CARTA AL DIRECTOR enviada por: Antonio Macías Herrera
Aquellos ojos que estaban a punto de cerrarse, reflejaron un túnel oscuro, con una luz al final. Fue duro parar por él. Todo era nuevo, Y allí esperaban los seres que más le querían. Brotó a la vida, recibiendo un tortazo en el culo, como augurio de los golpes de la vida, hasta hacerle llorar, como la vida misma. Con las manos apretadas, como profecía que llegaba a una lucha. Con la piel arrugada, presentimiento la vejez.
Aquellos ojos, reflejaron los primeros pasos, en los que todos le aplaudían, en lo que estaba rodeado de personas pendiente a él. Reflejaron a su padre y a su madre, a sus hermanos, a una mesa llena de personas, que eran su familia, y eras importante para ellos.
Aquellos ojos reflejaron, como sin saber, volando tras mariposas en el estómago, buscando al amor de tu vida.
Reflejaron como me casaba, y como llegaron los hijos que llenaron el hogar, dándole todo el amor.
Como era duro trabajar ,y como tras llegar a casa, y ser abrazados por ellos ,cogía de nuevo fuerza para encarar una nueva jornada, en la que dejabas la vida, para ver crecer aquellos locos bajitos , que se parecían a él, por los que eras capaz de dar la vida.
Aquellos ojos, reflejaban el llanto del día que su esposa le dijo, que las mariposas habían volado, y que como ellas, tenía que volar del hogar, pues las mariposas se apagaron.
Reflejaban, como tras esas mariposas apagadas, sus hijos también lo olvidaron.
Reflejaban, como fue acogido de nuevo por sus padres, los que partieron del mundo uno tras otro en poco tiempo, quedando en la soledad.
Reflejaban, como vasos, tras vasos para apagar las penas, apago su vida. Ya sin trabajo, pues la falta de ilusión lo inmovilizo, pues no tenía sentido. Ambulo por las esquinas de las calles, casi sin pedir, refugiado en un cartón llevo de agua del olvido.
Solo, entre la arena y una manta, donde podía escuchar el romper de las olas, alumbrado a destiempo por la luz de un faro, cerró sus ojos.
Ojos que reflejaron un túnel, con una luz al fondo, donde de nuevo allí esperaban los seres que más le querían, su padre y su madre, y todos los que en algún momento despidió en la vida. Y Brotó a la vida.
Amanece un día, y el cuerpo de un hombre aparece sin vida entre las arenas y una manta descubierta bajo un viejo balneario. Y escrito en el cartón del agua del olvido, se leía. Vive, pues no estas exento, de que tus ojos un día, reflejen lo que reflejaron los míos. DIARIO Bahía de Cádiz
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