CARTA AL DIRECTOR enviada por: Juan Cejudo, de Cádiz
(Es continuación de una anterior carta, ‘Habla una víctima’). Mis reivindicaciones a las distintas entidades locales, autonómicas y estatal. En primer lugar, a la Marina.
Con las últimas investigaciones de José A. Aparicio que ha publicado en sus libros, queda meridianamente claro que la Marina tuvo una responsabilidad determinante, después del informe que los altos mandos encargaron al comandante Bescós y que éste en su informe final lo diría con toda claridad:
“Estas consideraciones mueven al Jefe que suscribe a aconsejar el urgentísimo traslado del depósito de Defensas Submarinas que, en caso de voladura, originaría una catástrofe de carácter nacional. Mientras subsista, debe extremarse la vigilancia militar y naturalmente la técnica, dando las órdenes oportunas” (José A. Aparicio, ‘El amanecer de un Cádiz desolado’).
Este importantísimo informe de Bescós no fue tenido en cuenta en la Instrucción Judicial que se abrió, primero por lo civil, que tuvo que inhibirse y después por parte de la Marina que llevó la instrucción y que se encargó de juzgarse a sí misma. ¡Perfecto!
Por eso Aparicio ha titulado su último libro: ‘Una catástrofe anunciada’.
También ha quedado demostrado que, cuando se llegaron a Cádiz las bombas alemanas, cargadas con algodón pólvora, no se cumplieron los protocolos obligatorios para recepcionarlas, sino que se almacenaron directamente, sin más.
La Marina debe pedir perdón a las víctimas y a la ciudad de Cádiz asumiendo ya de una vez su responsabilidad y actuar en consecuencia, indemnizando a las víctimas aunque hayan pasado 75 años y compensando a la ciudad de Cádiz por su responsabilidad en aquellos gravísimos hechos que ocasionaron 150 muertos, entre 5.000 y 10.000 heridos y centenares y centenares de casas destruidas.
Lo menos que debe hacer la Marina es ceder a la ciudad las instalaciones -al menos de modo parcial- del actual Instituto Hidrográfico, para que allí vaya la exposición permanente de la explosión, que hoy está de modo provisional en el Castillo de Santa Catalina.
Igualmente, debe colaborar económicamente con el Ayuntamiento para la construcción del nuevo Mausoleo que se edifique en honor a las víctimas. Un mausoleo que debe ser amplio y digno, donde queden expuestos de forma permanente todos los nombres y apellidos de las 150 víctimas, junto con la edad de cada una de ellas.
Los nombres y apellidos de esas 150 víctimas no deben quedar en el olvido ni limitarse sólo a una lectura de todos ellos, una vez al año, en el acto que se celebra cada 18 de julio en la plaza San Severiano.
No podemos olvidar nunca que la explosión de Cádiz ha sido una de las mayores tragedias ocurridas en España en los últimos 100 años.
Así mismo la Marina debe desclasificar por completo los archivos secretos que se encuentran en Madrid y San Fernando, permitiendo a los investigadores que puedan seguir descubriendo todos los detalles relacionados con aquella tragedia que ha marcado la historia de nuestra ciudad. ¿Por qué los mantiene en secreto después de 75 años? ¿Qué teme?
El que habla se quedó sin padre cuando tenía seis años por culpa de aquella terrible tragedia que debió de ser evitada.
Creo que nunca es tarde para seguir demandando justicia, perdón y reparación en la medida de lo posible. Nunca, el silencio como respuesta.
En segundo lugar, mis reivindicaciones al Ayuntamiento de Cádiz.
Antes de nada, empiezo reconociendo lo que los últimos ayuntamientos de Cádiz han venido haciendo en relación con el recuerdo de la explosión y sus víctimas. Seguir reivindicando por mi parte no quiere decir que no reconozca lo que se ha venido haciendo estos últimos años: el acto conmemorativo en recuerdo de las víctimas en San Severiano, la colocación del pequeño monolito, aunque sea pequeño, las visitas guiadas al lugar de la explosión explicadas por José A. Aparicio, las distintas charlas conmemorativas que se han dado estos últimos años, la proyección del documental del Canal Sur y especialmente el poder disponer en el Castillo de Santa Catalina de esa importante exposición permanente tan necesaria.
Justo decir que estas novedosas e importantes iniciativas se han llevado a cabo gracias a la presión de un grupo importante de ciudadanos (especialmente investigadores, periodistas, escritores, juristas) quienes, sobre todo, gracias al primer libro que aparece sobre la explosión de José A. Aparicio, suponen un impulso y un acicate para que el Ayuntamiento reaccione y colabore en apoyar estas iniciativas.
Pero dicho esto, debo decir que debe hacer mucho más de lo que viene haciendo. La misma conmemoración de este 75 aniversario me ha parecido muy pobre. Sólo se han reforzado las visitas guiadas a la exposición permanente del 15 al 18 de agosto y organizado el acto homenaje a la víctima como siempre el 18 de agosto. Pero nada más.
Este año no ha habido visitas guiadas al lugar de la explosión como años anteriores, el acto homenaje a las víctimas ha vuelto a ponerse como tiempos atrás por la mañana a las 11, en vez de a las 9.45 de la noche, como se hizo en otros años. No se ha organizado ningún otro acto.
Se podría haber podido proyectar de nuevo el documental último de Canal Sur sobre la explosión que fue todo un éxito cuando se proyectó, con lleno absoluto y que dejó a mucha gente sin poder verla, o se podía haber organizado una charla, aprovechando la publicación reciente del último libro ‘Una catástrofe anunciada’ y organizar como años anteriores la visita guiada y poner por la noche el homenaje a las víctimas… Y seguramente otras importantes iniciativas que, con meses de anticipación, se podían haber previsto y organizado para dar realce a este 75 aniversario.
Además, el Ayuntamiento debería presionar a la Marina para que asuma su responsabilidad en la tragedia; para que los archivos de Madrid y San Fernando sobre la explosión dejen de ser secretos; y debería tomar un papel protagonista para implicar a las administraciones provinciales, autonómicas y estatales en solucionar lo que estamos diciendo.
En tercer lugar, a la Diputación, la Junta de Andalucía y el Estado español.
A la Diputación de Cádiz: entiendo que la tragedia acaecida en agosto del 1947 en la ciudad lo fue en territorio de la provincia. La Diputación no se puede inhibir a la hora de exigir responsabilidades a la Marina y subsidiariamente al Estado español para que asuman las responsabilidades de la tragedia y hagan lo que debieron de hacer hace 75 años: indemnizar a las víctimas y compensar a la ciudad de Cádiz de todos los daños sufridos. Ya sé que no me va a hacer ningún caso porque aquí no hay electoralismo ni votos en juego. Pero sí es algo de conciencia y de justicia que debería hacer.
A la Junta de Andalucía: debería tomar conciencia que la tragedia ocurrida en Cádiz hace 75 años ha sido posiblemente la más importante ocurrida en Andalucía en los últimos 100 años. Cádiz es una ciudad andaluza. La Junta, junto con el Ayuntamiento y la Diputación debería apoyar las reivindicaciones que venimos comentando, haciendo valer todos sus recursos políticos para conseguir que la Marina y el Estado Español asuman su responsabilidad. No debe cruzarse de brazos -que es lo más fácil- y no hacer nada, mirando para otro lado. Debe también colaborar en los gastos que se originen para poner en marcha las nuevas instalaciones en el Instituto Hidrográfico y la construcción del nuevo Mausoleo de las víctimas, así como de la puesta en marcha de la nueva exposición permanente. E influir en Madrid para la desclasificación de los actuales archivos secretos. Sus gestiones políticas ante La Marina y el Gobierno español serían fundamentales para conseguir estas demandas.
Al Estado: aunque la responsabilidad de la tragedia fue de la Marina y ya hemos expuesto lo que debería hacer para compensar a las víctimas y a la ciudad, el último responsable en mi opinión, aunque no soy jurista, es el Estado español.
Ayuntamiento, Diputación y Junta deberían formar una comisión mixta que se viera con carácter periódico para ir trabajando en conseguir estas demandas, deben tomar iniciativas ante el Ministerio de Defensa o en su defecto ante el presidente del Gobierno, para que tomen conciencia de todo lo que venimos diciendo y, en caso que la Marina no haga nada, el Estado asuma su papel decisivo para hacer justicia a las víctimas y a la ciudad de Cádiz, aunque hayan pasado 75 años.
Porque hoy tenemos certezas sobre quién fue responsable de aquella terrible tragedia que no teníamos años antes, gracias sobre todo, a las investigaciones conseguidas por José A. Aparicio, como ha quedado más que demostrado en sus tres libros.
Creo que debe ser el Ayuntamiento de Cádiz quien mueva a las demás entidades para conseguir las demandas planteadas.
Soy consciente que mis palabras caerán en saco roto, sé que estoy predicando en el desierto, pero debo decir, como víctima que perdió a su padre en la explosión, lo que pienso y lo que en justicia debería hacerse.
Mi voz no es la voz de todas las víctimas, pero sí es la voz de una de ellas que aunque hayan pasado 75 años nunca olvidará aquel 18 de agosto de 1947. Porque esto también es memoria histórica y no podemos olvidarlo. DIARIO Bahía de Cádiz