CARTA AL DIRECTOR enviada por: Fermín Ángel García Perlacia, de Sevilla
Aunque no soy sanluqueño de nacimiento, llevo viviendo de forma esporádica en mi pueblo, como yo le llamo, hace más de cuarenta años y sufro con las cosas que no se hacen bien.
La semana pasada y como viene ocurriendo desde hace varios años, el comunicador Carlos Herrera, realizó el último programa de la temporada de su matinal, desde una de las bodegas más señeras de esta ciudad, desde donde durante varias horas, se habló de las excelencias de esta bonita ciudad gaditana.
Carlos está constantemente hablando en su programa, que goza de una audiencia millonaria de oyentes, de Sanlúcar de Barrameda, de Bajo de Guía, del Coto, del Barrio Alto, de las deliciosas recetas marineras, de los bares y restaurantes de la ciudad.
Siendo alcalde Juan Rodríguez Romero, por acuerdo de un pleno de 29 de junio de 2001, se le nombre Hijo Adoptivo de la Villa y se coloca un monumento, al final de la Calzada del Ejercito, en la acera de la derecha, en un lugar manifiestamente mejorable, recordando dicho nombramiento.
Desde hace años, de dicho monumento solo queda la estructura, habiendo desaparecido la figura en metal de un perfil de Carlos Herrera Crusset; la inscripción, al haberse perdido el fondo del texto, es ilegible, están desapareciendo lozas del granito que la recubre y es tal el grado de abandono, que el que no sepa de qué se trata, hoy día puede confundirlo con un registro de Sevillana-Endesa. Para más inri, han colocado unos contenedores de basura delante de la acera, que impiden la poca visibilidad que tenía desde el Paseo de la Calzada.
El embajador más grande que tiene Sanlúcar, no se merece esta dejadez.
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