CARTA AL DIRECTOR enviada por: María Ramos Alonso, de Guadalajara
Hola mi nombre es María y soy enfermera veterinaria, sí, como lo oyen enfermera veterinaria, y se preguntarán, ¿pero eso existe? pues efectivamente existimos y hoy escribo estas letras para destacar mi descontento y malestar por el olvido al que nos tienen sometidos por parte de las instituciones públicas y organismos pertinentes. Somos un amplio colectivo dentro del mundo veterinario y trabajamos en dónde podemos y nos dejan sin una titulación oficial.
En el año 2011 se hace referencia a una cualificación profesional en el BOE y desde entonces no se ha vuelto a hablar del tema.
Las instituciones pertinentes no hacen caso, ni si quiera se plantean avanzar en el tema, vivimos en un limbo del que ningún organismo parece tener interés en nuestro futuro, personas muy cualificadas que hacen una labor junto a los veterinarios increíble.
En otros países (Inglaterra, Estados Unidos, Australia, Suecia, Portugal, Finlandia, Dinamarca, Noruega o Chile) existe una formación oficial de Enfermería Veterinaria pero parece ser que en España esto es imposible… Para unas cosas sí somos europeos y ciudadanos del mundo, para otras…
Necesitamos tener un reconocimiento laboral, una preparación homologada y reglada, no entendemos el por qué de este olvido, de esta puesta en la sombra en la que nos obligan a estar. ¿Tan difícil es mostrar un poco de interés?
Vemos impotentes cómo se plantean formaciones profesionales, que por cierto generan un malestar apoteósico en el gremio como es la FP de Tauromaquia para aprobar próximamente mientras nosotros llevamos años esperando salir a la luz y tener por fin la dignidad como gremio que merecemos. Vemos indignados como se nos ignora e intentamos no pensar en tener que irnos fuera de España para trabajar en una profesión que amamos y donde sí se nos reconoce profesionalmente. Es una pena la fuga de profesionales enfermeros veterinarios que deciden irse pudiendo quedarse si tuviéramos la posibilidad de tener nuestra oficialidad.
Solicitamos, pedimos, deseamos e incluso rogamos que se nos tenga en cuenta y se nos dé una pronta solución, mientras tanto tendremos que seguir sin quererlo, siendo el gremio olvidado.
Sí, me llamo María y soy una enfermera veterinaria que no quiere vivir en el olvido… DIARIO Bahía de Cádiz