CARTA AL DIRECTOR enviada por: Martín Martínez Martínez, de Barcelona
El otro día en una conferencia mediocre por su forma y por su contenido, dos personas iniciaron una ovación, y todos los asistentes se sumaron al aplauso. Después de esta inmerecida ovación, pensé en la propagación del fuego, de los virus, y en la propagación en general. Pensé en la propagación de las emociones y en la propagación de los bulos. Las emociones se propagan gracias a las neuronas espejo. Esas neuronas que hacen que nuestro cerebro tienda a imitar a los demás y a sentir lo que ellos sienten.
Los bulos, especialmente los negativos, se propagan con facilidad, porque nuestro cerebro tiende a percibir con más intensidad lo morboso, y lo peligroso.
Podemos pensar que ambas tendencias, imitar y percibir amenazas, forman parte de nuestro instinto de supervivencia. Pues, sobreviven mejor los que se adaptan y los miedosos.
Por una parte, estas dos tendencias son buenas, por lo ya dicho. Y también son malas: la primera porque puede llevar a los grupos humanos a acciones bárbaras. Pensemos en los linchamientos y en las “manadas” y sus crímenes. Y la segunda, por la desinformación derivada. Estoy pensando en este bulo: se está manipulando el clima, Valencia, una víctima de esta manipulación. DIARIO Bahía de Cádiz