La Balona y el Cádiz, que no viven sus mejores momentos de la temporada, se vieron las caras el domingo en el Ramón de Carranza en un derbi provincial feo y con urgencias por ambas partes: los de La Línea quieren escapar de los puestos de abajo y lo intentaron ante un equipo amarillo que se mantiene arriba, pese a la deprimente racha de juego y nulas sensaciones. Estas no mejoraron en esta ocasión, y se pudo superar a los albinegros gracias a un penalti que Gúiza se permitió el lujo de fallar, antes de aprovechar el rechace y hacer el 1-0. Suficiente para no perder comba en la tabla, y para maquillar la realidad.
Derbi provincial entre dos conjuntos en crisis es el menú que ofertaba el Ramón de Carranza en la tarde del domingo. Un Cádiz-Balompédica Linense al que ambos conjuntos, amigos, llegaban en mejorables circunstancias, y bien distanciados en la clasificación: los de amarillos arriba, pese a ofrecer desde hace ya demasiadas jornadas un juego pobre y resultados discretos en casa, y una afición mosca; y los del Campo de Gibraltar, enfrascados en posiciones de descenso, buscando levantar el vuelo.
Un encuentro –con unas 8.000 personas de público, un centenar aficionados balonos; 9.510 espectadores según el recuento oficial- que se iniciaba tras guardarse un emotivo minuto de silencio, con los sones del himno francés de fondo, en recuerdo de las víctimas de la irracional masacre terrorista en París. Y que los de Claudio Barragán afrontaban con, en teoría, uno de sus mejores ‘onces’, otro distinto: volviendo Kike Márquez y Hugo directamente de la grada al titular, y entrando en ambas bandas en defensa los recuperados Juanjo y Andrés Sánchez.
Con más desparpajo –y más urgencias- se metía en la contienda la Balona, probando a Cifuentes con varios lanzamientos, ante un Cádiz que igualmente buscaba la meta defendida por Mateo, mas de forma torpe, sin disparar ni llegar a controlar la situación. De hecho, en determinadas rachas de la primera mitad, eran los visitantes los que daban la sensación de estar jugando en su feudo, sabiendo que tenían mucho que ganar y nada que perder.
Un disparo de Juampe desde lejos que despejaba no sin dificultades el portero cadista a cinco minutos del descanso se convertía en detonante para que los pitos sobrevolaran ya la grada que empezaba a desesperarse un domingo más ante la inoperancia del equipo: un querer y no poder que se topaba de frente a un rival que al menos, mejor o peor, lo intentaba.
La segunda parte se abría con el Cádiz al ataque y un Aridane fallando una ocasión clara de gol, tras un rechace. Pero pronto el partido volvía a la dinámica de los primeros cuarenta y cinco minutos, con más desaciertos que otra cosa. Y Barragán sacaba del campo a Mantecón –despedido entre pitos- y recurría al canterano Alberto Quintana. El chaval, que hace una semana se veía otra vez jugando con el filial en Primera Andaluza, era recibido con una sonora ovación, en plan redentor. Y en el 24, Fran Machado desperdiciaba otra inmejorable oportunidad a pase precisamente de Quintana.
Con todo, el espectáculo que se sufría en Carranza seguía siendo intragable, y el 0-1 parecía hasta más probable que el 1-0. El técnico valenciano ya había retirado a Kike y a Hugo, y probaba con Álvaro García y Lolo Plá, buscando darle un giro a la aciaga tarde… y Plá, casi en su primer toque de balón, era derribado dentro del área y el árbitro veía penalti –tonto pero penalti-, en el 34. Y para más inri, Dani Güiza lanzaba desde los once metros, y estrellaba la pelota en el portero… aunque en el rechace cabeceaba y marcaba su segundo tanto de la temporada. El 1-0. La afición suspiraba aliviada, pero…
Álvaro, ya en la recta final, no podía superar a Mateo en un mano a mano. Los albinegros intentaron dar un paso adelante en los últimos suspiros pero ya no hubo tiempo para nada más. Salvo para vivir una nueva pitada para despedir al equipo de casa. Ya va siendo una preocupante costumbre. DIARIO Bahía de Cádiz
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