DÍA 12 (3ª SEMIFINAL)
Todavía con la resaca en el cuerpo del pasodoblón del (in)sumiso Martínez Ares enfurruñao, con los ojos entrecerraos tratando de abrirle los mismos a los gaditanos, y con la ciudad dividida alrededor del cosqui gordo ar Kichi, que si bien dao, que si se ha pasao… el atípico Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (el COAC 2022) alcanza su tercera función de semifinales. Esto es… un suplicio, Juan. Bendito suplicio.
Una noche de domingo aguardando al siempre duro lunes con otra carita, disfrutando del cuarteto ultraortodoxo del Gago; de las chirigotas, cada una en su estilo, de estatuas del Sheriff y de reclusos en el corredor de la muerte del Bizcocho; y de las comparsas de Cádi Cádi del Jona y de Nene Cheza.
El Juan me viene empanado, un poco más de lo habitual. Cosas del empanamiento popular de este último domingo de mayo. Sí, hija, estamos en mayo. No vea lo raro que es colarse en el Falla con el sol todavía dando guerra ahí fuera, pensándose si desaparecer por la Caleta, hasta el papo de fotitos foráneas. Maripili, quítame las gafas de sol, y dale al interruptor, enciende la luz de este cronicón libre de merengue, todo es nata, que paga Eléctrica de Cádi, el dentista. Pero antes, un hip hip hurra por el Yuntamiento de Cádi y su alumbrado navideño reciclado. Qué miedo dan esos payasos abraza-farolas…
“las estatuas de Cádiz se mueven, y en Cádiz la gente pará”
¡Esa cantera! Para poner en valor el trabajo de los flamantes primeros premios de infantiles y juveniles de este COAC 2022, como teloneros de las funciones de semis aprendemos un ratillo con los chavales. Hoy presenta una muestra de su repertorio el cuarteto number one de infantiles, ‘Los que no ganan pa bonobús’. ¿Estuvimos en Egipto…?, ahora no cai-ro. Un viaje que nos dan por medio mundo, estos Willyfó. Mamá, voy a dar una vueltesita. La cantera del cuarteto del Gago. Rimao, eso ya se merece un aplauso gordo. Ojo de la maldad, el de la Leticia Sabater. Tres coma catorce, ¡¡pi pi pi!! Peaso pero, no, la Gran Manzana. Qué ganas de cachondeo tienen los hijos de… sus padres. ¡Cuarteto cuarteto!
Las 21.09 horas. Ahora sí, va telón. Suena la sirena de ‘La fábrica de conservas’, y a darle al atún. Con el sello de calidad de Barbate. “Ahora te traigo este tango, que estaba esperando, metío en conserva… échale una palaíta de nieve, échale una palaíta de sal… venimos a dar la lata en este carnaval”. ¿Publicidad colocada?, po a los tangos. El primero, con regusto a cocina de antaño, daría uno o dos bazos por “probar un guiso como los de mi abuela, de mi abueeeelaaa”. La otra coplilla es una defensa de la tranquilidad ganada para tantos jubilados, “héroes de mil batallas… con sus paguitas sobrevivieron miles de casa”, en tiempos de pandemia, dicen… “las pensiones, son sagradas”. En uno de los cupletillos te sacan una lata tamaño familiar, con su abrefácil y todo, y dentro el mítico Manolo Varo en aceite de oliva. Y de los atunes más grandes, yo te traigo el corazón, ay ay ayy. Practicando el ronqueo de un atún, tieso, en pleno popurrí, aceitoso pero consistente. Juan, no te resbales.
Que viene el Jona, y al Jona hay que catarlo de una pieza. Al ataqueeee. Tran tran tiritirititrán taratachero. “Se inicia la resistencia de este humilde vecindario, leal a su idiosincrasia… que la identidad de un pueblo ni se vende ni se compra…”. Con el sello Cái Cái, la comparsa ‘Los originales’. Vamo a ver qué me cantas, que me he puesto bragas monas, vocea una aficionada desde patiobutaca. Juan, también. De lunaritos. Con nostalgia de la vida en comunidad en los patios vecino del pasado, frente los pisos de hoy en los que no sabes ni quién es tu vecino de escalera, aún sufriendo la infravivienda, “donde sólo había una cocina, pero el fuego se compartía… donde sus puertas abiertas cuidaban de los chiquillos como una guardería… no sé si es suerte o desgracia”. “Si no salen a la calle como niños a jugar, cómo esperan que salgan a luchar cuando sean hombres y mujeres”, sentencia el segundo pasodoble, reprochando la sobreprotección de los padres, y esa manera de acallar a sus críos con pantallas y consolas para tenerlos en la prisión del hogar. Pos no, ya no quedan niños saltando y corriendo, aunque sí te asomas a San Antonio una tarde de festivo, ahí están to los niños de Cádi con la pelotita. Ele. Un cuplé con alopecia. Ele. Y otro muy cumplido…, “y con la picha como las tribus de Etiopia”, ¿emmm? Tú eres otro de los míos, gaditano al que han parío, original original original. Ele. “De qué sirve el dinero si vendes tu tierra, de qué sirve si un día el espejo te enseña, que perdiste tu origen y tu identidad”. Remache de un nutritivo popurrí atrincherao, defendiendo Cádi frente a su desnaturalización y la invasión de maletas de rueda… “mi patria tiene por bandera, un carmesí trozo de tela al que le llaman pendón, cuatro playitas por frontera y un puñado de troneras, que custodian la nación… y si no entiende este quillo, que venga y que aprenda o que compre un libro… no todo tiene un precio, lo que no se vende no lo compra ni el mejor postor, no hay dinero que suplante lo que siente un corazón…”. Po Juan todavía se pierde en tus callejones buscando el Manteca, illo. Qué papelón, de estraza…
Aunque pa papelón papelón, el de los ‘Los caraduras de Cái’. No vea qué engarce más chuchurrío, madre. Va llegando febreeeroo… perdón, mayo. Rogando compasión, que la ley de la memoria histórica no les haga caer. Se presentan las estatuas del Sheriff. “Las estatuas de Cádiz se mueven, y en Cádiz la gente pará”. Un diálogo con dios Momo presente entre las agrupaciones del Falla y las callejeras en esa primera letra de hermandad…, “cada una a su forma, le canta a su gente, me siento orgullosa de ver cómo creces… unidas a muerte las dos peleando, por esta fiesta que nos gusta tanto… ponte dos coloretes que yo en Correos te espero cantando”. Y monárquica, de aquella manera, entra el segundo pasodoble: “hay que ver lo que te han hecho, te han quitado de tu avenida, tú que por los españoles luchaste y diste la vida… ay Juan Carlos yo no te quitaría, que nunca te olviden en nuestra Bahía… para que recuerden siempre tu figura, porque tú sí que eres un verdadero y real caradura”. Plas plas. Los muertoh el palomo. Ancelotti, sus chicles y bajando al pilón, por Vinicius; y el Carapapa cambiándote la letra en un plis plas, en esos cuplecitos, complejos de relatar, que se le quita to la gracia. Y movido popurrí, que se lo digan al del paquete de Amazon, siempre sonando a Cádi, siempre rondando por Cádi… “muévete que se te pasa el tiempo, y lucha por tu pueblo, sigue a tu corazón, Cádi siente mi corazón…”. La la la diosa Gades, to lo ve y to lo sabe. Juan, cuidaíto con lo que haces tú por la Punta. Cuidaíto con no darme un intro, que me encallo. Un intro, ¡¡por Quiñones!!
“po yo o meriendo fuerte, o ceno”
Y de la Punta, a Cádi Cádi. Tobías, con dudas, no se quiere casar. Y en el tema sexual es como la calima, “el polvo está en suspensión”, jeje. A la Sinagago, por el rito de iniciación matrimonial, con el rabino Tinto. Ya en la parodia del cuarteto del Gago ‘Los ultraortodoxos de los callejones Cardoso’. Es pansexual, “lo mismo me como un mollete que una telera”. “Esto es como el pellejo, ya no te puedes echar patrás”. Con su parábola caletera, “que la gente ná más que bebe aquarius cuando tiene cagalera… señor señor por qué me has abandonado, sin tinto a cuarenta grados… Tanto rito y rito y rito… al final me… agobio”. Shalon. El atrezzo pincha antes de los cuplés y no vuelve a girar. Lo que no pincha es el arte, doble sentido, retrueque de palabros, pullitas con maldad a pelú (que se lo digan a Vizcaíno) y la rima del único cuarteto cuarteto que va quedando en una modalidad heterodoxa. “Podéis ir en paz, esquina la Rosa”. Un cupletillo a Feijóo, “ha abandonado el barco, y se ha llevado al narco”, y otro al Brad Pitt, “si no cambia y no se lava, también se lo follaba”, jajaja. Que no, yavé. Y de propina, otra tandita, “pito otra vé, ahora vamos a cantar los dos de cuartos”, con obsesión con el exobispo en Solsona, metido a sexador de cerdos, que tiene experiencia con los monaguillos. Pegarse un cabezaso contra el muro si pecáis, y si estáis mu reventao, pegarlo de cuatro a seis. Y de tema libre nanái, popurrí, con los cuatro a gusto sobre el escenario, notando cómo ha calado la idea de estos judíos gaditanizados. Lanzando mandamientos, “y el segundo, el Gago”, jajaja. Después de Cádiz, na más. De Puertatierra, pa acá. Qué obscenidad de cuarteto, grita Juan.
Y a por el barquito pinturero, anclado en el ayer, del Cheza-Zampi. “Cádi es como una vela… y desde el muelle te veo tan guapa, yo te remiendo y te peino las canas, cantando las coplas por carnavales… el orgullo de ser gaditano, me tiene atado siempre a tu vera…”. Suena, descalza, ‘Los veleros, una comparsa de toda la vida’. Primera letra mosca con quienes hacen dinero en momentos críticos, en momentos de pandemia…, “rateros, no entiendo que pueda haber gente, que por la ambición del puto dinero estafen al pueblo con su propia muerte… a todos los políticos patriotas, nos roban, la vida la vida”. Acabando por abajito. El segundo pasodoble, a cabeza descubierta, y dedicado al Caracol, fallecido meses atrás: “mírame querido amigo… me rindo al niño que nació en los Callejones, Antonio es la voz y el talento más grande de to la historia de Cái, lo siento es lo que hay, quejido y lamento, Antonio de mi corazón… por ti, por tu recuerdo y tu grandeza”, Y Nene y el Falla se aplauden con emoshión. Los dos cuplés, afú, mirando pa Rota. Que pa quererte Tacita, no hace falta que sea febrero. El popurrí, “con Cádi en la garganta”, muere en el barrio Santa María, con el patiobutaca encendido, literalmente… “aquí es donde nací, y aquí quiero morirme”. Comparsita con regusto, Juan. Tiene su chispa…
Chispa que prepara el camino del cronicón hacia el chimpón de la sesión, ofrecido por la chirigota del Bizcocho, en el corredor de la muerte. ¿Aquí quiero morirme? Memema, me maten. Esperando a la silla de los calambrazos. “Que falle la alargadera, que falle la alargadera… ah, po no… esto es como el infierno, nada más que falta un coro…”. ‘Gente con chispa’, desde La Rinconada. ¡Qué tensión! Entre robots va el primer pasodoble…, “la ciencia sigue avanzando, son tan perfectos que nunca se les irá la pelota, nunca podrán escribir nuestra chirigota, nunca serán tan idiotas… pero a nosotros nos gusta”. E ironía nivel máximo en la segunda coplilla, con Sevilla defendiendo su esencia, como hacen los gaditas con las suyas…, “yo soy el más sevillano, no hay nadie más sevillano, y por eso me molesta que vivan mis tradiciones y se metan por cojones, gente que viene de fuera… no me suena a Sevilla, eso no tiene verdín de río… es que está muy feo meterse en fiestas que no son tuyas, y nada de esto es en serio por si alguno no lo pilla… puede que esta ironía algún disgusto me valga, con lo bonito que es que cada uno viva cómo le salga… y que no se pierda la carga, de Cádiz”. Cogerlo ahí. La viruela del mono…, “aligerarse antes que se acaben los cacahuetes… pa meterse dentro del mono me pongo siempre un preservativo”, en un cupletillo. Y en el otro, ¿preocupados por lo que chupa la silla eléctrica? Ar Kichi no le preocupa la factura para el Ayuntamiento, que “sin carpa este carnaval se va a chupar menos”, jeje. Quien tiene un tío en Alcatraz, ni tiene tío ni tiene ná. Peripecias de un preso en sus últimas horas, en ese popurrí de humor gris-oscuro-casi-negro que se entiende en todo el mundo, “por el asiento”, jajaja. “Aaayy, un amigo en mí… que fácil es llamar a alguien asesino, porque lo haya dicho un juez… qué sería del carnaval sin la vida… po ná”. Como es una chirigota en condiciones, salen en libertad condicional. Juan y sus chistes. Meterle corriente…
Las 00.49 horas. Baja el telón. Y se baja del jurao oficiá Diego Manuel como vocal de chirigotas y cuartetos por “la pérdida de confianza de la presidencia, al haber adoptado actitudes impropias en redes sociales que podrían poner en entredicho la imparcialidad de este jurado”. La que has liado, Diego Manué. Nominado. Tú sigues, Juan. Asín que sácate el libro de frases célebres y lee: “En esta vida no hay nada cierto, salvo la muerte y los impuestos”, dicen que dijo el estadista estadounidense Benjamin Franklin. Hacienda somos todos, Benji.. Dany Rodway
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