CARTA AL DIRECTOR enviada por: Horacio Torvisco, de Alcobendas
Se entiende por determinismo, someramente, algo que ocurre por encima de la voluntad humana y además es inevitable que pase, siempre y en todo lugar. Hechos ocurridos recientemente, con implicación directa de conocidos creadores de opinión, han sido la señal definitiva que muestra que el ecosistema mediático español, a pesar de la profesionalidad mostrada por no pocos periodistas, está claramente dañado.
La ciudadanía cada vez concede menos credibilidad a los medios en general, asunto este que forma parte del juego de la mentira mediática del “todos los periodistas son iguales” craso y monumental error. Cada vez se observa con más inquietud un “hooliganismo” desaforado instalado en demasiados medios.
La divulgación pública reciente de unos audios por un delincuente habitual junto con personas “respetables” de ciertos medios, ha sorprendido por la crudeza en cómo se muestra la putrefacta cara de esos “respetables” medios. Argüir, como ha hecho una de esas personas “respetables” que él nunca publicaría algo sabiendo que es falso, muchos siempre hemos pensado que los medios cuando publican algo se cercioran de su veracidad y no por lo que diga un “amiguete”, ha sido todo un ejercicio de cínica corrupción informativa.
La enfermedad tóxica por la que atraviesa el periodismo tiene unos culpables claros en la cabeza de los consejos de administración de las grandes plataformas mediáticas, que persiguen fundamentalmente dos objetivos: ganar dinero como sea y atacar a aquellos que les cuestionan en su poder omnímodo. Para ello disponen de dos herramientas básicas, la precariedad laboral en la que está sumida la profesión en general, y la de tener a su servicio a un selecto grupo de mercenarios que sin ningún pudor extienden la mentira y la difamación a cambio de una buena recompensa.
Un debate que está cobrando fuerza entre la sociedad es el de ¿hasta dónde se puede o se debe permitir la mentira y la difamación en aras de la sacrosanta libertad de expresión? ¿Por qué la verdad informativa y la honestidad en las opiniones, cada uno desde su punto de vista, tienen siempre un rango inferior al anterior? No sé si el periodismo tiene un comportamiento determinista en su actividad, pero si lo tuviese, sería preferible que lo fuese buscando la verdad y no la mentira y la difamación. DIARIO Bahía de Cádiz