CARTA AL DIRECTOR enviada por: Domingo Sanz
La pregunta “¿qué quieres ser de mayor?” es, probablemente, una de las más repetidas de todos los tiempos entre las muchas que los mayores les dicen a los niños. También sirve para algo tan bello como lo de que los peques puedan compartir sueños entre ellos.
Hay dos grupos de menores que no tienen quien les haga esa pregunta. Por una parte, están los más desfavorecidos. Por las penurias que sufren, no pueden pensar en un futuro al que no saben si llegarán vivos. Son muchísimos. También hay otros, aunque son muy pocos si exceptuamos a las niñas que aún educan condenadas a buscar un marido. Se trata de las y los que no podrán ser lo que “quieran” porque de mayores solo serán lo que “tengan” que ser.
Estos pequeños sufren el grave problema de que sus familias les amputan la libertad de imaginar los futuros ilusionantes con los que los demás niños si disfrutan, en ocasiones a partir de la admiración que sienten por personas ejemplares.
Este verano hemos conocido a una niña de las que han sufrido la amputación de esa libertad, algo que, aviso, puede crearle tal desequilibrio emocional que termine convirtiéndola en una desgraciada.
Nos enteramos el 11 de agosto, gracias a su madre, durante la visita que, rodeados de autoridades y periodistas, realizaron a un colegio de Palma, en Mallorca, la isla a la que siempre acuden de vacaciones. Fue cuando una niña de 15 años se dirigió a Leonor, la niña de la que estamos hablando y que ya es princesa, y le preguntó “¿qué quieres ser de mayor?”. Entonces, y sin dejar que respondiera, la madre de Leonor, Letizia, de 47 años, corrigió en voz alta la pregunta diciendo “Lo que quiere no, lo que tiene que ser”, y ni siquiera el padre de Leonor, también presente, hizo nada para arreglar el desastre.
Lo primero que hay que aclarar es que es falso que Leonor “tenga que ser” reina de España, pues podría hacer como los ingleses Megan y Harry.
Pero lo peor es constatar que sus padres le están diciendo a su hija lo que “tendrá que ser” (reina) porque lo manda la ley. De manera sutil, es la excusa para corregir en público a una niña inocente que pregunta.
Pensando en Leonor, como casi nadie termina odiando a sus padres, sean lo que sean, si al final tiene que llevar una corona que no desea, pero que tampoco se atreverá a rechazar, lo que tendremos en España será una reina que odiará al pueblo que la mantiene, pues mamó de niña que ese mismo pueblo, por culpa de las leyes que aprueba, fue el responsable de su frustración irreparable.
Felipe VI debe emitir un comunicado de la Casa Real pidiendo perdón a la niña que preguntó a su hija, y a todos los asistentes al acto.
Pero no creo que sea capaz de librarse de los malos pensamientos heredados. Nació en 1968 y, a la edad de su hija, su padre, a quien tampoco odiará a pesar de tanto escarnio y tan merecido, ya le decía lo que “tenía que ser” de mayor. DIARIO Bahía de Cádiz