CARTA AL DIRECTOR enviada por: Encarnación Martínez Galindo, de Málaga
El surrealismo, movimiento artístico surgido en Francia después de la Primera Guerra Mundial, tenía que tener trascendencia política un siglo después. Seguido de otra Gran Guerra (Segunda Guerra Mundial), en la que al terminar se hizo justicia y se pidieron cuentas de sus actos a los responsables del comienzo de tan abominable empresa bélica, el surrealismo fue tomando más forma abstracta a todos los niveles y las acciones de las personas se comenzaron a mirar desde otros ángulos, intentando dar visiones y expresiones reales a aspectos desconocidos del pensamiento.
Parece ser que de la historia reciente del siglo XX hemos aprendido y nadie en particular, ni ningún grupo social o político quiere que se repitan hechos de locura que hubo que reprimir y zanjar. Para eso la reconstrucción de Europa a nivel social y político hasta poderse hablar de la época del bienestar, siempre con leyes y una Constitución (española) que la garantizara.
Pero extrañamente o no tan extraño en España, un grupo de “surrealistas” han “secuestrado” a la mayoría sin base histórica ni científica ni moral. Porque amparándose en datos erróneos históricos se podría acusar de fascistas a los que, por atajar un insolidario independentismo, arrestaran a sus cabecillas; o se podría acusar de nazistas y represores a los que autorizaran poner freno a sus “flipantes” y soberbias farsas y tergiversados planteamientos políticos sin base en ningún tipo de conocimiento real. Entonces, ante estas premisas, tendríamos unas conclusiones que beneficiarían a los insurgentes.
Insurgentes, por llamarlos de algún modo porque no han sido sometidos ni económica, ni lingüísticamente. Todo lo contrario. Pero ante los que “quieren más” y quieren tener su propio estado del bienestar decir que en la historia actual verdaderamente hay otros ángulos desde los cuales mirar, actuar y esperar y, que la historia no se va a repetir (incluso lo de votar en las urnas está pasado de moda). No podemos jactarnos de ser multiculturales y no ser multiregionales. No podemos querer no estar y estar; no ser españoles pero sí europeos…
Y las demás regiones y Estados (tanto de España como de Europa) a la espera… porque habrá que cambiar muchas cosas: habrá que repartir empresas, fábricas, habrá que poner aranceles, deberán hablarnos en castellano a los “extranjeros” en los hoteles, bancos, seguridad social, colegios…veremos aspectos desconocidos del pensamiento hechos realidad. Podría ser que no fuesen los que deseamos, pero serán las consecuencias del subconsciente fuera de todo control. DIARIO Bahía de Cádiz