abuela Carmen! DIARIO Bahía de Cádiz