CARTA AL DIRECTOR enviada por: Guillaume Hasson, de Conil
Soy francés residente en Conil. He asistido al Gibraltar Music Festival el 5 y 6 de septiembre, tenía un billete para los dos días.
Al entrar al festival el primer día, me han puesto una pulsera en la muñeca. Era la primera vez que iba a ese festival y no sabía cómo funcionaba. Nadie en la entrada me ha dicho que tenía que conservar la pulsera durante los dos días, al contrario me han dicho que solo servía para poner dinero y comprar bebidas.
Cuando voy a entrar el segundo día, no me dejan entrar al recinto porque me dicen que no tengo la pulsera (la había quitado, lógicamente) y que sin pulsera no puedo entrar. Les presento el billete de compra que había impreso (comprado en ticketmaster por internet) y me siguen negando la entrada.
La chica que me atiende, una chica bastante joven, me explica que el billete lo puede haber encontrado en cualquier lugar o que puede habérmelo regalado un amigo (wtf???) y por eso no me pueden dejar entrar.
La chica dice que va a comprobar si realmente he ido al festival el día anterior (el sábado pues) haciéndome preguntas sobre lo que ha pasado para comprobar que el billete es mío.
Le respondo a todas sus preguntas sin ninguna excepción, incluso le indico los problemas (bastante graves) que han ocurrido ese día como la luz que se ha cortado en medio de un concierto o el discurso de Paloma Faith contra el racismo y ella indicando a final de concierto que una persona en el público tenía herida en la cabeza, cosas que solo puede saber una persona que ha asistido al festival.
La chica parece divertirse mucho y sonríe, luego me responde que lo siente mucho pero no me puede dejar entrar.
Tengo que insistir y la otra chica sentada a su lado le dice en voz medio baja: déjalo, no te molestes, pasa de él y atiende a los demás clientes… como diciendo que no vale la pena atenderme más tiempo, y eso que tengo en la mano el ticket de entrada de ¡unos 120 euros!
Al final me dirijo al responsable que me indica que no me puede dejar entrar salvo que le traiga un comprobante de compra del ticket del festival desde mi cuenta bancaria personal, lo cual me obliga a ir hasta Casemates square, bastante lejos, para encontrar un cyber café, entrar en mi cuenta e imprimirla (lo cual me cuesta 4,5 euros) y volver al festival.
Cuando finalmente entro, me he perdido dos de los grupos y nadie me ha pedido disculpas por lo ocurrido.
Considerando que soy extranjero y tengo acento extranjero, no tengo la más mínima duda de que los organizadores de este festival son tremendamente racistas y por eso se estuvieron divirtiendo conmigo. Una vergüenza de festival al que, por supuesto, no vuelvo en mi vida. DIARIO Bahía de Cádiz