(*) El ‘watergate’ a la gaditana, o casi. No hay dudas, el periodismo de investigación en este desagradecido país, ahogado sin libertad por los tapabocas y la ideología de género esa, vive su otra edad de oro. Y los medios de comunicación muy mucho españoles lo ratifican de tarde en tarde.
Si hace escasos días ya daban una voz recordándonos el “poco arraigo a las costumbres y fiestas de la ciudad que gobierna” del alcalde de Cádiz, José María González ‘Kichi’, descifrándonos todas las claves de su “felicitación navideña sin navidad”, sin arbolito ni papanoé ¡¡ni nacimiento!!; ahora abren portadas lanzando un grito de desesperación a sus filas: el primer edil anticapitalista y anti-navidad, claro, ha sido pillado festejando las navidades en secreto a plena luz del día en la terraza de un pequeño bar de una estrecha calle del centro histórico con una decena de sus compiches, arrimaditos, que estamos en diciembre y hace fresquete.
Seguro seguro, seguro, que maquinando entre buche y buche de Cruzcampo, croqueta y croqueta congelada de jamón, cómo seguir arruinando a los gaditanos de bien, cómo nacionalizar las posesiones de media Bahía Blanca, cómo hacer del Carnaval la fiesta del pueblo sin Visa ni Mastercard. Y sin mascarilla reglamentaria, comían y bebían ¡sin mascarilla! Y “charlaban animadamente”, y hasta se reían. Se reían de todos los gaditanos que sobreviven con las gafas empañadas. Estos rojos de Podemos que ya no son de Podemos no tienen corazón…
Gracias a la intervención divina y a un anónimo compatriota infiltrado que arriesgando su vida por los pro-Ramón de Carranza sacó el móvil e inmortalizó la bacanal bolchevique ajena al coronavirus, tenemos esa foto, la FOTO. No tardó en hacerse viral de cuñado en cuñado por esos grupos de wasap inquisidores, hasta que llegó al lugar adecuado, al celular de un periodista de raza (espÁñola), esos que ni firman las (des)informaciones por miedo a los pellizcos. Lo profesional es lanzar la piedra y esconder la mano.
Pese a la completa y (casi)contrastada versión de los hechos que ya han salido a la luz a partir de un ratillo de compleja averiguación dándole vueltas, y al zoom, a esa reveladora fotografía, la ¡¡FOTO!!, en DIARIO Bahía de Cádiz nos unimos a la causa para, modestamente, profundizar en el papel que están jugando en ese complot de Cristóbal Colón (por la calle donde se ubica la tasca de Joselito, centro de operaciones), las personas no identificadas del todo. Es duro no saber quién es uno mismo.
Así, nos hemos puesto en contacto con ese hombre “que no pertenece al equipo de Gobierno”, la mujer “con un jersey rojo”, la otra mujer “de melena morena y vestida con tonos marrones”, el individuo “con unos vaqueros y unas zapatillas”, y el bebé en el carrito, “se entiende”.
El hombre sin adscripción confirma que la tapa de ensaladilla no lleva chícharos; la mujer colorá pidió una ración bien despachá de bienmesabe y vino frío; la otra mujer enmarronada estaba llena tras devorar un par de bolsas de picos yeyé y se comió un yogurt de pera cuando volvió a casa (sí, estos hipócritas que nos okupan nuestras propiedades, también tienen hipotecas a treinta y cinco años); el individuo de vaqueros y zapatillas añade que también llevaría calzoncillos, pero que no lo recuerda; y el recién nacido no pasó de balbucear algo en clave morse, encubriendo a los padres, adoctrinados por una educación pública sin apellidos compuestos, y en pecado mortal.
La oposición en bloque, de cemento, emitía un comunicado conjunto y revuelto en la misma nochevieja, tras el quinto cubata bien cargado, exigiendo disculpas públicas y la dimisión fulminante de un alcalde que además de ganarle las elecciones holgadamente (y estar pensándose volver a presentarse en 2023, ¡tendrá cara!), no pagó ni una ronda, se dejó convidar por los camaradas y no hizo nada para impedirlo, remoloneando a la hora de apoquinar: “los gaditanos no pueden sufrir más castigos de este Kichi que no hace nada, ni vende el hotel del Carranza ni saca la cartera”, explotan desde el PP; “la falta de trabajo y de gestión del alcalde y su equipo es absoluta y al final, a quien más perjudica, es a los vecinos que salen de tapitas con er Kichi”, apostillan desde el PSOE; “ni la ciudad de Cádiz se lo puede permitir ni los gaditanos se lo merecen: ¡¡Kichi, no me seas más rata y la próxima la pagas tú!!”, sentencian desde Ciudadanos presumiendo, por su puesto, de su “política útil”, casi tanto como una navaja suiza made in China.
Los que vamos de rectos y moralistas cuando nos conviene debemos unirnos y presionar desde el altavoz de nuestros rancios medios monárquicos con editoriales contundentes, y que hablen der Kichi (malamente), que eso nos genera el triple de clics. No podemos permitir que personajes públicos se crean de carne y hueso y cometan errores humanos imperdonables mientras comen cazón en adobo (si roban, todo es justificable dependiendo del color de tu Borbón, tu cartera y/o tu carné del partido…); que hasta piensan que tienen vida privada y hacen entre la plebe a cara descubierta (exponiéndose al listo del teléfono móvil sin vida que necesita meterse en la de los demás) lo que todo vecino hace de forma espontánea sin temor a chivatos y correveidiles… incluso los que damos voces y gritos, con chalequito: también nos escaqueamos a la hora de pagar la convidá.
Con mascarilla, “responsabilidad y prudencia”, sí. La misma que se le exige al ¿cuarto poder?, que el veneno del odio también es muy contagioso.
(*) sí, fue nuestra inocentada del 28 de diciembre; nos encanta esta tradición, y que no se pierda