DÍA 17 (17ª CLASIFICATORIA).
Mira mira, ya se ve luz al final del túnel. La cuenta atrás de la inagotable fase clasificatoria del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (el COAC 2019) está en marcha. Tras la tarde-noche de coplas de este lunes, la decimoséptima, quedarán tres para bingo.
Una sesión de las que hacen afición a la papiroflexia y/o a la entomología. Salvó la jornada el flotador caletero, y viñero, de la chirigota de Manolito Santander ‘La maldición de la lapa negra’. Por lo demás, ni nada que recordar mañana en la ducha ni nada muy malo. Interesante la comparsa sevillana ‘Los veintegenarios’.
Las cositas del clik clik, y de la diligencia de los doscientos medios que han servido de eco, sin contrastar, pa qué; disen que los autobuses gratis del PP camino de la manifestación del domingo de espÁñoles mucho espÁñoles en Madrid iban llenos de aficionados del Cádi para ver el fúrbol en Alcorcón. El fiscal, nuestro caballo de troya capao, lo desmiente. Él fue a hacerse un selfie con el oso y del madroño. Más típico no lo hay. Maripili, dame calamares, y tira de la palanca, que se expanda como un bulo pofesional dando voces este cronicón desafinao de principios de semana… Pero antes, saludarme al Yuntamiento de Cádiz. DIARIO Bahía de Cádiz
‘No es país para cuerdos’, volaaaooo
Las 20.04 horas. Arriba el telón, y no, no amanece un coro. “Al niño que llevo dentro lo dejo volar, dicen que estoy volao, volaaaooo… que están llenas las calles de volaos y de volás”. Desde San Fernando le quita el precinto a la función ‘No es país para cuerdos’, comparsa con letra y música de Francisco Javier Belizón Quesada. Sombrero y bigotito. Pasodobles con estructura raruna, que no sabes si vienen o si van. En el primero parece que habla un nota lleno de contradicciones… “he estudiado tantos años para ser… abogado del diablo”. Y una separtación en el otro tras una infidelidad, y volviendo a casa de los padres con el rabo entre las piernas, ¿eso? Analítica en un cupletillo dándole besitos a las croquetas, que “cuidan la dieta”; y el Froilán, rey de la disco… Quién no conozca mi Cái, ahora dirán que estoy loco. El popu escuchable busca una locura impostada, sin que quede claro adónde nos lleva esta sinrazón… “todo es relativo… levántate y lucha, joven ciudadano, que se enteren aquí que el futuro está en tus manos… loco, que me llamen loco, pero no encuentro otra forma de amar”. Volando vengo, volando voy, El fiscal le tiene miedo a los aviones.
‘Mateo que te veo’, cómete el donut
Cacheando. “Que lo mismo soy amable, o me vuelvo taxista y te doy una perá… soy peor que tu mujer si te cuelas a las tres”. Desde Alcalá de Guadaira, levantando un poco la bolsa de la fruta cuando la pesan, la chirigota de seguratas ‘Mateo que te veo’. Los hermanos García Salgado, los autores: Víctor de la letra y Jesús de la música. Las corbata son mu prácticas. La justicia mira para otro lao, como hacen ellos cuando robas yogures. Por ahí anda la primera letrilla. Y la madre, “patrona de los vigilantes”, se lleva el otro pasodoble… “ella no descansa un sólo momento, que después de toda una vida, ahora vigila a sus nietos”. Tranquilo, falsa alarma. Un cuplé, gordo; y “cómo Echenique tuvo cohone de aprobar gimnasia”, se pregunta el complementario. ¿Tú quiereh mangá?, coge lo que quierah que yo no miro. El fiscal va a coger frío. Peripecias de centro comercial y capitalismo dominguero en ese pupurrí más, con pasión vigilante, trabado con el stradivarius. Y el Falla, bocabajo. No lo veo.
‘El renacido’, sin fin
¿Volver a empezar? Nevando papelillos sale a escena la comparsa almeriense ‘El renacido’. Buenos chaquetones, niña… “Si la vida te muerde y al morder te desangra, canta…”, insta esa presentación. Cogidos se sus manos hasta “el finaaaaaal”. José Miguel Moreno firma la letra, y los hermanos Cortés Santiago junto a Francisco Javier Vázquez, la música. Ni de izquierdas ni de derecha, disen… de ¿Ciudadanos?, aro aro. Un primer pasodoble para dibujar un país cuesta abajo y sin frenos… “España, imperio de historia inigualable… vuelve el odio a las banderas, entre familias, el debate a la barra del bar… pa qué tenemos tantos titulaos, si la cultura empieza aquí a sobrar… huele a Guernica, a Paracuellos… nos vamos a la deriva”. Apocalípsis hispana, anaranjada. Conversación padre e hijo en la otra letrilla hasta arriba de estereotipos, con el joven reconociendo que le gustan los chicos… pero hablaba para dentro, que el papá machista y retrógrado como que le da respeto. Cuando suben tanto el volumen no se entiende la mitad. En la tanda de cuplés, uno perruno y otro maniático… Mil veces renacería pa quererte eternamente. Gravedad en ese popurrit duro durillo… “que si te mueres conmigo, convertiremos la muerte en un discreto descanso… vuelve a tu llanto primero, vuelve a correr por tus calles, comenzaremos de nuevo…”. El fiscal es sincero: no sé. No creo en tu reencarnación.
‘Los veintegenarios’, sin pensión
¿Soy yo? Eres tú… “Pensionistas que pare la facultad… la generación perdida que se busca el pan de cada día”. Con resignación ese saludo de la comparsa sevillana ‘Los veintegenearios’. Víctor García Salgado aporta la letra, adornada por la música de toda la agrupación. Los pantalones por los sobacos, y los tobillos al aire. La herencia que les ha dejao el abuelo, un pasodoble sencillo y sin estridencias… “con un pellizco que Cádiz y Sevilla tienen por igual… que es mi pasión cantarte por febrero, en este teatro donde el gaditano siempre supo escuchar…”. Potito, aunque no diga nada novedoso. Malostratos en el segundo pasodoble, con la madre aconsejando a la hija, cegada por el amol, entre humillaciones, control y palizas, “soy feliz estoy enamorada… y mira que se lo dije, no es como empieza, es como acaba”. Mucho viejoven en el cuplé, que “he visto a más de uno que con el Parkinson no sale del cuartobaño”; y como buen viejoven, viviendo con los padres… “le he puesto Jordi, a ver si con ese nombre le entran ganas y se independiza”. Vente conmigo niña, que si tú estás conmigo no hay miedo que nos pueda. ¿Obdc style en ese pupu? “A mi generación le están preparando las maletas puestas en la estación, y nos dicen adiós…; Hay que luchar, que la esperanza vuelva cada día, y que el trabajo y la dignidad no sean una utopía… soy el que nunca se rinde, el que no se queda sentao, soy yooooo”. Muy engullible esta denuncia sociá edulcorada. El fiscal no ve delito, todavía.
‘Las mafiosas’, arsaaaa
Marujas rockeras. Monedero les inspira el monedero…. “Me voy a marcar un Sánchez Gordillo que no hay ni para pan, pararararararapán…”. Indignadas con la política, mu malas malas, malíssimas. Momento de ‘Las mafiosas’, chirigota sevillana de Alcalá de Guadaira. Para la ficha; José Miguel Ballesteros y Antonio Jesús Pineda, los autores de la letra, y Álvaro Sancho, de la música. Un primer pasodoble-con-ilusión-cumpliendo-un-sueño, de manual… “esta mafia se ha creado para cantarte por las esquinas… déjame que sienta lo que un gaditano siente aquí por carnavá, déjame que te enamore, que si hay amores que matan, no habrá muerte más bonita que cantarte aquí en el Falla”. Y jugando con las etiquetas que la izquierda le pone a la derecha, la derecha a la izquierda y el sentido común a los fachas, se desarrolla esa segunda letra hastiada con la abstención… “eres tú el que mancha con tus comentarios la democracia, sigue machacando a esos que ejercieron su derecho de votar…”. Una cosa es votar y otra votar, chavale. Manta eléstrica discotequera y tatuaje oculto y secreto y sin planchar. Joé po te doy las gracias, seré presidenta algún día, de la Junta de Andalucía. La Tránsito te canta también un pupurrí politiquero y salpicado de afotitos… “yo lucharé para que aquí nadie se pase de listo, pero no sé quién es quién… después la culpa pal Errejón”. Son panaderos chirigoteros. El fiscal muere por el miajón.
‘En pie de guerra’, de felpudo en felpudo
Vienen ahorcados de casita, después de barrer. Da un paso al frente la comparsa hispalense ‘En pie de guerra’. Marionetas de trapo jartas de tó… “ya está bien de aguantar, hasta aquí ha llegado mi paciencia… en pie de guerra dispuesto a morir, por mi dignidad, contra los abusos y tanta injusticia, por tu libertaaaaaaad”. Detrás de música y letra, Francisco Javier Cuevas Herencia. Revoltillo de letra esa primera, que acaba quejosa con los curas y sus historias… “la mafia de la iglesia, demonios con sotanas, mi religión mi credo la tengo en la palabra, la de mi padre, mi dios en el que creo”. Y lío intrafamiliar y doméstico rellenando el segundo pasodoble. Cuando acaba ya no recuerdas que empezó. ¿Un padre separtado, no? La fama de cateto del andalú… “yo me cago en tuputamadre”, remata uno de los cupletillos. Asín, sin vaselina. Y sin grasia. Tú sigue con tu pelea, mira palante, siempre palante. Exasto, cada cuarteta del pupurrí agobiao con el pasado, la sociedad, el mundo mundiá y tu suegra, están más palante. El fiscal ya esta hecho un ovillo, en posición defensiva… “apretar el botón, reiniciar, y empezar de nuevo… levantaaaaoooos”. Los pueblos y la humanidad, porfavó, no cambiarme el hisno.
‘La maldición de la lapa negra’, a taquito a taquito
Y apuntalando la función, la luna lunera de Manolito Santander… “vengo a cantante, antes de que llegue la hora, que mi cuerpo acabe a rodajitas en la freidora… y vive Cádi que es una bendición”. Documental de pescaítos caleteros el que trae en la mochila la chirigota ‘La maldición de la lapa negra’, con el Santander y José Manuel Sánchez Reyes en la autoría. Un primer pasodoble para profundizar en el estilo, en las convicciones de uno, en el sello propio… “con la maldición de vivir siempre en la Caleta, sabiendo que no puedo estar nunca lejos del mar… yo me siento tan extraño aquí, en mi propio país, donde el sabor gaditano se ha olvidado o se ha perdido… si los gustos cambian que me manden a hacer puñetas, que yo te seguiré cantando en la orillita de la Caleta”. Y más metacarnaval, con pena y rabia, por los que sólo ven en este concurso dinero… “creía que este carnaval era algo más sencillo, ahora me piden papeles en vez de papelillos, Hacienda, negocios y cotizaciones…. menos mal que hay otro carnaval, que en septiembre se vuelve a asomar, donde no llaman a la puerta los inspectores, con tos sus cuentos… porque el carnaval genuino, el verdadero, no tiene precio”. Enorme la musiquilla, pulpo. Pantojil y un primo bastante obeso, del carril bici al carrilfú, en esa tapita de cuplés, con un estribillo sabrosón… Pero jamás, jamás jamás jamás, de pescao en blanco en un hospital. Bajo el mar el popurrit pescaero, con el Ángel Léon dejándoles sin algas, que te hace un plato hasta con recortes de un flotador, nadando voy nadando vengo, y los primos pijos de piscifactoría acabarán a la venta en el Mercadona… “que yo soy un shushi, sí, el shusi tu hermana… ya me voy que sube la marea, pa bañarme en sus aguas… en donde con las olitas mis penas se van, donde encallan en sus rocas mis coplas de carnaval… pa la Caleta voy, bendita maldición”. Pa comérselos, con su piriñaca al lado. Esto sabe y huele a Cádi. Desde que el Manolito pisa las tablas sin presión y auto-presión, todo sale mucho más auténtico. Disfrutan ellos, y nosotros. El fiscal se comía ahorita una acedía.
Las 23.56 horas. Baja el telón. Todavía es hoy. Hoy, o sea mañana, empieza el juicio político y revanchista contra Catalunya y a debatirse los presupuestos de EspÁña: un dos por uno para tenernos entretenidos. Fiscal, ve planchando la camisa de votar, a ver si el domingo de Ramos no nos vemos acompañando a la Burriquita a las urnas… Pero para urna, la de tu prima…, y primo, y prime. Una frase célebre para salir indemne: “La audacia sin juicio es peligrosa, y el juicio sin audacia, inútil”, dicen que dijo el filósofo francés Gustave Le Bon. Gustavo El Bueno, pa los amigos, un cahitopán. Dany Rodway
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