CARTA AL DIRECTOR enviada por: Elisa Muriel Rosales, de San Fernando
Ante todo pedir disculpas por mi forma de expresarme. Soy una mujer de 42 años, divorciada y con un hijo de 12 años, durante más de 18 años he estado trabajando de vigilante en un conocido centro comercial. Siempre estuve muy bien mirada en mi trabajo. Me costó mucho que me valorarán ya que en ese mundillo aun sigue habiendo mucho machismo y las mujeres que se meten en el se tienen que esforzar el doble si quieren que se las consideren o se las tengan en cuenta, pero lo conseguí.
Lo conseguí hasta que entró un nuevo jefe de equipo y un nuevo jefe de seguridad. Tanto el uno como el otro, son nulos en este trabajo, el primero por falta de experiencia como jefe de equipo y trabajo en centros comerciales y el segundo por dejadez y falta de experiencia ya que este hombre lo que era es jefe de mantenimiento y lo pusieron en ese puesto porque hicieron recortes, así que delegó todo en el inútil del jefe de equipo.
Ahí empezó mi calvario. Al ser el jefe de equipo una persona incompetente y sin la menor idea de seguridad en un centro comercial, metía la pata constantemente y quería que hiciéramos funciones que no nos correspondían, como acarrear carros de la compra, atender la centralita, recoger curriculums, atender a proveedores, etc., lo cual nos llevaba a desatender las funciones propiamente dicha de la vigilancia.
A parte de eso, no tenía ningún criterio a la hora de denunciar a alguien cuando lo veíamos hurtando o robando, en el caso de que la que hurtara fuera una mujer, lo que se valoraba muchas veces para denunciar era hablando vulgarmente es si estaba buena o no, si era mona, no se denunciaba y se dejaba pagarlo, si era fea se denunciaba.
También nos exigía que falseáramos documentos y controles de seguridad que se hacían diariamente para comprobar que los artículos expuestos en la tienda estaban debidamente protegidos: de proteger los artículos se encargaban los dependientes y sus correspondientes jefes de departamento, como no lo hacían y el jefe de seguridad no se lo exigía, nosotros teníamos que hacer constar en los controles que estaba todo en regla, a lo que yo me negaba rotundamente ya que cada cierto tiempo hacía una auditoria un jefe superior de la empresa a esos documentos y si yo ponía que estaban protegidos los artículos sin estarlo y luego los hurtaban, la responsabilidad iba a ser mía.
También teníamos que dejar entrar a trabajar a empleados de empresas externas sin la correspondiente documentación, o por lo menos eso quería que hiciéramos, con el posterior riesgo de que a ese trabajador luego sufriera algún tipo de accidente laboral y asumir nosotros la responsabilidad por haberlo dejado entrar. Yo me negaba a esto.
Como este tipo de cosas, nos obligaban a hacer muchísimas más. Al negarme, empezó el acoso, empezó a decir que yo no trabajaba bien, que chillaba a los clientes, que bajaba mi rendimiento, que me negaba a hacer ciertos turnos, le daba la vuelta a situaciones para hacerme quedar de inepta, me ponía en contra de mis compañeros y del jefe de seguridad, me amenazaba diciendo que me iba a echar, que lo iba a conseguir y que el que se iba a quedar allí era él.
Necesito más espacio para terminar de contar todo… DIARIO Bahía de Cádiz
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