Con más ambiente y expectación que fútbol, Cádiz y Sevilla, luchando por salvarse, midieron sus fuerzas en la tarde del sábado. Y entre la igualdad (y errores puntuales), se impuso la efectividad de los de Mendilibar. Los de amarillo sufrieron una vez más un arbitraje dudoso, y aunque lo intentaron, terminaron con los brazos bajados.
JORNADA 27. Derbi andaluz de alto voltaje en el Nuevo Mirandilla entre Cádiz y Sevilla, empatados a puntos y aunque a principios de campaña sus objetivos eran radicalmente distintos, luchando ambos por sacar la cabeza de la zona baja de la tabla. Partido que llegaba tras el parón por partidos de selecciones y con Mendilibar estrenándose en el banquillo hispalense.
“Van a venir a darlo todo y si no se encuentran un Cádiz intenso como estamos viendo, vamos a sufrir”, avisaba el técnico amarillo, Sergio González, en la previa del choque. E insistía en que “no podemos olvidarnos del talento de unos futbolistas que hasta hace poco estaban levantando trofeos. Tenemos que repetir actuaciones como las que estamos haciendo o lo pasaremos mal. Ojalá durante el partido hagamos el guion perfecto para que equipo y afición nos vayamos retroalimentando y terminemos felices con el resultado”.
Asumidas con resignación las notables bajas obligadas, bien por lesión o por castigos estrictos (ahí siguen cumpliendo penitencia Conan e Iza), el conjunto gaditano salía de inicio con: David Gil, bajo palos; Raúl Parra, Pacha Espino, Luis Hernández y Fali, en defensa; San Emeterio y Alcaraz en el centro del campo; con Alejo y Sobrino por las bandas; y como hombres más adelantados, Sergi Guardiola y Álvaro Negredo, que acumulaba semanas sin disputar ni un minuto.
Y “lleno técnico” en el estadio, que todavía no ha retirado el ‘Bastinazo’ que da la bienvenida a la tribuna, como apoyo al reciente Congreso de la Lengua; o sea, todo el papel vendido en el estadio municipal, unas 19.000 personas (entre ellas, unos 300 aficionados sevillistas en el espacio reservado en preferencia, más los muchos dispersos) ambientaban las gradas, con ganas de fútbol. O de algo parecido.
Con gritos de “corrupción en la federación” recibía el cadismo el pitido inicial, y repetía la protesta en el minuto 2, por posibles manos en el área visitante, que ni el árbitro ni el VAR consideraron. El Cádiz, a base de ganas, se volcaba al ataque en el arranque y lograba meter al Sevilla en su campo. Pero no tardaban los de más allá del peaje (ya sin peaje) en venirse también arriba, y en el 10 asustaba En-Nesyri con un cabezazo desviado a la salida de un córner.
En la siguiente fase, el duelo se volvía denso, feo, con más pelea e inseguridades que juego y ocasiones. Y alguna que otra acción (como el pisotón de Jordan sobre el Pacha dentro del área) para seguir alimentando la indignación local con los arbitrajes. Por reseñar algo, las dos oportunidades sin consecuencia de Gudelj y de Gueye, pasada la primera media hora. Con las tablas en el marcador se desembocaba en el descanso, tras vivirse menos intensidad en el verde de la que cabía esperar.
TRES ERRORES, DOS GOLES
Un disparo desorientado de Negredo abría la segunda mitad. Sin embargo, en el 51, se ponía por delante el conjunto hispalense, gracias a un error. El balón que quedaba muerto dentro del área tras un saque de esquina, y Lucas Ocampos no perdonaba, haciendo el 0-1.
Los de amarillo tomaban el mando, el ambiente se caldeaba, Bryan Gil veía cartulina amarilla por tirarse a la piscina, y Sergio González meneaba el banquillo, entrando Bongonda y Chris Ramos por Alejo y Negredo. Y Fali la estrellaba en el palo, en el minuto 61, aprovechándose de otro fallo. El mismo defensa era derribado en la siguiente acción por Dmitrovic y la grada volvía a reclamar penalti.
Insistía y persistía el Cádiz, y arrinconaba a los palangana, pero en el 73, en un visto y no visto que cogía dormidos a los de casa, a raíz de un saque largo de Bryan Gil, el marroquí En-Nesyri hacía el segundo para los suyos.
Al nuevo varapalo, Théo Bongonda respondía con un tímido acercamiento. Y ya en el 80, nada más salir, Choco Lozano cabeceaba con intenciones, pero sin acierto. José Mari también era ya de la partida, y pasaban al banquillo Parra y San Emeterio.
Sin embargo, el encuentro se descomponía en la recta final, con la afición apagándose junto al equipo, pese a que en la teoría se volcaba al ataque, y descuidaba la retaguardia, lo que intentaba aprovechar el Sevilla para rematar la faena. Con todo, Chris Ramos ponía en aprietos al portero serbio en el 88 y tenía cerca el 1-2; y el Choco también lo intentaba ya en el descuento, de cinco minutos.
Mas no hubo más cambios en el abultado marcador, visto lo visto en el campo. Un Sevilla pobre se llevaba de la Tacita tres importantísimos puntos en la pelea por no bajar, ante un Cádiz que tampoco hizo su mejor partido.
“El fútbol no ha sido justo. Nosotros tenemos un error y marcan, y ellos también fallan y la mandamos al palo”, resumía el entrenador de los gaditanos el derbi, incidiendo en que “el factor suerte ha estado con ellos”, en un partido “igualado hasta el 0-2”. “Me da rabia por la forma de perder, pero no nos queda otra que rebelarnos, afrontar una semana dura de trabajo, y a pensar en el Betis”, remarcaba Sergio González. DIARIO Bahía de Cádiz