JORNADA 10. Consumido el nuevo parón liguero por los partidos de selecciones y dos semanas después del baño de realidad sufrido en el Wanda Metropolitano, el Cádiz volvía a competir y contra otro de los equipos de la’ otra’ liga: una Real Sociedad en forma y en lo más alto de la tabla pisaba el todavía Ramón de Carranza con ganas de seguir su buena dinámica. Enfrente, un conjunto amarillo con bajas notables y el complicado reto de ganar su primer choque en casa de la presente temporada. Habrá que esperar al Barça…
No se le pudieron dedicar los tres puntos a Theo Vargas, “la voz del cadismo”, fallecido en los últimos días, y cuyo recuerdo (ya cuenta con una cabina de radio dedicada en el estadio municipal) sobrevoló los prolegómenos de este partido (también se guardaba un minuto de silencio por Adolfo Bolea), en la sobremesa de un domingo de levantito y con las gradas tristemente desiertas.
Con Álvaro Cervera en el banquillo (se le ha suspendido cautelarmente esa increíble sanción de cuatro partidos), el once inicial lo conformaron (ante las bajas destacadas de José Mari, Negrero, Cala y Augusto Fernández, lesionados; y de Choco Lozano, con coronavirus y todavía de cuarentena en Guatemala): Ledesma, en portería; Iza, Pacha Espino, Fali y Marcos Mauro, en defensa; en el centro del campo, Garrido, Jonsson; y arriba, Salvi, Álex Fernández, Jairo y Malbasic.
Con intensidad se plantó el líder, desde el pitido inicial, dominador más que claro ante un Cádiz que apenas veía la pelota y se defendía esperando, aunque con el paso del crono, pasó a presionar buscando el fallo del rival. El primer disparo a portería, muy desviado, se lo anotaba Zaldua en el minuto 15.
Diez después, se le anulaba el 0-1 a Isak por fuera de juego, que no protestó nadie. Y se vivían los momentos más agobiantes por parte de la Real. En el 28, un disparo a la media vuelta de Mikel Merino iba fuera; en el 30, salvaba Fali bajo palos el gol; en el 32, un cabezazo de Merino; un tiro de Januzaj que atajaba de aquella manera Conan, en el 40…. Había que frenar este ímpetu donostiarra, llegar con vida al descanso. Y se llegó.
Garrido se quedaba en la caseta en el ecuador y entraba Álvaro Giménez; y Álex pasaba un poco más atrás, a formar pareja con el danés. No había pasado ni tres minutos desde la reanudación, y de nuevo se le anulaba otro gol a los hombres de Imanol Alguacil, otro fuera de juego sin discusión. Y en el 51, volvía asustar Januzaj, mareando a la defensa, con un disparo que se marchaba al lateral de la red.
No cambiaba el guion, y el Cádiz se mantenía a merced de una Real excepcional que hacía lo que quería y cuando quería, salvó marcar. De momento. Y las contadas intentonas cadistas de contragolpe se desinflaban muy pronto. El técnico movía el banquillo otra vez en el minuto 56: Iza y Malbasic se iban fuera y entraban al verde Akapo y Alejo.
Si los de casa sufrían y vaya si sufrían al tiempo que Cervera de desgañitaba tratando de corregir a los suyos, los vascos podrían comenzar a desesperarse tras la mano que le sacaba Ledesma a Oyarzabal, en el 64. Pero para nada. En el 66 subía al marcador ese buscado 0-1, obra de Isak en un saque de esquina. Se veía venir desde que comenzó el choque. Salvi y Jonsson, fundidos, dejaban su sitio a Perea y Bodiger.
En el tramo final, los blanquiazules se relajaban y el Cádiz trataba de irse hacia arriba de alguna manera y ponerle algo de suspense a la tarde. Lo más peligroso: una falta directa al borde del área en el 88 botada por Perea, que se fue alta.
Una derrota lógica, y Álvaro Cervera cariacontecido en rueda de prensa dejando tres perlas: “ha sido un monólogo de la Real Sociedad”, “no hemos hecho nada bien”, y “es el partido del que salgo más triste”. A pensar ya en la visita al campo del Elche. DIARIO Bahía de Cádiz