CARTA AL DIRECTOR enviada por: Alexia Rodríguez Pequeño de Vigo
Con el país patas arriba entre tanto virus y confinamiento estamos todos/as ojo avizor. Si vamos al kit de la cuestión, hoy me paro en el campo de la educación. Siendo un pilar fundamental. No es raro escuchar en la radio, televisión, prensa digital, periódicos… “centro educativo con un brote”. Hablamos de algo que toca de lleno las aulas y donde los/as profesores hacen un colosal esfuerzo por hacerlo bien cada día. Pero me choca las veces que la sociedad ataca sin miramientos el campo educativo, con el único fin de acoso-derribo.
Me pregunto: ¿qué está pasando? ¿Qué es lo que pretenden haciendo daño e injuriando de semejante forma? Duele ver que no se respete a un docente, que lo ataquen sin saber que ocurre. Se hace sin piedad, empleando palabras duras, versión Donal Trump, para demostrar que ahí están. Cierto que todos somos diferentes, pero buscamos el fin de que ese niño sea feliz, respete a sus iguales, ningún compañero lo acose, ni se rían por ser diferente y enseñarles a levantarse cuando se caen. Y cuando atajas de lleno que alguien haga daño a otros, eres calificado: ¡el diablo! Pero me pregunto: ¿no te sientes despreciable cuando vas por la calle y ves a ese pequeño acosador empujar a un anciano, madre, padre? Puede que todos defendamos diversas cosas, pero es primordial amar la diversidad y no tratar a nadie de forma despectiva por sus debilidades.
Si por ellos es preciso lapidar al que lucha por una sociedad más justa. Hoy me planto frente al mundo y te regalo un cubo de piedras para que empieces. Pero no olvides cuando lances la primera. ¿Y si fuera tu hijo/a el que tiene un problema que le impide verbalizar para decirte que pasa? Piensa en ello… Hoy te puede tocar: una ceguera, un mutismo selectivo, una minusvalía, un cromosoma de más u otras tantas cosas… Pues si por pensar en defender y cambiar conductas inapropiadas hacia otros niños/as es decapitarse. Tendré locura, pero lo hice, lo hago y lo haré…Todo vale por esa sonrisa en el rostro de ese niño/a que dice: “te quiero pofe”.
Solo puedo decirte que lucharé como en aquella vieja historia, donde un joven venció a Goliat, pero nunca me rendiré hasta el último suspiro. DIARIO Bahía de Cádiz