CARTA AL DIRECTOR enviada por: Juan Carlos Falcón Millán
A quien le pueda interesar.
A vueltas con los comicios, entramos en la segunda campaña y en los primeros compases solo se percibe una verdad muy clara: que nadie ha aprendido nada. Andan los políticos sin hacer política, ejecutando romances populares y jugando a estirar las instituciones para ver si aguantan, olvidando dar el puñetazo en la mesa que despierte a los suyos y a los profanos de un sueño que esconde la urgencia del asunto. Sirva de muestra el gesto infantil del otro día al ser incapaces ni siquiera de acordar un presupuesto común de gasto electoral. Suma y sigue.
Nuevos y viejos, ambos, siguen jugando a la antigua política de acoso y derribo más habitual cuando eran dos formaciones fuertes a cuya sombra crecían partidos nacionalistas que succionaban la savia parlamentaria con inteligencia cuando un puñado de escaños cobraban sobrepeso político.
Pero esos tiempos han acabado, quizás en gran parte porque el sistema de puro abuso de propios y ajenos quebró, y la gente, muda mientras todo fue bien estalló, en disgusto o indignación, con razón o sin ella, y de ahí la reacción en nuevas fuerzas, en nuevos intentos de organizar todo esto de manera coherente.
Ahora son cuatro, y tienen que aprender rápido su sitio en el nuevo escenario, so pena de quedar relegados al olvido. Y después de cuatro meses el ciudadano solo pide entendimiento. Cada cuál volverá a votar a su partido afín, pero somos más conscientes que nunca de la necesidad de negociación, de entendimiento, repito, por encima de ciegos intereses o torpes maniobras malabares buscando una mayoría que tardará en llegar. Entendimiento más o menos sincero de todas las formaciones, o de las que estén dispuestas a grandes sacrificios por el bien del país.
El pueblo pide gobierno, al precio que toque pagar. Defender propias ideas y admitir las opuestas, sacrificar cargos y líderes si menester fuera, y entender de una vez por todas que cuando se asume el mando se gobierna para los propios y para los contrarios, a los que hay que saber respetar.
Sea el color que tenga el voto del elector, lo que quiere es una sola cosa: consenso. Cualquier otra cosa sería gamberrada. Y pongo de manifiesto que el ciudadano que decida hablar, antes de dar su inclinación política pedirá acuerdos. Estaremos más interesados en cómo resolver el problema de la gobernabilidad que el resto de problemas que nos urgen. Nos interesa más qué piezas de su programa serán capaces de sacrificar y cuáles admitir de las otras formaciones.
Y para ello hace falta consenso y una actitud de paz dialéctica que hace tiempo no se ve en la arena política. Hago por tanto un llamamiento a los medios de comunicación para que fomenten esta idea de entendimiento. Buscando una formula de encuentro en medios que no se llame debate de ninguna de las maneras, porque de lo que estamos hartos y cansados es la visión ácida de gente supuestamente preparada dándose manotazos verbales a través del televisor o de los medios digitales.
Un encuentro de medios que recoja estas ideas:
– Llamar al encuentro, foro de consenso, no foro de debate. El cansancio del electorado de absurdas acusaciones es manifiesto.
– Pedir a las formaciones políticas que respondan cuál es su postura si tuvieran obligatoriamente que pactar entre sí. Es decir, dado por hecho que habrá pacto, qué son capaces de sacrificar y conceder.
– Evitar en la campaña acusaciones que ya no nos mueven del asiento. Pedimos conocer las ovejas blancas de cada partido y dejar a los medios de seguridad del estado y periodistas que sigan con su trabajo de vigilancia de la democracia, favor que nunca es del todo agradecido.
– Y por supuesto, que hagan el ejercicio democrático de aprender a escuchar al contrario, conocerlo y saber llegar a un acuerdo con él. El país lo necesita.
Es el ruego de un ciudadano muy preocupado por el matiz que toman los nuevos acontecimientos.
Gracias y un saludo. DIARIO Bahía de Cádiz
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