CARTA AL DIRECTOR enviada por: Mónica Castellet Andrades, de Jerez
14 de agosto, la barriada de La Ina amanece con una luz diferente, con un toque en el aire que hace presagiar que algo distinto va a ocurrir. No es un día cualquiera y los vecinos derrochan autosuficiencia, arrogancia e incluso insolencia.
Los que conocéis la barriada y sus gentes, sabéis que ese no es su estado natural, aquí de manera general, la gente es sociable y extrovertida, pero después de haber estado semanas preparando lo que iba a ser su verbena anual, con cero recursos económicos y muchos gastos imprescindibles…, ay amigo, después de eso, se nos subió el pavo y lo que yo digo, estiradillos que andábamos todos y conste, que yo este año, como dice el dicho, “he visto los toros desde la barrera”, pero que orgullosa me siento de mi gente y cuánto me gusta mi barrio!!!.
Primer día de la fiesta, el nuevo Delegado de Alcaldía, Carlos Vidal, hizo un reconocimiento público a varios vecinos del barrio, primero nombró a sus antecesores en la tarea, Juan Garrido y Mónica Castellet (gesto que le honra), luego continuó con Carmina, ¿cómo no?, imposible no hacerlo, es de los pocos momentos que tenemos en el año, para agradecerle públicamente su abnegado trabajo en pro de este humilde barrio. Todo el año cuidando el “recinto ferial”, barre diariamente la plaza, le echa de comer a los pajaritos que la habitan y junto con Leonor (que se negó a tener un reconocimiento oficial), riega y cuida las flores. Luego a Juani Garrido, para nosotros, amigos que somos de poner apodos, ha pasado de ser, nuestra “Juani de revuelta” a ser “Juani manguera”, a ella, porque de manera casual fue la precursora de un evento ya indispensable e ineludible en el transcurso de nuestra verbena, “la fiesta del agua”, y muy a gala que lo lleva!, si alguna vez, viene usted a nuestra verbena, no se fie, seguro que también “se moja” por la barriada. A Juan Manuel Jiménez Cárdenas, que con tan sólo 5 años se ha convertido en el colaborador más joven, ¡qué carita puso cuando le llamaron al escenario para recoger un regalo por su tarea de voluntariado!, creo que aún no se ha enterado de lo que le han hecho, seguro que no va a ser su último reconocimiento, es un chiquillo entrañable, curioso y noble. También a Rocío Galiano y Bárbara Toro, que llevan años sin cansarse de preparar a los niños/as para el Mini Boom o Karaoke, que interpretan el último día de la fiesta, ¡cuánta paciencia, generosidad y tiempo!, aparte de ser una bonita manera de educar en valores a nuestras “jóvenes promesas”, no se rían, pero algunos de estos niños, o no tiene columna vertebral o los enchufan a un poste eléctrico; de aquí a unos años, les vemos en un escenario explotando sus potenciales. Hasta aquí la parte oficial.
No hubo reconocimiento para Mercedes Vilches, que a pesar de tener más de 40 años, participó en este karaoke, pero se lo hago yo desde aquí, aprovechando este espacio, porque si los niños lo hicieron bien, ella lo hizo de escándalo, todo el público en pie, vitoreando, silbando y aplaudiendo su actuación; en este barrio a las personas que tienen algún problema se las trata con muchísimo respeto y el público vitoreo a Mercedes, no por el problema o no que pueda tener, sino porque de verdad se metió en la piel del personaje que interpretaba, Rocío Jurado, y lo vivió como sólo alguien entregado podría haberlo hecho. ¡Ole Mercedes! ¡Viva la madre que te parió!
Lo contaba yo, en una carta dirigida a los medios hace varios años, cuando me tocó iniciarme en estas lides, la gente ajena a la preparación de un evento no se imagina la cantidad de trabajo que conlleva, sobre todo cuando se hace con pocos recursos económicos: contar con un nutrido grupo de voluntarios, pensar un programa de actos atractivo y atrayente (se trabaja para los demás), pedir colaboraciones y por último los medios materiales. Afortunadamente en La Ina, llevamos a gala la unión del vecindario, sí, cuando hace falta, también nos ponemos verdes, es lo que tiene vivir en un barrio pequeño, todos nos conocemos.
Por eso no quería dejar pasar la oportunidad de señalar el trabajo de Pepe, Álvaro y Joaquín Celis, incansables en su ayuda. A Perico López y Cristina, que de manera incansable han estado grabando y colgando en facebook el desarrollo íntegro de la fiesta, a las mujeres que se han implicado en el montaje del escenario, farolillos, coser el toldo, blanquear la plaza,… a Ramón, Jorge, “Pili chica”, Carmelo y demás que han estado detrás y delante de una preciosa barra, ofreciendo unos precios asequibles en comida y bebida a los asistentes a esta fiesta. Al “Migue de la ropa” y Juanito Aldón, que desde la casa del “pepino” iluminaron nuestro cielo en el inicio y fin de la verbena con unos fuegos artificiales dignos de la mejor feria. A Antonio Ávila, “presentador de lujo”, que desde hace años, nos presta su colaboración y al que tendremos que nombrar hijo adoptivo, porque se casó en nuestra preciosa Ermita y también en ella bautizó a su hijo Álvaro. Y a los colaboradores, gente/empresas que se dejan sangrar ¿con gusto?, o ¿porque somos “mu pesaos»?
Mi agradecimiento también a todos los vecinos, que desde su espacio personal, han estado siempre en primera fila, personas entregadas que robaron mucho tiempo a sus familias y hacen de éste un barrio agradable y sin las cuales, la fiesta no sería lo que hoy es, a Jaume Vich y Esther Lobo, que se han tenido que ir a buscar trabajo fuera, a Juani Cano, que como yo, ha pasado a segundo plano, pero sigue ahí, “pa lo que haga falta” y mi recuerdo emocionado para Antonio Ordoñez, “el patito”, que hace dos años nos dejó para irse al cielo, dos día después de desmontar el toldo de la caseta y a los carteles de feria, hechos con dibujos infantiles, mejor reclamo publicitario imposible.
¿Qué les he puesto los dientes largos?, eso tiene arreglo, el año que viene, en el puente de la Virgen, pásense por La Ina y descúbranla, ni exagero ni les miento, pero si quieren pasar antes, aquí estamos, con unos caminos rurales dejadillos, pero preciosos, un trozo del río Guadalete en el que se puede hacer senderismo, una blanca Ermita rodeada de naranjos, un colegio extraordinario, varias tiendas de barrio y una gente, una gente ¡de primera! DIARIO Bahía de Cádiz