Ana, Alejandra, Tere y Rocío se subieron en la tarde noche del sábado al tablao de la plaza de San Antonio para ‘abrir’ el Carnaval de Cádiz, que desde el jueves es oficial y desde este fin de semana ha tomado las calles de la ciudad, tras el mes de precalentamiento en el Gran Teatro Falla, y su concurso de agrupaciones.
Las Niñas de Cádiz, compañía teatral formada por Ana, Alejandra y Rocío López Segovia y Teresa Quintero, pregoneras de la fiesta en este 2018, se plantaron ante gaditanos y visitantes, ambientadas en la antigua Roma, como las Puellae Gaditanae, un grupo famoso en la antigua Gades por sus canciones picarescas, que debieron buscarse la vida en la capital del Imperio, “de lo que se deduce que ya por entonces este rincón del Atlántico era famoso por su arte”. Un pregón callejero y reivindicativo, flamenco y teatral, en el que la mujer comparte protagonismo con un deseo de que nadie tenga que dejar su casa y los suyos por trabajo, por hambre, por guerras.
Un arranque formal de la fiesta (por la mañana se desarrollaba el pregón infantil en la plaza Ingeniero la Cierva, a cargo de Paula García Rodríguez y Borja Ruiz Rocha), en el que Ana, Alejandra, Tere y Rocío han contado para relatar su historia con la colaboración de Koki Sánchez, Manolo Padilla, Quique Miranda, Adela del Moral y su minicoro (formado por Carmen Jiménez Barea, María del Moral, Laura Rivero, Cristina Hermida, Carmen Barea, Rocío Hermida, Arancha Gómez y Vanessa Muñoz). Y con las actuaciones flamencas de Rosario Toledo, Ana Salazar y Lucía Ruibal (bailaoras); Ana Polanco, Encarna Anillo y Carmen de la Jara (cantaoras) y Óscar Lago (guitarrista). Como músicos del acto, Javier Galiana (al piano) y Javier Ballesteros (a la percusión).
“AQUÍ CANTA EL HOMBRE, TAMBIÉN LA MUJER / Y AL QUE NO LE GUSTE LO SIENTO POR ÉL”
“Quiso Zeus con su poder / fundir mijitas de freidor / piedra ostionera y huevo candié. / Y al cumplir su voluntad / en la tierra de Gades nací / como la mojarra en el mar. / Donde mis primeros pasos di / donde mis primeras palabras aprendí (…) ¿Por qué me alejo, Gades, de ti? / ¿Por qué me tengo que ir a actuar? / Cuando me marcho de aquí / se me reseca to la nariz / y me hacen to los rizos “así”. / Na más pasando ya de Jerez / yo es que me asfixio lo mismito que un pez / ¿quién me iba a decir que yo iba a echar / de menos esta humedad?”. Con estos versos se presentan en escena estas bailarinas que se movían sensualmente al son de sus crótalos, mientras entonaban canciones picarescas. Para muchos, estas artistas son el referente más antiguo del flamenco.
A partir de ahí se relata la historia de estas Puellae Gaditanae, con mucho de autobiografía por el camino, y no falta un homenaje a Manolo Cornejo en ‘Una chirigota con clase’: “vamos a declinar. / Ablativo de quilla quillae con el genitivo y el acusativo / conjuga cogito en imperativo, con el gerundivo y la morterá. (…) Mumaíta, que en la escuela me pongo malita / me tiene manía la señorita. / ¡Que no quiero, no quiero estudiar! / ¡Que a mí lo que me gusta es bailar!”, y de una clase a otra, a la de baile flamenco, pero andan más perdidas que el barco de arroz… “está claro que bailando / No nos vamos a comer ná. / Habrá que pensar otra cosa… / Quilla, podemos cantar. / Así, con nuestro rollito / con un baile picarón / echando poca vergüenza /triunfamos del tirón”.
Finalmente, optan por una academia para aprender a cantar tangos y cuplés, con Adela del Moral como profesora… “aquí canta el hombre, también la mujer / y al que no le guste lo siento por él. / Chiquillas, no puedo más / con ustedes no hay manera, / ahí tenéis, el graduado / y que sea lo que Zeus quiera”.
Y con sus diplomas, comenzaron a salirle los primeros contratitos, “que no hay fiesta que se precie / del Pópulo a la Caleta /donde una puella de Gades / no la líe con sus letras (…) Gustábamos mucho en Gades / traíamos a to el mundo loco / ¡qué graciosas, huy, qué ange…! / pero de parneses, poco… Emprendimos rumbo a Roma / para buscar un trabajo / dispuestas a comernos el mundo… / o a comernos un carajo”. Y maleta en mano, llegaron a pedir faena en el ‘Tabladus El Gaditanum’, con Manolo Padilla como dueño: “si quereicurrelati / aquí nunca va a faltar / fideo con caballati. / Trabajati tutti noche / prohibido escaqueati / descansati los domingui / paganini en negrati”.
Y llega la primera actuación en la capital romana… “qué pedazo de público sois. Nosotras siempre lo decimos. Como el público del Trastévere, ninguno”, junto a unos cupletitos con poca vergüenza… “el insulto al sevillano se está perdiendo y es una pena / yo he escuchado en el Falla un pasodoble a la Macarena. / Somos carajotes, todo es tan absurdo / ellos se quedan lo mejor y nosotros a cambio / va y nos quedamos al Antonio Burgos”. Hay trabajo pero no prosperidad, de momento, “total, que estamos currando / con unas fatigas grandes / pa poder ir de vacaciones / a donde vivíamos antes (…) Quilla, no hay suficiente / y mañana a más tardar / hay que ir a pagar la luz / o nos la van a cortar. ¡Pepe Blas, Pepe Blas! / ¡¡¡Firma ya el bono social!!!”.
Hasta que sale un “contratini” en el mismo Coliseo… “¿alguna ha cantado alguna vez delante de tanta gente? / Yo canté contigo en la escalera de Correos. Con una tajá horrorosa. / Yo canté en Capuchinos con mi amiga Anita. / Yo canté en la peña de los Pitirolos. / No sabemos a qué nos enfrentamos, pero si permanecemos juntas, a lo mejor no nos echan el telón…”.
Triunfan, contratadas para más actuaciones pero… “la semana de carnavali en Gades, y nosotras guasnajatipicabilleti pa Gades / ¿Pues qué vamos a hacer? Habrá que aguantarse. El trabajo es el trabajo (…) A pesar de encontrarme tan lejos / llevo tan adentro mi ciudad / que conforme se acerca febrero / yo presiento en mi cuerpo / el carnaval. / Una dulce y sencilla alegría / unas ganitas de sonreír, / de repente todo es armonía / la vida es poesía / y es fácil ser feliz (…) al carajo. Nos vamos. / Yo te trabajo en verano / te trabajo en Navidad… / Pero picha, no me pidas / que trabaje en carnaval (…) Decidme al menos quién es el muchacho que os escribe, que lo quiere conocer. / Dile que nos escribe Pemán”.
Y desembarcando en casa en sábado de Carnaval… “La Tere con la tartana / media limeta de vino / cuatro guiris disfrazaos / desde hace dos domingos. / El moscatel pegajoso / los erizos, los ostiones / las bateas de los coros / las risas, los rempujones. / Gades, ya estamos aquí. / Hemos vuelto, un año más / otra vez se ha hecho el milagro / otra vez es carnaval. Y entonces, nos acordamos / las cuatro, por un instante / de todos los que están fuera / y no pueden disfrutarte (…) de los que huyen del hambre, / la guerra, la intolerancia / y que llevan en los ojos / los paisajes de su infancia. / Por ellos brindamos hoy / y brindamos por la paz / y porque nadie en el mundo / se vea obligao a emigrar”.
“Gaditanos, gaditanas / dejemos las penas atrás / disfrutemos de la vida / ¡¡¡que comience el Carnaval!!!”, sentencian las Niñas, antes de ponerle el broche al pregón, presentando a todos los colaboradores de la obra, y de cantar una rumbita… “un nuevo partido vamos a formar / y van a ir en la lista mujeres grandes de esta ciudad (…) esas mujeres de Cádiz llenas de gracia y de dignidad. / Con arte, salero, guasa, talento y duende pa regalar. / ¡Ay que viva, ay que vivan ya las mujeres, ay de mi ciudad!…”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway