CARTA AL DIRECTOR enviada por: Ana, de Palma de Mallorca
… No me canso de pensarte,
de sentir que aunque no estés, estás…
De pasear a tu lado por tu mundo o el mío, no se muy bien si me piensas o te pienso, si nos vemos en mi recuerdo o en el tuyo, si tu mundo es el mío o es el mío el que forma parte del tuyo. De lo que estoy segura es que estás, en mis ojos, en mis cosas cotidianas, en cada uno de mis pasos, que no me canso de escribirte y que nunca morirán las cartas al cielo, que tu recuerdo no dejará de bailar con mis letras y que cada día del padre serás pensado por toda nuestra gente querida y juntos lograremos acortar las distancias para sentir que aunque no estés, estás…
No me canso de vivir de tu recuerdo, el único puente que me une a ti y me devuelve un pedazo de vida a tu lado, un ayer de charcos, de reflejos felices, de sueños llenos de barro, de saltos y de brillos en tu mirada al contemplarme.
Recuerdo tiempos de infancia donde los días se vestían de carcajadas, paisajes que veía reflejados en tu mirada descubriéndome el mejor de los mundos, días de juegos y risas, donde volar a tus brazos era el mejor de mis destinos. Tiempo sin penas donde la niñez se ponía el mejor de sus vestidos y la inocencia cantaba sonrisas que parecían eternas.
Tu adiós fue un tiro al alma, un salto al vacío que me hizo saltar en mil pedazos y tomar conciencia de la fragilidad de la vida, de este gran teatro que nos mueve como marionetas y nos pone frente a frente, con la mirada del tiempo ,para recordarnos que andamos de paso, que el viaje es bonito, el mejor de todos los viajes, pero que no es eterno.
Somos almas en travesía, el viaje no se detiene, sigue su curso sin casi importar quien se baja o quien se sube, infinidad de caminos y de almas que se cruzan y nos hacen estar a merced del gran teatro de la vida. El viaje nos deleita con paisajes, emociones, caminos y sensaciones maravillosas y sólo nos pide vivir…
Mi padre querido, un año más mis letras te imaginan, te piensan y se visten de gala para gritarle al mundo que tus huellas son imborrables, que te sigo sintiendo como parte de este viaje y que de nuevo este día del padre será cómplice de una nueva cita entre nosotros a través de mis líneas.
No dudes en sentirte protagonista de este día, disfruta desde allí del inmenso cariño que los tuyos te regalan y no dejes de estar orgulloso de tu labor como padre, porque ha sido, es y será ejemplar y única para el fin de los tiempos.
Tu partida se ha convertido con el tiempo en una invitación continua a vivir sin medida, a no dejar cosas para mañana, a perdonar rápido, a no guardarme los te quieros para más tarde y a no olvidar que estamos de paso, que la mirada del tiempo nos regala horizontes nuevos cada día y nos despierta a ese balcón con vistas al sol y a la vida más absoluta.
Tu adiós ha colocado el cielo entre mis manos, lo siento como algo que me pertenece, es como un pequeño refugio, donde cada día aprendo a vivir con “la presencia de la ausencia” y donde he descubierto que en cualquier mundo se puede hacer una pequeña puerta, lanzar un puente de huellas imborrable y lograr ser inmunes al paso del tiempo. Tu cielo es un hogar para mis recuerdos y tu ausencia me despierta cada día el tiempo que a veces se me duerme y me invita a vivir con ganas.
Me encantaría darle vida a tus abrazos y poder llenarlos de calor y que la música de mis emociones pudiera regalarte un baile al compás de tu sonrisa. Hoy te pienso con todos mis sentidos y a pesar de tanta distancia de tu mundo y el mío, puedo reconocer tu cariño en mis heridas, tu ausencia en el florecer de los almendros y tu sonrisa infinita que me acompaña en cada paso…
Ojalá pudiera escuchar tu risa para guardarla y dejarla sonar cuando el silencio me atrapa y así seguir sintiendo siempre que aunque no estés, estás…
… Tu recuerdo sabe a casa, a hogar
a huellas imborrables y a besos al cielo…
Feliz día del padre. Nunca olvides que te quiero. DIARIO Bahía de Cádiz