CARTA AL DIRECTOR enviada por: Martín Martínez Martínez, de Barcelona
Hace unos días leí o escuché, más o menos lo siguiente: “Un anciano no ha de ser demasiado amable. Si lo es, dirán que chochea. No ha de participar mucho en las conversaciones. Si participa mucho, lo rechazarán por entrometido. No ha de tener planes a largo plazo y si los tiene no ha de exhibirse. Si lo hace, pensarán que es un iluso, o que el deterioro lo ha desinhibido”.
Después he pensado en ello, bastante, porque estoy en esa edad, en la que la lucha se contempla poco y el acomodo o adaptación, se convierte en la única opción.
Todo ello me ha llevado a dos reflexiones relacionadas con este gandulear obligado, vinculado a la vejez, o a determinadas estructuras:
1- Tus hijos, te dejan a sus hijos, pero, esperan que no te metas, si no te llaman. Y que no cuestiones sus decisiones.
2- En algunos ámbitos del sector público esperan que te impliques poco, esperan que sepas “abuelear” o gandulejar. DIARIO Bahía de Cádiz