La intervención arqueológica que se está llevando a cabo en Cádiz en extramuros, el solar de la calle Marqués de Cropani, donde la empresa municipal Procasa va a levantar 28 viviendas de alquiler social, continúa sacando a la luz hallazgos: hasta ahora se han localizado 21 enterramientos de la época romana.
Con todo, en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, la concejala de Vivienda y presidenta de Procasa, Ana Sanjuán, repite que esta intervención arqueológica forma parte de todo el proceso constructivo de este proyecto, “sin que se haya visto afectado el plan de trabajo en esta actuación”.
El pasado 19 de marzo dio comienzo la intervención arqueológica preventiva en la parcela, y avanzada la misma ya se barajó el hallazgo, entre otros elementos, de una necrópolis romana.
A estas alturas, según explican los técnicos municipales que se están encargando de la investigación, la excavación “ha avanzado notablemente” detectándose casi por completo el número de enterramientos que se ubicaban en este sector del solar correspondiente entre Marqués de Cropani esquina con el edificio medianero de la avenida Ana de Viya. En total han salido a la luz 21 enterramientos, de los que aún quedan por excavar siete.
De este número total, se ha podido comprobar que hay tres enterramientos de inhumación, de los que dos corresponden a mujeres jóvenes de aproximadamente unos 25 años de edad y un neonato de apenas un año.
Respecto a las inhumaciones de mujeres adultas, una de ellas estaría colocada ‘decúbito prono’ (bocabajo), en una fosa más pequeña que el propio cadáver. El equipo arqueológico considera que estos enterramientos que se ubican bocabajo son muy raros y escasos y apenas se han estudiado una decena en la ciudad. Este enterramiento no presenta ajuar alguno.
El otro cadáver de mujer presenta como característica un gran orificio en la parte parietal del cráneo de aproximadamente un centímetro de diámetro y colocada de lateral derecho. Tampoco presentaba ajuar alguno.
Y los restos del neonato, colocado en posición fetal de lateral izquierdo, tenía un pequeño collar realizado con dos cuentas de molusco (una ‘antalis vulgaris’ o concha colmillo tipo escafópodo y otra correspondiente a un gasterópodo del tipo ‘cypraeidae’ con un orificio para colgar), una cuenta gallonada de fayenza y un pequeño ídolo pateco representando al Dios Bes o Beset, un dios enano (que es una deidad protectora de la mitología egipcia, como defensor de todo lo bueno, protegiendo a los niños de todo mal y de las madres gestantes).
EL RESTO DE ENTERRAMIENTOS
Los 18 enterramientos restantes son incineraciones divididas en dos grupos. Por un lado, en fosas simples cremadas in situ (busta) o bien en deposición secundaria, es decir, se quema el cadáver, se recogen los huesos, se lavan y se depositan en una urna.
Por el momento se han excavado cuatro urnas cinerarias, una de cerámica y tres de plomo. Las de plomo, excepto una, estaban depositadas en cajas cuadradas formadas por sillares o sillarejos calizos de piedra ostionera. O bien hiladas de piedras pequeñas o cantos rodados. En una de ellas apareció una moneda del emperador Nerón fechado en el periodo final de su reinado, entre el 66 y el 68 d.C. La mayoría de estos enterramientos también parecen ser infantiles o adolescentes de corta edad. Uno de ellos combina la utilización de la piedra con trozos de tejas romanas (tegulae).
Los ajuares de estos enterramientos, además de monedas, se trata de ungüentarios de vidrio, lucernas, jarras o cuencos cerámicos, y algún objeto personal como agujas de hueso para colocar en el pelo.
Más allá, ha aparecido también la parte baja de un ánfora y una piedra labrada con un orificio que parece haber sido utilizada como ancla para fijar una pequeña embarcación.
El informe arqueológico de la parcela obtuvo una secuencia estratigráfica bastante clara: un nivel inicial con restos de cimentaciones y escombros de viviendas antiguas que allí existieron durante los siglos XIX y XX; un segundo nivel compuesto por arena dunar de playa de colmatación eólica, producto del abandono del terreno; un tercer nivel de arena castaña oscura correspondiente a un periodo romano imperial del siglo I d.C.; un cuarto nivel de arena castaña clara del periodo romano republicano entre los siglos II-I a.C.; y un quinto nivel de arena anaranjada en contacto con la arcilla, aún por determinar, posiblemente correspondiente al periodo fenicio. Bajo esta capa se localiza la arcilla rojiza del terreno natural.