PASE DE LA GRAN FINAL
Echa la monedita, elige tema y que suene ‘Rockola’, buggy buggy, arranca el motor, pisa el acelerador… el cuerpo pide rockandroll. Un tango-nana, que confunde, tratando de dormir a la abuela, como si fuera una niña chica. Las vueltas que da la vida. “No hay espacio en la cama para el odio y el desprecio… cuando se quiere querer, cuando el deseo palpita… cuando dos personas se entregan, se buscan, se entregan, no lo hacen con violencia”, te apunta el otro, un no es no. “Y si para semana santa dejaran puesta la carpa, ole con ole, la fecha fija a mí me encanta”. Pa ve si este chiste se ha cantao otra vez, pa ve si este chiste se ha cantao otra vez, pa ve si este chiste se ha cantao otra vez. Otro cupletillo con replay, como en los campos de fúrbol. Échale más cocacola. El señor mongolo (de Mongolia) también le pone dos yelos. El tontito de las banderitas, un chorrito más de ron, que te has quedao corto. A bailaaaaaaar, bailar bailar. “Déjame que ponga una última canción, y me decida a mostrarme cómo soy… mucho por vivir, mucho por vivir, mucho por viviiiiiiir”. Esos pompones arribaaaa. Esa mascota arribaaaa.
(extracto de la crónica diaria de la gran final del COAC 2018, AQUÍ)
PASE DE SEMIFINAL
Cómo mola tu gramola, ‘Rockola’. A bailar, uuuuhhh uhhhh. Porme una cheeseburger, un batido tamaño matrimonio y media de bienmesabe, que mi cuerpo pide rockandroll. Una abuela anticipó a su nieta que la mujer tendría su hueco en el carnaval sesenta años después… “en el rinconcito de un cajón se guardaba una canción arrugada y escondida, a su tierra más querida… mi tierra que es mi continente, mi cárcel y mi condena…”. Te lo desempolva el primer tango. Parece que sigue mirando por el retrovisor el segundo… “el tanguillo gaditano se está perdiendo y es una pena… el tango es mi seña de identidad, y muero cuando suena este compás, lo siento pero esto que canto es mucho más que un musical… llámame como tú quieras, mientras consiga encender la llama de muchas personas que nunca han querido escuchar un tango… mejor para el aficionao, que un coro no tiene fronteras, mientras que lleve por bandera, viva el tango gaditano”. Defensa de la heterogeneidad en la modalidad, directa a los puristas. Po tienen razón. El mismo debate que tienen en el mundillo de los cuartetos. Un cuplé sazonado de escatología y de Trump Trump gorrión; y los Borbones degustando una berza de la abuela Sofía, pero más buena está la berza “de la otra abuela, la Bárbara Rey”, jeje. Échale más cocacola, la cantera no está sola. Fiestuqui, con más ganas aún que en pases previos, en ese popu supervitaminado, disco tras disco, con su momento bajón y todo, para bailar arrimaíto, encarnado en los currantes. Y la mascota, canta, estoy seguro de que canta. Mucho por vivir, mucho. Muchas caderas que mover, muchas. Quien no se menee con este coro, no quiere a su mare. O está pajarito. Enga, a mojarse: el tontito de las banderitas dice que a lo peor, no; el señor mongolo (de Mongolia) dice que ajolá, pero no. Saboríos. Anda y que venga el señor de canalsú, la vuestra, con su grúa coñaso y os haga un chichón en la mollera.
(extracto de la crónica diaria de la 1ª semifinal del COAC 2018, AQUÍ)
PASE DE CUARTOS DE FINAL
Arriba ese rockandroll, y esos pelucones de foame. Enciende la gramola, niño, que ya canta y baila el joven coro de los estudiantes, repitiendo la fórmula, de la cocacola, que el pasado concurso le llevó a saborear la final; ambientado en aquella Norteamérica de la prosperidad tras la segunda Guerra Mundial. Un tango-relato-denuncia de lo que pasan muchas mujeres por el simple hecho de serlos, en su vida laboral… “si vienes así para trabajar, ni me quiero imaginar los fines de semana… que viendo cómo está el trabajo, sé lista y no sigas quemando la paciencia de tu jefe”. Babeante esa letra, babas de asco. Con la Iglesia se topa la segunda letrilla, o más en concreto con el Obispado de Cádi que ya dejaba en bragas el repertorio de la comparsita obedeciente del Germán Rendón. “tú que haces negocio con la vida de la gente, te permites el lujo de soltarnos el sermón, quién pone la otra mejilla cuando le han pegao en las dos… y tú te llamas pastor, pastor de pisos vacíos… dejad de mirad para otro lao, y el que esté libre de pecao que tire la primera piedra”. Échale más cocacola. Un cuplé con la familia Janeiro invitada a salir en el coro; y otro a los cambios de itinerarios en semana santa, con chiste visual, no apto para los que estén pegados al transistor. Échale más cocacola. Y más pompones. Se lo pasan bien, o mejón, en un popu-chute de adrenalina. Disco tras disco, para los niños de papá, los deportistas, los pandilleros… “yo no soy uno mas” y los curritos, y “déjame que ponga una última canción… mucho por vivir”. ¿El oso también canta?, quiere saber el tontito de las banderitas. El señor mongolo (de Mongolia) ha movido los deítos de los pies, pero no tanto la sesera.
(extracto de la crónica diaria de la 1ª cuartos de final del COAC 2018, AQUÍ)
PASE DE PRELIMINARES
Va por Valdivia. El coro de los estudiantes se aferra a la fórmula de coro-musical musical-coro con ‘Rockola’, y el reto de mantener el nivelón de los últimos concursos, con el cuerpo pidiendo rockandroll en uno de esos bares de la yankilandia de los años 50/60 del siglo pasado. No hay sorpresas. A veces como que las voces quedan tapadas por todo lo demás, o eso opina el tontito de las banderitas, izando la bandera de trece franjas y cincuenta estrellas. Antonio Bayón y José Antonio Valdivia (que la tierra te sea leve), firman la letra, y Rubén Cao la música. De primer tango, rememorando el triunfaso vivido en 2017, los pelucones y las plataformas, pero toca bajar de la nube, los pies pegaítos al suelo y humildad… “seguiré siendo aquel niño que soñaba con una final del Falla”. Esperable y entendible. Más sustanciosa viene esa segunda letra, pegando cosquis a gobierno y oposición en el Yuntamiento, “una casa de locos gobernada por el odio… os falta llegar a las manos”. Los cuplés son casi meras excusas para pegarse otro bailecito con el estribillo y calentar al personal, un tanto burgalés. Échale más cocacola, en ese estribillo variable. Los pandilleros, animadoras, jugadores de rugby, camareros, cada ‘tribu’ va poniendo su disco favorito en la sinfonola o gramola y meneándose, con cierto follón pasajero y “mucho por vivir”. Aquí sobra cocacola, sentencia el señor mongolo (de Mongolia). DIARIO Bahía de Cádiz
(extracto de la crónica diaria de la 3ª clasificatoria del COAC 2018, AQUÍ)
FICHA DE LA AGRUPACIÓN
Coro: ‘Rockola’
(‘La reina de la noche’ en 2017)
Localidad: Cádiz
Autoría Letra: Antonio Bayón Gutiérrez y José Antonio Valdivia Bosch
Autoría Música: Rubén Cao Moreno
Dirección: Pilar Tejada Polanco
Representante legal: Antonio Bayón Gutiérrez