PASE DE LA GRAN FINAL
¿Ya? ¿Ratatatá, ratatatatá, ya? ¿Bienvenido, ya? No sé si estamos preparados, Juan. El teatro se cae pa abajo, ¡¡callarse, que no veo!! ‘Las ratas’ muerden antes de sonar el primer acorde…, “aquí no mando yo, en mi barrio ya no mando yo, ahora manda cualquiera… somos los que sobran, dentro de esta ganga, los que están fuera de la ley, de esta ley, de la oferta y la demanda… has comprado una tierra sin alma, porque el alma de Cádiz te aseguro que soy yo, y a mí no me compra nadie… somos la ratatatatá, ratatatá, ratatatatá, somos las rataaaaaas”. De pie. Todo de pie. Manuel, el del 4 de diciembre, te canturrea el primer estocaso, con la arbonaida entre las manos del autor…, “muerto de un tiro en el pecho, yo soy García Caparrós, el que a su tierra dio un legado, una patria, un universo… y en aquella manifestación para siempre se quedó a media asta mi bandera, la de tierra y libertad… usted sabe quién soy yo, yo no sé quién es usted, usted que me disparo y sigue en su anonimato todavía… son cuarenta y ocho años desde que un cobarde segara mi vida, y aún la justicia me esconde a los asesinos sin nombre, que al matar mi corazón, mataron Andalucía”. Y soltando una letra hiperlocalista en toda una final para que el de Jaén ponga cara de olivo, recordando al mítico Cambalache, bar de Cádi Cádi que echaba el cierre recientemente, dando las gracias a quién apostó por él, Hassan Assad…, “Hasam, te suplico que me pongas la ultima ronda, que no quiero que se acabe la noche… que este mágico lugar es la llave a la felicidad de hacer que el tiempo se pare … la religión del arte tenía su iglesia en este templo … escenario de la libertad, del talento, de la amistad, de la gente verdadera… tú nos diste el corazón, cuarenta años de amistad… la ultima ronda y nos vamos, para que podamos brindar por la gente… grita fuerte, vámonos, y cierra ya para siempre”. Usando los cupleses también para soltar cositas: desde ese encuentro de un vecino con una extraterrestre, una plutoniana que se vuelve a platillo pensando…, “inteligencia no sé, pero el mansplaining existe”; y oyendo el murmullo exterior, “ya comenzó el botellón, po yo me cago en sus muertos”. ¡¡Yo me tiro por los bloques!! Juan, va pa abajo. “Y a mí que me duele cada gramo de la arena de tu playa… lo que para ti es sólo un trozo de ciudad cualquiera, un capricho caro, un antojo, para mi es mi barrio… pero yo que estoy hecho de mar, volveré con él… volveré a vivir con tu gloria otra vez… y cuando volvamos, volverá a mi barrio el carnaval, y la primavera”. ¡Primer premio, Juan! Primero porque no hay nada antes. Y Aguja de Oro, po también. Y ¿el premio Coplas para Andalucía? También. Que no le falte de ná.
(extracto de la crónica de la Gran Final del COAC 2025, AQUÍ)
PASE DE SEMIFINALES
Expectación jaleosa y un Falla con pide quedarse inconsciente. Sí, llegó la plaga de Bienvenido: “aquí no mando yo, en mi barrio ya no mando yo, aquí manda cualquiera… somos los que sobran, dentro de esta ganga, los que están fuera de esta ley de la oferta y la demanda… los que vivíamos en las casas que ahora tú tienes vacías, los que alquilamos tus migajas, pero a precio de oro… has comprado un atrezzo de torres miradores, una ventana frente al mar, pero sin alma, porque el alma te aseguro que soy, y a mí no me compra nadie… donde te sobran la rata tata, tata, tatatá, somos la ratatatatá, ratatatá, ratatatatá, somos las ratas de esta ciudad…”. Cuidao con ‘Las ratas’, Juan, que muerden en lo más jondo. La sanidad pública acribillada para empezar…, “un estado terrorista es aquel que causa terror y pánico entre su gente… el terror de que en la sanidad se recorten sin piedad los derechos que nos quedan, del tanto tienes tanto vales…”, para acabar ensalzando a sus profesionales que la defienden y la mantienen con vida, “obrero de la salud, David de la sanidad… luchando contra este estado terrorista… benditas sean vuestras manos, vuestros huesos sobrehumanos, que nos libran del terror, bendita marea blanca”. En el otro pasodoble, se insiste en profundizar en la decadencia de esta ciudad-maternal…, “parió de gaditanas maneras, a un gaditano cualquiera… y lo dotó de un acento, hecho de espuma de mar, y un saber natural, de reír para aguantar el sufrimiento… lo educó para nunca callar, no ser un cobarde… y marchó con la esperanza del regreso…”, y cuando vuelve…, “le duele verla tan sola y tan hundida, rodeada de gente extraña, su madre querida… la sombra de lo que fue, una madre muerta en vida”. Indiresta al Mazón y a su famosa comida en aquel restaurante “que no te enteras de ná, ni aunque te venga una Dana”; y nosequé nosecuántos para rematar que “al de AndyLucas también, le ha levantao un tabique”, su cuñao. Cuplés ¿bienvenidos? Y cómo me duele tanto ver que no sales a flote, si te pierdo, yo me tiro, que me tiro por los bloques. No te tires, Juan, todavía no que entra el popu frente a la especulación inmobiliaria y la invasión del turismo caníbal…, “se vende, mi Cádiz se vende, quién se lo quiere comprar, más que vender se regala, me lo han quitao de las manos… lo que para ti es un trozo de ciudad cualquiera, un capricho caro, un antojo, para mi es mi barrio… yo no sé de temporadas altas, solo sé que existe la marea, sé de un mar que a veces se subleva… volverá, volveré a vivir en tu gloria otra vez, y cuando volvamos, volverá a mi barrio el carnaval, y la primavera”. Toneladas de aplausos que le caen a los roedores. Y de esos pitos con la bandera palestina, ¿qué me dices, prima? En global, una obra de arte carnavalesca que se disfruta al tiempo que te empapas del grito de socorro por una situación que se va tornando en invivible. ¿Eso lo he escrito yo? Somos la ratatatatá, ratatatá, ratatatatá…
(extracto de la crónica diaria de la 2ª de semifinales del COAC 2025, AQUÍ)
PASE DE CUARTOS DE FINAL
Ratatatatá, ratatatá, ratatatatá… Juan, agárrate a la silla. Bienvenido, bienvenido y bienhallado, zarandeando la modalidad con arte y Arte, sacando la comparsa de sus demasiadas veces clónicas maneras, yendo un poco más pa allá con compromiso extremo envuelto en un caramelito que te absorbe. “Aquí no mando yo, en mi barrio ya no mando yo, ahora manda cualquiera… somos lo que habitábamos los barrios, los nacidos del barro, somos los que sobran dentro de esta ganga, somos los que están fuera de la ley, fuera de esta ley de la oferta y la demanda, somos la rata tata, tata, tatará, somos la ratatatatá, ratatatá, ratatatatá, somos las ratas de esta ciudad… somos los que vivíamos en las casas que ahora tú tienes vacías, unos caraduras de renta antigua, somos los que alquilamos tus migajas pero a precio de oro… somos los gaditanos, las gaditanas, los que nacieron donde pudieron, donde debieron y no donde les dio la gana… somos los que quedamos, los que no nos fuimos, los que nos resignamos, como ratas resistimos… han comprado un atrezo, pero sin alma, porque el alma de Cádiz te aseguro que soy yo, y a mí no me compra nadie… somos la ratatatatá, ratatatá, ratatatatá”. La PRESENTACIÓN. Con mayúsculas. ‘Las ratas’ ya muerden. Y con poesía que te destroza. La masacre israelí brota en el contundente primer pasodoble, oteando un escenario tan idílico que no te esperas la cruda realidad bajo esas piedras: “hay un libro por leer, hay un beso antes de parir, hay un verso, escrito sobre un papel y un olor a café de una tarde hablando a corazón abierto, hay un latido que ya ha vivido… un presente que jamás será futuro, sepultado por los muros del silencio universal, hay un llanto en un rincón, una risa y una piel, hay una conversación que ya nunca podrá ser, y el sueño de un corazón truncado por este mundo genocida… las piedras de la vergüenza y la indiferencia sepultan la vida… debajo de aquella piedra, confundidos con la tierra, se oye el grito de dolor del pueblo de Palestina”. Y sin instrumentación en el otro pasodoble el hombre lucha por desprenderse del machismo que te inocula esta sociedad…, “nací con la piel inmaculada, más real y más humana, y más pura que la piel… poco a poco fue mudando, se fue manchando, con la genética de mi nombre, y se me fue envenenando de aquellas lágrimas, que tragaba por ser un hombre… se educó a mi piel para ser dominante, castigadora, arrogante, propietaria del poder… yo me arrancaré esta piel, corrompida y patriarcal, y me volverá a crecer y la volveré a arrancar, para evitar que le crezca esta piel infecta a pieles futuras… yo la seguiré arrancando, con mis uñas arañando, compañera para ser, un ser humano a tu altura”. Y tras este trance, dos cuplés no tan livianos: llamando a las cosas por su nombre, “por qué se enfadan si a un facha le llaman facha”, entre gallos para defender a la cantera, con su correspondiente pancarta. Vivo sin vivir en ti y tan alta vida espero, que si tú mueres yo muero, y te estoy viendo morir, y como me duele tanto ver que no sales a flote, si te pierdo, yo me tiro, que me tiro por los bloques. Y ¿ese morrocotudo popurrí gentrificado y turistificado? Ya te lo has visto catorce veces, así que abreviando…, “se vende, mi Cádiz se vende, quién se lo quiere comprar… invasores, el turismo caníbal, la excursión insolente, toda la vida aterrado mirando hacia el mar y el maremoto llegó, por el puente… lo que para ti es un trozo de ciudad cualquiera, un capricho caro, un antojo, para mí es mi barrio… sé de un mar que a veces se subleva, y volverá a llevarse lo que fue suyo, yo que estoy hecho del mar volveré con él, volveré a vivir en tu gloria… volveremos como el mar a inundar las aceras, y cuando volvamos, volverá a mi barrio el carnaval, y la primavera”. ¡¡¡Como una olaaaaa!!! Juan, ¿cómo seguir bebiendo agua del grifo después de este tsunami… ratatatatá?
(extracto de la crónica diaria de la 4ª de cuartos del COAC 2025, AQUÍ)
PASE DE PRELIMINARES
¡Bieeeevenidooo! Explota la olla de puchero en el Falla ante el regreso ocho años después a adultos de Jesús Bienvenido, con ‘Las ratas’, con tipo aristocrático y rabo, y reminiscencia de ‘Los santos’: “en mi barrio ya no mando yo, ahora manda cualquiera… somos los que sobran, los que están fuera de la ley de la oferta y la demanda… somos las ratas de esta ciudad, una mancha en tu paisaje, los que vivíamos en las casas que ahora tú tienes vacía, unos caraduras de renta antigua, somos los que alquilamos tus migajas pero a precio de oro… somos los que quedamos, somos los que no nos fuimos, los que nos resignamos, como ratas resistimos… has comprado una tierra sin alma, porque el alma de Cádiz te aseguro que soy yo, y a mí no me compra nadie… somos las ratatatatás…”. Fuuua, Juan, no levites todavía. Que monstruosidad de holaquéhay, niño. El previsible pasodoble, no falta, ese “volver” como el tango de Gardel… “para honrar y agradecer al teatro que me vio nacer, crecer… por amor y por odiar las despedidas… nunca nunca yo me había ido… quien diga que yo me fui, no entiende que estar sin ti es un castigo…”. Que se tira, se tira, se tira un anónimo desde gallinero. Se va a tirar de coco, de verdad, cuando escuche el segundo letrón, primo. Al aficionado de derechas y a los autores asépticos y ambiguos que para ganarse su aplauso, “comulgan con tus verdades”: “esta fiesta tal vez no le represente a usted, si lo que puede decir de usted, a usted, tal vez le molesta… sepa que el carnaval fue conquista y grito de la clase obrera… a mí se me cae el alma cuando contemplo lleno de fachas el gallinero… qué peligro es ser poeta del demonio, de tu discurso de odio, de tu España y tu verdad… yo no sé qué carnaval te estarán vendiendo a ti, y cómo lo entiendes tú, y cómo me ves a mi… prefiero el duro silencio de un teatro entero antes que tu aplauso… yo soy un carnavalero, un soldado de febrero, un hijo de la libertad, y no un bufón de palacio”. Sin palabras. Nada de guardar letra en preliminares. Sin palabras, Juan. “Un viento de ocho años me ha soplado en la carita…”, jeje. Un primer cuplé con dolor de cabeza para Antonio. Y la IA haciendo una comparsa de Cádi Cádi, “y me lo ha escrito en inglés, pa que lo entienda mi gente”. “Vivo sin vivir en ti… y como me duele tanto ver que no sales a flote, si te pierdo, yo me tiro, que me tiro, que me tiro, por los bloques”. Ponte el cinturón que se asoma ese popurrí como patrocinado por Cádiz Resiste, con cuarteta entre risas contenidas citando el artículo 47 de la Constitución, ese que dice que todo español tiene derecho a una vivienda, aro aro: “se vende, mi Cádiz se vende, ¿quién se lo quiere comprar?, más que vender se regala… y a mí que me duele cada grano de la arena de tu playa, desterrado al extrarradio y expulsado del perímetro de tu muralla… toda la vida aterrado mirando hacia el mar, y el maremoto llegó por el puente… lo que para ti es sólo un trozo de ciudad cualquiera, un capricho caro, para mí es mi barrio… volveremos como el mar, a inundar las aceras, y cuando volvamos, volverá a mi barrio el carnaval y la primavera”. El teatro en pie le agradece este chute tan real como la vida misma con dos días de aplausos. Engancha de principio a fin, te atrapa, te menea los deitos de los pies y el cerebelo, te dice cositas y cómo te las dice, y se entiende coma por coma. Juan se ha ido a por clínex. “Somos las ratatatatás…”. DIARIO Bahía de Cádiz
(extracto de la crónica diaria de la 7ª clasificatoria del COAC 2025, AQUÍ)
FICHA DE LA AGRUPACIÓN
Comparsa: ‘Las ratas’
Localidad: Cádiz
Autoría letra y música: Jesús Bienvenido Saucedo
Dirección y representante legal: Daniel Obregón Guillén
En 2024: No salieron
