CARTA AL DIRECTOR enviada por: la Mesa de Teatro de Cádiz
Fue en el año 2016 cuando se celebraron las jornadas de Culturas Comunes, la afluencia de personas dedicadas a hacer cultura y las que se alimentan de ella sobrepasó lo previsto por sus convocantes (Ayuntamiento de Cádiz). Nunca un llamamiento de estas características fue respaldado por tantas personas.
Se habló, se discutió, se debatió, se deliberó sobre las carencias culturales de la ciudad y de cómo resolverlas. Toda la ciudadanía allí presente y la nómina cultural de Cádiz unidas en un único objetivo, mejorar la cultura de la ciudad. Esto desembocó en la creación de un Consejo de Cultura en el que estarían representadas las voces políticas con presencia en el consistorio y la ciudadanía.
Por primera vez las personas que leen asisten, escuchan, admiran, sienten y ven cultura podrían tomar decisiones, respaldar otras, cuestionar muchas, presentar proyectos para lograr un consenso en pro del trato, programa y plan estratégico cultural de su ciudad. La realidad fue reducida a una teoría, los Consejos de Cultura cada vez están más espaciados en el tiempo, no hay conexión o no se quiere tener con la ciudadanía, con los y las artistas afectados por los efectos de la indiferencia de la presidencia de este Consejo que ostenta también la concejala de cultura. No fueron pocas las personas que empezaron a denunciar la decadencia de este órgano hace ya tiempo, no son pocas las personas señaladas, con un grito mudo, como exageradas o malas perdedoras por la presidencia de este Consejo que no entiende que todo lo que la ciudadanía hace es aportar para ayudar y sumar sin pedir absolutamente nada a cambio.
La enmienda a este declive fue la celebración de otras Jornadas de Participación Ciudadana este pasado septiembre, jornadas pagadas con dinero de todos, a las que fueron invitadas ponentes de otros puntos del país para iluminarnos sobre cómo era eso de la participación. Jornadas a las que acudieron entre 8 y 12 personas, “todo un éxito de público” ya que no se publicitaron ni puestas en valor por parte de los convocantes y que clausuraban, cada día de estas Jornadas, compañías artísticas que nada tenían que ver con los órganos de participación ciudadana, pese a que estos últimos fueron alentados a presentar sus propuestas por el propio Ayuntamiento. No se entiende que se soliciten dossiers y cachés de artistas para luego no contratarlos a no ser que sea por el mero gozo de poder hacerlo. Lo lógico, lo natural, lo efectivo hubiera sido tratar esto en el próximo Consejo de Cultura, pero aún no se ha celebrado.
Este enorme contraste entre dos escenarios, el institucional, contenido en cuatro paredes, y el ciudadano, aislado por el institucional, definen el presente cultural de Cádiz. Esos concejales “entusiasmados” que rodeaban el patíbulo de la participación ciudadana se disuelven y regresan a sus quehaceres dejando a la ciudadanía en un limbo participativo.
Es por esto que desde la Mesa de Teatro de participación ciudadana de Cádiz hacemos pública nuestra incertidumbre sobre la situación en la que se encuentra el Consejo de Cultura ya que la comunicación con la secretaría y presidencia del mismo es una quimera.
La salud de la cultura de Cádiz está gravemente afectada por ese pasatiempo, pervertido y frivolizado en el que han convertido el Consejo de Cultura que puede estar muerto o no como el gato de Schrödinger. DIARIO Bahía de Cádiz