CARTA AL DIRECTOR enviada por: Alexia Rodríguez Pequeño, de Vigo
En breve es día del padre o San José. Toca felicitar a los que se llaman José, Pepe. Recorriendo la historia, siempre hubo y hay personas con este nombre: José Bonaparte, José Bono, José Ortega y Gasset, José Mercé, José Andrés, José Mourinho, José Luis Rodríguez Zapatero, José Saramago…
Pero quiero hablar de un hombre que también se llama José. Es una persona con edad, con talante para vestir con protocolo: pantalón de tergal, camisa de bolsillo en la pechera, camiseta interior que muchos caballeros ponen, cinturón y sin olvidar algo imprescindible esa gorra inglesa de lana. Todo ello me trae una imagen a la mente, la tuya abuelo.
La de un gran hombre que ha trabajado duro en esta vida. Siempre con tus cosas, preocupado por tener todo al día, buscando la forma de arreglar tus frutales, realizar injertos, plantar algún nuevo árbol que te parezca adecuado para tu jardín. Entretenido con tus hobbies, leyendo la prensa y que nunca falte en tu lista de cabecera ese periódico que lleva editándose desde 1853, siendo considerado el periódico decano de la prensa española.
Tengo que reconocer que es un lujo verte hacer de todo, aunque siempre digamos que no hagas nada. Acabas haciendo lo que consideras apropiado según tu criterio. Me quedo con tus palabras: “Dejarme estar entretenido que sigo siendo un jovenzuelo, lo único viejo es la ropa, no mi edad”.
En breve llega primavera, comenzarán a florecer los frutales, el jardín parecerá un bosque encantado, lleno de vida, color, felicidad, alegría… semeja la floración de los almendros, pero es el jardín de los abuelos. Todo es vida, una gama de colores increíbles delante de tus ojos por unas semanas.
Me has enseñado amar los árboles, al ver el mimo y cariño que les procesas. Que nadie te talase nada hasta que tú lo considerases, siempre pendiente o haciendo nuevos injertos, experimentos que han salido simpáticos y entre esas ideas, andaba siempre una de tus nietas metida. La que hoy día sabe cosas que yo no entiendo, pero le enseñaste y todo eso lo ha heredado ella. Hoy echo en falta no verte hacerlo.
Cierto que los árboles perdurarán, pero me faltas tú. La primavera llegará y será raro no estar sentados en el jardín juntos. Pero aprenderé amar esos momentos contigo, al saber, que en cada floración estarás ahí a mi lado, viendo como el viento va arrancando las hojas y se van cayendo al suelo. La primavera seguirá su curso un año más. Abuelo José, gracias por enseñarme amar esos momentos contigo. Te queremos abuelo José. DIARIO Bahía de Cádiz