No fue el mejor partido del Cádiz, y tampoco del Rayo Vallecano. La tensión y las imprecisiones ganaron al fútbol. Pero los tres puntos se quedaron en el Nuevo Mirandilla (1-0) tras los noventa minutos reglamentarios y nueve de añadido. El gol de Guardiola en el segundo tiempo da aire a los de amarillo.
JORNADA 23. Sobremesa del segundo sábado de Carnaval en Cádiz, y fútbol en el Nuevo Mirandilla. Los locales, soñando con una tercera victoria consecutiva en su campo para seguir constriñendo la zona peligrosa de la tabla recibían a un equipo hermano, el Rayo Vallecano, luchando a estas alturas por posiciones europeas.
“La salvación nuestra pasa por los partidos de casa. Tenemos que dar fe de lo bien que estamos, a partir de ahí entender que será un partido muy exigente ante un equipo que juega muy bien al fútbol. Intentaremos estar atrevidos y competir”, avanzaba Sergio González en la previa de este choque que sucede a la derrota en el Nou Camp, aunque dejando sensaciones esperanzadoras.
Ante la baja notable de Brian Ocampo por molestias, cuando alcanzaba su mejor forma de la campaña, el Cádiz recuperaba para el once inicial a Sobrino para cubrir su banda. Además, Iza, Pacha Espino, Luis Hernández y Fali, en defensa; Alcaraz y Escalante en el centro del campo, con Bongonda y el antedicho Sobrino como extremos; y arriba, Sergi Guardiola (ex del Rayo) y Roger Martí.
Ante unas 16.000 almas en las gradas (unas 300 de la afición rayista), los gaditanos salían al verde (con una estrambótica camiseta color salmón con la que el club ha querido sumarse a la fiesta grande de la ciudad) tratando se hacerse con el control del partido desde pronto, con más fe y coraje que juego, ante un rival sin prisa alguna. Que traducido resulta: durante el primer cuarto de hora apenas pasó nada reseñable.
Hasta el 17 no se registraba la primera medio ocasión del Cádiz, en la cabeza de un activo y siempre voluntarioso Sobrino en una acción iniciada con un oportuno taconazo de Fali. Poco después era Sergi el que cazaba un balón suelto dentro del área, pero su remate forzado se iba fuera por poco. Y en el minuto 20 marcaban los madrileños: el árbitro inmediatamente decretaba fuera de juego, aunque chivado por el VAR, mantenía el suspense un ratillo.
El no-gol daba alas por momentos a los de Iraola, que se venían arriba, poniendo en ciertos aprietos a los cadistas, desorientados. Y entre tanto, en el 29 Bongonda lo intentaba desde la frontal, a las manos de Dimitrievski.
Entre más desaciertos que otra cosa por ambos lados, el partido iba avanzando desde la nada hacia el descanso, aunque los de Vallecas asustaban con dos acciones puntuales peligrosas en la recta final del primer tiempo: en los pies de Camello y de RDT. Y en el ambiente la sensación de que el partido no estaba gustando a nadie.
“¡¡QUÉ BONITO, QUÉ BONITO ESTÁ MI CÁDIZ…!!”
Reanudado el encuentro, y el festival de desatinos, en el minuto 56 tenía muy muy cerca el 1-0 Sergi Guardiola, pero solo frente al portero no supo definir mejor. El Cádiz buscaba dar ese pasito adelante, mas costaba un mundo hilvanar jugadas con criterio, a lo que se añadían parones, faltas y exageraciones por parte visitante.
Los primeros cambios llegaban en el 66: entraban Fede San Emeterio y Choco Lozano por Alcaraz y Roger Martí. Y Conan detenía sin problemas un lanzamiento lejano de Unai López. También reemplazaba Théo Bongonda a un más o menos pitado Iván Alejo y en ese mismo instante se desataba la locura en el Nuevo Mirandilla con el tanto de Guardiola aprovechando un balón a la espalda, en el minuto 73. El de Manacor, sin celebrarlo mucho por respeto a su exequipo.
Y los últimos cambios de Sergio González, entrando Álex Fernández y un ovacionado Chris Ramos, por Sobrino y Guardiola, y a afrontar los últimos diez minutos. No no, que el de negro decretaba ¡¡nueve minutos!! más de descuento. Con tanta tensión ambiental, además, se detenía el encuentro por momentos al requerir asistencia sanitaria un aficionado en fondo norte tras un pelotazo.
El Rayo encerraba a los gaditanos en su campo, en la teoría ya que apenas probaban al meta argentino, y a aguantar. Y en un amago de contra local Catena cortaba la acción y veía la segunda cartulina amarilla, dejando a los suyos con diez. Si hasta entonces el espectáculo futbolístico brillaba por su ausencia, el descuento no era más que una sucesión de patadas, balonazos, caídas, faltas, protestas… y la grada cantando, para autoconvencerse, el “qué bonito, qué bonito está mi Cádiz cuando llega el Carnaval…”.
La fiesta (y el alivio generalizado) fue completa cuando el árbitro pitaba el final, y los tres puntos se quedaban definitivamente en la Tacita; lográndose esta tercera victoria consecutiva como local y saliendo otra vez, de momento, de la zona de descenso. Y para rematar la celebración, striptease en fondo sur de Salvi Sánchez (que se fue del Cádiz sin poder despedirse…), regalando todas sus prendas, salvo los calzoncillos, a la grada jaleante.
“Estamos en una ola alta, muy buena, pero sufriendo porque los partidos están siendo a cara o cruz. Me quedo con la responsabilidad del equipo, que está rindiendo a muy buen nivel sobre el terreno de juego. Nuestra hoja de ruta son los partidos de casa, lo tenemos claro. Da igual el equipo que venga, debemos saber que todo pasa por aquí”, insistía el técnico de Hospitalet como reflexión tras el choque. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway