CARTA AL DIRECTOR enviada por: Horacio Torvisco, de Alcobendas
En general se suele tener una relación con el fracaso conflictiva, cuando es algo que acompaña y configura al humano en determinados momentos de su vida, como una versión más de su realidad. La única forma de no sentir el fracaso es no aspirar o desear algo en la vida, lo cual es aún un fracaso mayor.
Cuando el fracaso asoma en la juventud, momento donde las ilusiones, fantasías y proyectos cobran más fuerza, está mostrando una cara de la realidad porque la vida también va de eso, de sentir la frustración del fracaso. Cuando aprieta en la madurez, los inteligentes lo transforman en sabia experiencia. En la vejez, se suele ver con cierto distanciamiento y comicidad, lo cual muestra que algo sí se ha aprendido de la vida.
Parafraseando a Aristóteles se podría decir que solo los “dioses” y las “bestias” no sienten el aguijonazo del fracaso. DIARIO Bahía de Cádiz