El Cádiz visitó este sábado santo el campo de un Huesca perseguidor. Y los de Anquela buscaron algo más el gol de inicio, tanto que llegaría en la segunda mitad tras un penalti que parece que sólo vio el árbitro. A partir de ahí, los amarillos jugaron a lo que saben, daban un pasito adelante con más corazón que criterio, y pese a que no se terminaba de generar peligro, en el último segundo un bendito córner lo remataba con acierto Ortuño, resucitando a los gaditanos y al cadismo. No perder era básico, sobre todo para la cabeza. Un 1-1, y a seguir la lucha, sin perder de vista que el equipo sigue atascado.
Partido clave el disputado en la tarde-noche del sábado santo entre Huesca y Cádiz en El Alcoraz, con los aragoneses enrachados llamando a las puertas de la liguilla de ascenso y los de amarillos tratando de no salir de esas posiciones tras varios partidos atascados, desde que se logró el meritorio objetivo de la permanencia.
Y en tierras oscenses se plantaba Álvaro Cervera con novedades en su once titular, ante las bajas obligadas de Aridane, que veía la roja hace una semana, y Álvaro, con molestias en el tobillo. Así, el Cádiz salía de inicio con: Cifuentes; Carpio, Luis Ruiz, Sankaré y Servando; José Mari, Garrido, Abdullah, Imaz, Aketxe y Ortuño arriba. Más toque que velocidad.
Desde pronto los hombres de Anquela dominaron la pelota y buscaron la portería gaditana, mientras los visitantes esperaban sus acciones a la contra. Y llegaron ocasiones: la primera acción fue para los locales con un tiro de Samu Säiz desde la frontal en el minuto 6. La réplica cadista llegaría con un mano a mano de Alfredo Ortuño cuyo remate sacó Sergio Herrera en un paradón.
En el minuto 26 una pérdida de Garrido en el centro del campo propició una rápida contra oscense pero el tiro de Melero se marchó fuera. A continuación, la más clara, con un tiro de Vinicius que dio en el palo. Y al descanso, con la sensación de que los de casa se estaban mereciendo algo más ante un Cádiz desdibujado.
Continuó merodeando los dominios de Cifuentes el Huesca en la reanudación. Un tiro de Melero repelido por el portero fue el primer aviso. Y en el minuto 8, el árbitro entendía que Sankaré derribaba a Samu Sáiz dentro del área, aunque las repeticiones televisivas lo desmientan, y el propio Samu adelantaba a los suyos.
Asumido el contratiempo, tocaba reaccionar aunque el juego cadista hasta el momento no invitaba al optimismo. Cervera se dejaba de probaturas y metía en el campo a Salvi y Aitor como extremos, buscando la velocidad, seña de identidad de este equipo, sacando a Imaz y José Mari. Los de casa comenzaban a perder todo el tiempo del mundo y el Cádiz empujaba como más pundonor que cabeza; y los de Anquela asustaban a la contra.
Acercándose la recta final, la última baza era jugar con dos delanteros, entrando Gorka Santamaría por Abdullah. Entre parones e intentos de ralentizar el juego por parte oscense, se lograban algunos centros peligrosos, pero sin remates.
Ortuño avisaba con un tiro frontal. Y ya en el último segundo –el de negro concedía tres minutos de descuento-, cuando parecía que el 1-0 era inamovible y la grada celebraba los tres puntos, el Cádiz se jugaba todo en un córner, con el mismo Cifuentes en posiciones de remate: Aketxe sacaba y… cabeceaba Ortuño para establecer una importantísima igualada ante un rival directo.
“Mi percepción es que no he visto al Huesca superior a nosotros. El gol de Ortuño tenía que servir para ganar y no para empatar”, sentenciaba tras el encuentro Cervera, admitiendo, eso sí, que no le había gustado el equipo. Y el sábado que viene, el Levante visita Carranza. Tras sólo tres puntos de 12 posibles, hay que hacer todo lo posible por ganarle al más que líder de esta Segunda que vende cara esas posiciones de liguilla de ascenso. DIARIO Bahía de Cádiz
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