CARTA AL DIRECTOR enviada por: Consuelo Lorenzo (concejala del PP en El Puerto)
La cortesía obligaría a encabezar una carta dirigida al alcalde de mi ciudad como “Estimado Sr.”, sin embargo, muy lamentablemente, después de lo visto en el último pleno ordinario municipal, no me puedo dirigir a ti con estima y, mucho menos, como Sr. puesto que has perdido esa categoría. Hacerlo, aunque fuera sólo por cortesía, sería un acto de hipocresía.
En el pasado pleno ordinario de octubre, tuviste una magnífica oportunidad para cumplir tu palabra y retractarte de las acusaciones falsas que vertiste sobre los anteriores consejeros delegados de las empresas municipales, entre los que me encuentro. Con un sencillo gesto de disculpas hubieras cumplido, más de un año después, con tu palabra dada en el pleno ordinario de septiembre de 2015; pero hubieras cumplido. Sin embargo, tristemente para la ciudad que representas, callaste y quedó en evidencia ante todos que no eres una persona de honor, quedó muy claro que no tienes palabra. A las actas de los plenos citados, ambas en el apartado de ruegos, me remito.
He de confesar que, cuando recurriste a una mentira tan burda para intentar “justificar” el cambio radical que dabas sobre los sueldos de los consejeros delegados (pasando de prometer su supresión -mientras estabas en la oposición- a aumentar su cuantía -una vez alcanzado el gobierno local-), llegué a pensar, ingenuamente, que te habían informado mal o que habías malinterpretado los datos que te hubieran facilitado. Es decir, no llegué a imaginar el grado de malicia que escondía la acusación, por lo fácil que resultaba desmontar tu mentira. Y también he de confesar que yo creí en tu palabra cuando te comprometiste públicamente a disculparte, si un informe del Secretario del Ayuntamiento, pedido expresamente por ti a tal efecto, concluía que efectivamente se había pagado a Hacienda y a la Seguridad Social. Tengo por costumbre confiar en la gente porque, gracias a Dios, siempre he estado rodeada de buenas personas y han sido pocas las decepciones que me he llevado en ese sentido.
Sin embargo, hoy, vista tu actitud mezquina con este asunto durante todo el año que ha tardado el Secretario en emitir el informe que te aclara que se cumplía con las obligaciones fiscales y de Seguridad Social, visto tu silencio una vez probado que acusaste en falso, es más, probado según tus propias condiciones (la del informe del Secretario, porque esos pagos están plenamente documentados desde el primer día en las nóminas, los certificados de retenciones y los informes de bases de cotización y cuotas abonadas), queda constatado que tu mentira fue claramente intencionada y doble, no hubo lapsus ni error ninguno, y, lo que es aún peor, resulta evidente que no tienes palabra. Mentiste al acusar en falso y volviste a mentir al decir que te retractarías a la vista del Informe del Secretario y todo ello para tratar de ocultar tu engaño a los ciudadanos con las empresas municipales. El traje a medida que planeabas, al final, te salió mal y nos lleva a una conclusión demoledora: Tu palabra no tiene ningún valor.
Te requerí tan sólo una disculpa pública, puesto que pública había sido tu difamación, muy poca cosa para la gravedad de tu conducta, pero no quise judicializar este asunto y que después le cargaras las costas al Ayuntamiento, escudándote en tu condición de alcalde. La disculpa comprometida por ti, a día de hoy no ha llegado. Oportunidades
has tenido, pero es evidente que no piensas, ni pensabas, cumplir tu compromiso. No estaría de más, que te leyeras el artículo 3.3 del Reglamento Orgánico del Excmo. Ayuntamiento que presides y que tanto te gusta “cumplir” en los plenos. Aunque sería nuevamente en vano, puesto que tú desconoces todos los valores que en él se citan como rectores de las relaciones entre los miembros de la Corporación, tales como lealtad, respeto, responsabilidad u objetividad. Personas como tú son las que envilecen la vida pública, pervirtiendo el arte de la política, degradando la imagen de las instituciones que deben representar con honestidad. Nuevamente a las actas de los plenos me remito, yo no hablo sin argumentos.
No volveré a insistir más sobre este asunto, como dice el refrán, no se le pueden pedir peras al olmo. Ahora bien, tampoco volveré a confiar en tu palabra, tal y como coinciden tus socios de gobierno, tanto actuales como pasados, no eres de fiar. Resultó patético en el mismo pleno, ante la despedida de la Sra. Marta Rodríguez, justo después de haberte callado cobardemente en el ruego donde te reclamaba inútilmente que cumplieras con la rectificación comprometida, oírte hablar de que los límites en la política están en las personas. Tu conducta demuestra que tu ambición no tiene límites, que las personas no te importan y que tu palabra no tiene valor ninguno, un cóctel muy peligroso para alguien que, por desgracia, dirige y representa nuestra ciudad. DIARIO Bahía de Cádiz
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