CARTA AL DIRECTOR enviada por: Dr Jesús Salomón Martínez
Escribe un gaditano, médico-psiquiatra de profesión, hijo de paciente y hermano de paciente, y escribe porque cree que en ciertas cuestiones sanitarias, estamos perdiendo el norte, cuando no “la cabeza” (que creo que de eso entiendo un poquito).
Es curioso, como las cosas a veces, se van sucediendo y se llega a la desatención absoluta con la mayor falta de humanidad y respeto hacia la persona doliente y además con la benevolencia y complicidad de un sistema sanitario, que aunque a veces hace “milagros” y en términos generales podríamos decir, que “hace lo que puede”, otras veces genera situaciones que me dan vergüenza no solo como médico, sino como persona y familiar de paciente.
Un día como hoy, una paciente (mi madre), acude a la revisión en consultas externas, puntual a su cita, tras hora y media de espera, se intenta averiguar la tardanza de la atención, suponiendo que algún hecho inesperado ha debido de ocurrir y no hay respuesta alguna, con toda la buena voluntad posible, la auxiliar que atiende pide disculpas, pero “no sabe” contestar por qué “el médico no está” y tras dos horas de desesperación, mi madre vuelve a mi casa, sin ser atendida.
Es decir, para que nos entendamos, una paciente con una lesión crónica cerebral de cierta entidad, no es atendida en su momento, no es citada de nuevo y se marcha a su casa sin que el médico la vea. Nadie se hace cargo.
La consulta en cuestión, era con el Dr Jose Antonio López López, Neurocirujano del Hospital Puerta del Mar, decir que llevaba cinco meses esperando dicha cita (en eso no me meto, los Neurocirujanos “saben más que yo” de esas cosas, son muy listos y saben mucho mucho), pero bueno esa es otra historia.
Lo que de verdad me sorprende, me enfada y me da vergüenza, es que una persona no sea atendida y no se le de respuesta alguna. Lo que de verdad me indigna es la impunidad con que el sistema, desprecia y humilla a los pacientes. Lo que no puedo entender, es que este sistema sanitario (Andalucía imparable señores), no cuente con alternativas a la hora de atender a sus pacientes y no estén “previstos”, estos “imprevistos”.
Por mis circunstancias, vivo el sistema desde los dos lados, paso consulta y voy a consultas, ingreso pacientes y se ingresan mis familiares, realizo historias clínicas y leo historias clínicas, me pongo la bata y me la quito, me siento en la silla del médico y en la silla del acompañante y ¡¡ya está bien!!
Ya está bien, de aguantar lo inaguantable, ya está bien de ocultar situaciones, ya está bien de tener que “arreglar” con buena voluntad la atención de un paciente, ya está bien de trabajar como mulos, para que los gestores (los que mandan) ganen más dinero de productividad a final de año, ya está bien de que la persona pase de sujeto a objeto, ya está bien de tomar decisiones “politizadas” sobre la salud de la gente, ya está bien de hacer la vista gorda, ¡ya está bien!
Desgraciadamente una compañera de trabajo ha padecido una agresión mientras trabajaba en una guardia, y todavía está esperando que el gestor descuelgue el teléfono y le pregunte cómo está, ¡ya está bien, ya está bien de aguantar y estar callado, ya está bien!
Siendo consciente de todos los déficits presupuestarios, de los problemas organizativos, de la escasez de recursos, de la nula incentivación del profesional sanitario, de las problemáticas concretas y personales, de los esfuerzos que realizamos todos (profesionales, usuarios y gestores) por dar la atención de mayor calidad y eficiencia, he de decir que, para ser médico (Neurocirujano por ejemplo), es necesario ser humano, es necesario ser ético, es necesario ser profesional, es necesario tener y mostrar interés, es necesario, además de unos conocimientos técnicos y científicos, tener educación y respeto por tus semejantes, es necesario algo de empatía para poder escuchar lo que te dicen los pacientes, es necesario no refugiarse en lo que uno sabe y trabajar con lo que uno es (esto no se enseña en la facultad de medicina), lo que ocurre, es que creo que algunos compañeros míos, mejor que no se sepan lo que son, por mucho que sepan, ¡¡ya está bien!!
Como dice la copla del primer premio de comparsas de esta año, de don Jesús Bienvenido “ojalá se vean un día tragando hiel y aguantando, listas de espera, listas de espera, listas de espera, mientras de les va la vida”.
Disculpen las molestias. DIARIO Bahía de Cádiz
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