Un estadio mítico como San Mamés se abría en la tarde del sábado para acoger la ida de la última eliminatoria de la liguilla de ascenso, que enfrenta al Bilbao Athletic y al Cádiz. Segunda división está tan cerca… y tan lejos para los gaditanos, después de la pobre imagen ofrecida ante un filial que, salvo en los últimos diez minutos, dominó y controló la situación sin problemas y marcó dos goles, pero pudieron ser cuatro o cinco, y justos. Los de amarillo tendrán que cambiar radicalmente su actitud y maneras si quieren al menos tener alguna posibilidad de remontar el domingo que viene en el Carranza ante los suyos. De momento, los cachorros han sido muy superiores. O visto de otra manera: el Cádiz, muy inferior.
Un espectacular escenario de Primera división, el nuevo San Mamés, con más de 30.000 personas en las gradas –y alrededor de 2.000 cadistas-, albergó en la tarde del sábado el partido de ida de la tercera y definitiva eliminatoria del play off de ascenso a Segunda. Un atractivo encuentro entre el Bilbao Athletic con poco que perder –que llega a esta ‘final’ tras superar al Villanovense y al UCAM Murcia- y un Cádiz necesitado de alcanzar la categoría de plata y desdibujado en esta liguilla –perdió ante el Real Oviedo la oportunidad de subir por al vía rápida y pasó el obstáculo del Hércules tras perder fuera y ganar en casa por la mínima y de penalti-.
El choque, televisado por 8TV, Canal Plus y la televisión autonómica vasca, se iniciaba con un contratiempo para Claudio Barragán: la lesión en el calentamiento de Josete, que era reemplazado en la zaga por Arregui. De este modo, el once inicial lo completaron Aulestia, Óscar Rubio, Alberto Prada, Servando, Arregui, Garrido, Juanma Espinosa, Fran Machado, Villar, Kike Márquez y Airam.
Tras unos primeros minutos sin control y Villar fallando un mano a mano ante Remiro, el filial no tuvo demasiados problemas para hacerse dueño y señor de la situación y de la pelota. Jugando casi a placer, sin oposición de un equipo amarillo que volvía a mostrar su peor cara en defensa y falta de ideas con el balón en los pies –sí, el desilusionante Cádiz de estos play off, nada que ver con el que se llegó a ver en liga-, los goles del Bilbao no tardarían en llegar…
Y así fue, en el minuto 19 Santamaría culminaba una jugada de estrategia, y ni cinco minutos después el mismo Santamaría y de nuevo dentro del área chica, batía a Aulestia. Un doloroso 2-0, un Cádiz horrible, unos cachorros más rápidos, con más ganas y más juego que cualquier jugador amarillo –visto lo visto-, y un mundo por delante, no presagiaba nada bueno para los intereses gaditanos.
Barragán, cumplida la media hora, daba una oportunidad a Migue García por Kike Márquez, pero poco cambió el panorama hasta el descanso: los canteranos de Cuco Ziganda metían miedo cada vez que cruzaban el centro del campo, sobre todo con dos hombres en banda letales. Tocaba encomendarse a todos los santos y alguno más para que todo diese un giro drástico en los segundos cuarenta y cinco minutos.
No obstante, no hubo novedades de entrada: el Bilbao Athletic continuó más asentado y acercándose con peligro con regularidad, dando la sensación de que el filial sin experiencia era el Cádiz, que tímidamente tenía presencia arriba, como el disparo desde fuera del área de Juan Villar en el minuto 8, o un rato después con un barullo en el que se reclamó penalti.
Un Cádiz, incomprensiblemente, endeble y sin sangre, un pelele en manos del Bilbao B. Un partido, y era la percepción, entre equipos de categorías distintas.
Solo en la recta final achucharon algo los gaditanos. Villar volvía a tener un amago de ocasión en el minuto 79, que respondían los vascos escuchándose un nuevo “uyy” en la grada; y en la siguiente, se vivieron los ‘mejores’ minutos de los amarillos, metiendo por primera vez a los de casa en su portería: Migue y Garrido tuvieron el 2-1 en sendas oportunidades. Aunque ya rozando el descuento, más cerca todavía estuvo de subir en el marcador el 3-0, tras un saque de corner que un bilbaíno, solo, no terminó de rematar.
Agarrotados, espesos, agotados mentalmente, sin alma ni coraje. Es la imagen que deja este equipo, equipo que ya se parece poco al que Claudio Barragán recompuso tras el inicio liguero regular de Antonio Calderón y que logró hacer campeón destacado del grupo IV. Nadie entiende qué le ha pasado a este Cádiz en estos play off, donde sólo ha competido bien y con garantías en la primera mitad en el Carlos Tartiere ante el Oviedo. En el resto de encuentros apenas ha tenido rachas… sobre todo ha sufrido demasiados momentos grises, casi de vergüenza ajena para la afición.
En San Mamés, el penoso espectáculo por parte cadista acabó 2-0, pero el resultado más justo pudo haber sido quizá el 4-0. Se sale ‘vivo’ dentro de lo muerto que ha deambulado casi durante todo el encuentro el Cádiz; que el domingo que viene en el Ramón Carranza, bajo el sol de un mediodía ya veraniego –salvo que llueva como ante el Hércules-, se juega el objetivo de toda una temporada: es muy complicado pero no imposible, hay que ganar 3-0, ó 2-0 para ir a la prórroga… Será imposible si el equipo no sale con otra actitud, otras maneras, otras ganas. De nuevo, el mayor rival del Cádiz es el propio Cádiz y no se debe achantar ante un filial. Aunque los chavales de Lezama son un equipazo. DIARIO Bahía de Cádiz
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