La Policía Nacional ha detenido a un total de 11 personas entre Cádiz, San Fernando y Chiclana acusadas de los delitos de estafa, pertenencia a organización criminal, falsedad documental, blanqueo de capitales y delito contra la salud pública. De este modo, se ha desarticulado una red organizada especializada en realizar estafas a través de internet, con víctimas repartidas por todo el Estado español. “El beneficio era enorme, el riesgo que creían tener era mínimo, y el modo de actuación empleado era sencillo, pero muy eficaz”, se destaca.
La investigación se inició a mediados de 2021 por el grupo de delitos tecnológicos de la Comisaría de La Isla, donde expertos en la materia han estado investigando durante meses, hasta lograr llegar a los líderes de la organización y desmontar todo el entramado.
En ese entramado, se detalla en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, se encontraban aquellos que facilitaban la documentación para la apertura de cuentas bancarias y la obtención de las líneas telefónicas desde las que se iniciaba el contacto fraudulento, aquellos que publicaban los anuncios en internet, quienes contactaban con las víctimas, los que acudían a retirar el dinero a los cajeros y quienes dotaban de infraestructura a la organización.
En ese sentido, resultó de vital relevancia para la banda la participación del propietario de un bazar en la capital gaditana, el cual se constituía como el aparato logístico de la misma, puesto que facilitaba tarjetas prepago de los móviles con identidades ficticias a los integrantes de la misma, para que estos pudieran llevar a cabo las estafas.
Más allá, esta red radicada en la Bahía gaditana había ideado un plan para obtener medicamentos de manera ilimitada y de forma fraudulenta. Para ello, uno de sus integrantes sustrajo un sello médico de una consulta, y numerosos talonarios. A partir de ahí ellos mismos confeccionaban las recetas y acudían a las farmacias a obtener los medicamentos. Buena parte de los mismos eran comercializados y otra parte se los quedaba la organización, “con la finalidad de mezclarlos con alcohol y otras drogas, buscando de esta forma, un efecto potenciador del consumo de las mismas”.
Una vez concretada la participación exacta de cada uno de los integrantes del entramado, la Policía solicitó a la Justicia las entradas y registros en los domicilios de los principales implicados, llevándose a cabo un total de cuatro registros en Cádiz. En los mismos se intervino gran cantidad de terminales móviles y de tarjetas prepago; una importante cantidad de dinero; así como sustancias estupefacientes y básculas de precisión. Tras la detención de las piezas claves de la banda, se continuaron las gestiones tendentes a llegar al resto de participantes, dando como resultado la detención de 11 personas.
Una vez finalizado el atestado policial, los detenidos fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de Cádiz, el cual ha decretado el ingreso en prisión de los seis principales miembros de “una de las mayores organizaciones dedicadas a la comisión de estafas por todo el país”, entre los que destaca el propietario del bazar.
ESTAFAS DE IDA Y VUELTA
La trama se dedicaba a poner anuncios en distintas webs, en las cuáles simulaban vender perros u objetos de tecnología inexistentes a un precio inferior a lo normal. En los anuncios se hacían pasar por otras personas para evitar ser descubiertas, llegando incluso a mostrar al comprador, mediante mensajería virtual la imagen del DNI de otra persona que habían obtenido de manera ilícita. Así mismo usaban número de teléfonos a nombre de terceras personas.
Solicitaban a los clientes que el pago del producto lo realizaran aportando un código previamente dado por su entidad bancaria, mediante el cual, el grupo criminal, podía retirar el dinero del cajero sin ser cliente, ni usar tarjetas de crédito, o bien mediante transferencia a cuentas bancarias de terceros, ocultando su rastro.
Para poder llevar a cabo la mecánica delictiva, se valían de ‘muleros’ (personas que prestan sus servicios para abrir cuentas bancarias, dar de altas móviles o sacar el dinero de las víctimas en efectivo móvil en un cajero, a cambio de un porcentaje de dinero).
Pero, en esta ocasión, daban un paso más, y en ocasiones, simulaban estar interesados en algún producto ofertado a través de las distintas plataformas de venta y a la hora de efectuar el pago a través de bizum, en lugar de hacer el pago, llevaban a cabo un requerimiento de pago, lo que se denomina en el argot ‘bizum inverso’, por lo que el dinero salía de la cuenta de la víctima, hacia la cuenta de los estafadores.
Con esta mecánica habían estafado a cientos de personas en todo el territorio nacional. Las cuáles a día de hoy continúan sufriendo las consecuencias del engaño, ya que son sus identidades las empleadas para la comisión de los delitos y eso les ha llevado a tener problemas con la justicia y problemas de índole personal.