JORNADA 22. El Cádiz consiguió un empate sin goles en casa ante el Athletic Club, que dadas las circunstancias, se puede considerar como un buen resultado. Un punto no hace mucho después de 17 partidos sin ganar, pero es cierto que al menos el equipo, en el debut de Mauricio Pellegrino en el banquillo, se mostró bastante más sólido y serio que en jornadas anteriores. Sin lucir un buen juego, fue capaz de neutralizar a los vascos en casi todo el partido e incluso de tener, quizá, las mejores ocasiones del encuentro. Sin que la cosa sea tampoco la pera limonera, la mejoría es considerable respecto a las últimas semanas.
La primera alineación de Pellegrino no dista mucho de las de su predecesor. Las esperanzas de este Cádiz, Kouamé y Ocampo, seguían sentaditas en el banquillo, y el equipo, desplegado en algo parecido a un 4-4-2, estaba conformado por Fali y Chust de centrales, Pires e Iza por los laterales de la defensa, Escalante y Alcaraz en la zona ancha, acompañados por Alejo y Robert en las bandas. Arriba, el más cercano a Chris Ramos era en este caso Sobrino. Y en la portería, como de costumbre, el argentino Ledesma que estuvo en muchas ocasiones fallón e impreciso en las salidas.
El tema es que con estos hombres en el campo, se fue capaz de evitar el fulgurante comienzo habitual de los bilbaínos, y los de casa se mostraron hieráticos y bien plantados en los minutos iniciales.
Tanto es así, que hasta tuvieron la primera ocasión medio clara, al ejecutar Alcaraz en el 20 una falta directa que Unai Simón despejó con efectividad. E incluso la segunda, al rematar Alejo de cabeza un buen centro de Robert Navarro.
Aunque el entrenador visitante colaboró con la causa dejando en la caseta a Nico Williams, Sancet o Guruzeta, el Cádiz se mostraba más sosegado que en las últimas fechas y no dejaba ver los síntomas de descomposición que provocaron la marcha de Sergio González. De esta manera, el comienzo fue esperanzador, con un equipo más enchufado, aseado, práctico y sin complicaciones.
La primera parte se resolvió sin grandes sobresaltos en ninguna de las porterías, y con ambos conjuntos compartiendo la posesión. A la media hora, Ares tuvo la primera del Athletic con un disparo cruzado que pasó sobre el larguero de Ledesma. y a los 37 Rubén Sobrino en una buena jugada personal tras un cabeceo de Ramos disparó fuerte para que Simón de nuevo despejara a córner.
EL SOPOR SE FUE ADUEÑANDO DE LA SEGUNDA MITAD
Después del descanso la cosa fue cambiando un poco. El Athletic comenzó a hacerse con el mando del juego y los amarillos cedieron el protagonismo. El primer acercamiento fue un remate de Villalibre con su peludo coco que se acercó al palo izquierdo de la portería local, seguido al poco tiempo de un disparo lejano tras una buena jugada de Ander Herrera. En esta fase, el Cádiz ya era incapaz de mover la pelota, si es que la recuperaba alguna vez, y estaba cada vez más agazapado en su área.
Únicamente Robert Navarro era capaz de alejar el balón en solitarias incursiones hacia la nada, que al menos lograban sacar al equipo momentáneamente de su propia área.
Pellegrino intentó cambiar la dinámica poniendo en el campo a Guardiola en vez de Sobrino. El manchego estaba realizando una buena primera mitad, trabajador en defensa como siempre y acertado con el balón en los pies, pero fue desapareciendo como todo el equipo en la segunda parte. En el 80, también sustituyó a Robert Navarro por Ocampo. El uruguayo demostró en un par de apariciones que es de lo más especial de esta plantilla.
A esas alturas del encuentro, un sopor considerable reinaba en el estadio, lo cual no se sabía si era bueno, ya que los gaditanos habían logrado frenar de nuevo a su rival, o malo porque tampoco se atisbaba una reacción del Cádiz lo suficientemente clara como para crear oportunidades sobre la portería del guardameta internacional del Athletic. El partido fluía de una manera mullida, insípida e inane hacia su final, al que se llegó sin más novedad.
Quizá la mejor noticia de este partido es la recuperación anímica que pareció demostrar el plantel amarillo. Se vio a unos jugadores más confiados, menos fallones y con la cabeza un poco más centrada. El equipo fue capaz de competir ante uno de los equipos más en forma de la liga, y no se descuajaringó como solía hacer en las segundas partes.
Este primer partido de Mauricio Pellegrino deja expectativas de que, como mínimo, se vaya a volver a luchar en condiciones por evitar el descenso. Veremos cómo evoluciona todo en las próximas jornadas, y también si hay alguna incorporación en el mercado invernal, a punto de cerrarse, que proporcione más herramientas al nuevo entrenador. DIARIO Bahía de Cádiz
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