JORNADA 32. Más de tres meses después volvió a rodar la pelota en el, todavía, estadio Ramón de Carranza. La temporada 2019/2020 en Segunda división se truncó a principios de marzo, como el resto de la rutinaria normalidad, obligado por la pandemia del coronavirus, y ahora se retoma donde se quedó, con once jornadas por delante a disputar de forma exprés, con retoque de normas (más cambios, convocatorias ampliadas, descansos para hidratarse, restricciones y medidas de seguridad y sanitarias hasta la extenuación…) y una novedad radical: las gradas vacías. Fútbol sin público, sin afición, sin calor… ¿fútbol?
Un regreso a la competición con el Cádiz en lo más alto de la tabla; su entrenador, Álvaro Cervera recién renovado; y alrededor de un mes de mini-pretemporada enrarecida por todos los condicionamientos que impone el convivir con una desconocida crisis sanitaria (que se lo digan a Fali). Y la incertidumbre de ver cómo se adaptarán los equipos a este insólito tramo final de liga-negocio esterilizado y con eco (tapado con un insoportable ruido pregrabado de gentío a través de los altavoces, cuan lavadora estropeada).
Poniéndole el lacito a la jornada 32, este Cádiz-Rayo, duelo entre clubes de aficiones ‘amigas’, y Cervera avisando: “un partido mucho más importante de lo que quizá parezca por el hecho de jugar sin público”. Y el primer once amarillo de la era Covid-19, lo formaron: David Gil bajo palos (Cifuentes fue expulsado en el último choque); Iza Carcelén, Luismi Quezada, Rhyner y Juan Cala, en defensa; José Mari y Edu Ramos (Garrido ha vuelto con molestias), en el centro del campo con Álex Fernández más adelantado; Salvi y Perea de extremos y Nano Mesa en la delantera.
Tras un minuto de silencio en recuerdo de los fallecidos por el dichoso coronavirus y de Michael Robinson, que más allá de su amor por Cádiz y el Cádiz CF fue consejero de la entidad amarilla, comenzó una partida sin mucha chicha, con dos conjuntos buscando su sitio. Y tardaron en encontrarlo: los de Paco Jémez parecían estar más despiertos y los de casa simplemente a la expectativa.
La primera ocasión de cierto peligro llegaba en las botas del añorado Alvarito, con un disparo algo desviado desde la frontal del área en el minuto 23. Poco después lo volvía a intentar, en una jugada que comenzaba tras bloquear el árbitro a Edu Ramos. Los madrileños se veían más sueltos y dinámicos arriba (sobre todo por la banda del excadista) ante un plantel cerverista disperso, a la espera del balonazo bueno y a correr.
Llegó el tiempo muerto ¿para beber agua?, aprovechado por los técnicos para corregir a los suyos. Ya hasta el final, todavía se vio menos juego sobre el verde. Lo único tristemente reseñable, la lesión de Quezada tras una entrada rayista, sustituido en la alargada propina del primer tiempo por Fali. Y todavía tenían tiempo los visitantes de asustar con un tiro al larguero, invalidado por fuera de juego.
SE ADELANTÓ EL RAYO PRONTO
La segunda mitad arrancaba, además de con el infernal disco simula-ambiente-enlatado, con otros dos cambios por parte local: Choco Lozano e Iván Alejo entraban por Nano y Perea, respectivamente. Y con el gol tempranero del Rayo Vallecano, firmado por Trejo, culminando un buen contragolpe ante una defensa endeble.
El Cádiz debía reaccionar y mostrar algo más, y no era difícil, visto lo visto. Y Alejo al menos se inventaba un disparo forzado que terminó en un córner desperdiciado. En el 61, Álvaro Giménez salía por el roteño José Mari, y en las filas rayistas, en un doble cambio, se iba al banquillo Álvaro García y se incorporaba Juanito Villar, otro examarillo.
En el 68, Choco protagonizaba la oportunidad con más intenciones por parte local, en una acción puntual e individualista, pues este Cádiz continuaba sin arrancar, desnortado, sin saber cómo hacerle daño a los madrileños; y en la réplica, Villar ponía en verdaderos aprietos a David Gil. Y Salvi dejaba su sitio a Jurado.
Con un voluntarioso Alejo como lo más salvable por parte casera, se llegaba a los últimos diez minutos, con el Rayo más cerca de ampliar ventaja que otra cosa. Sin embargo, de forma inesperada, subía al marcador en el 84 el empate, obra de un Giménez solo, aprovechándose de un despiste en la zaga de los de Jémez.
Seis minutos de descuento, y ya podía pasar de todo. Empezando por la roja directa a Jony Montiel al parar de forma descarada una contra: el Rayo se quedaba con diez hombres. Pese a los ida y vuelta de una portería a otra (Alejo la tenía al final y se la regalaba a Dimitrievski), la igualada no se movió. Reparto de puntos en este reinicio descafeinado de liga que deja claro que, el ascenso a Primera de los de la Tacita, no está ni mucho menos atado.
De hecho, solo hay que escuchar las declaraciones de Cervera en el post-partido: “hemos ganado un punto claramente, no hemos estado nada bien, desde el principio se veía que eran superiores a nosotros. El partido es malo por nuestra parte, sobre todo en el primer tiempo, y tenemos que reflexionar. Jugando así no sé si nos va a dar, igual tenemos que hacer algo diferente de cara a estos diez partidos. Ellos han corrido nueve o diez kilómetros más que nosotros, y robando menos balones de lo habitual, no nos da…. No me gusta jugar a la ruleta rusa, pero hay que pensar que estos partidos son diferentes”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway