CRÍTICA. Parece inevitable la estrategia del low-cost para superar las dificultades financieras que debe afrontar determinados proyectos culturales hoy en día. Mucho más si se refiere a poner en escena obras de ópera, una de las producciones más costosas en música clásica. L’elisir d’amore de Donizetti en la versión de Ignacio García, que pasaba hace unos días por Cádiz, muestra este horizonte posible y realista de ofrecer un producto más que digno y con calidad suficiente para que merezca el aplauso artístico.
En la actualidad, sería soñar despierto que en el Gran Teatro Falla se pudiera asistir a producciones de clase superior, reservadas únicamente a sitios privilegiados que cuentan con un público fiel y pudiente que puede pagar los precios elevadísimos de algunos montajes, en los que todo es, más que de primera clase, superior. Nada alejado esto del motor primigenio que dio origen a la Ópera como género: una creación musical al servicio y gusto de los magnates. Aunque, dicho sea de paso, sorprende que el precio de las entradas en Falla para la última ópera representada sea sensiblemente superior al de otras capitales de provincia, siendo la misma obra.
Pero como no se conoce la política cultural que tiene cada cual, ni las subvenciones que pudieran tener algunos teatros, pues no digo lo que pienso en mi fuero interno: sinceramente, con esos precios no es la mejor manera de acercar la ópera a todos los públicos, si es lo que se pretende… Y como el público de Cádiz tiene experiencia en evaluar la relación calidad/precio de los productos, es significativo que no hubiese un lleno total, como se hubiera merecido la propuesta de Producciones Telón. Aunque podemos extraer una conclusión positiva de todo: una programación estable de ópera en Cádiz a precios asequibles se antoja un horizonte posible.
L’elisir d’amore de Donizetti en la versión de Ignacio García muestra este horizonte posible y realista de ofrecer un producto más que digno y con calidad suficiente para que merezca el aplauso artístico. La fórmula parece sencilla: un núcleo de figuras de calidad contrastada y sin etiquetas de divo, una escenografía sencilla y de bajo coste, y el soporte musical de coro y orquestas locales. El acierto en la elección y dosificación de estos ingredientes es la clave del éxito en este tipo de producciones; éxito que en el caso de El elixir de amor presentado en Cádiz fue más que notable.
Todo funcionó bien -quizá no tanto la taquilla, ya dije que no hubo un “lleno a reventar”-, si entendemos por bien la ausencia de discordancias y la consecución del punto de gracia con oficio artístico. En esa línea se manifestó la producción musical de la Camerata del Gran Teatro Falla, especialmente brillante con el Coro y Orquesta a tutti; de la soprano Eva Tenorio, en su corto recorrido con el papel de Gianetta; y. del barítono Javier Galán, correcto en el canto y gustoso en su formulación de la petulancia y pretenciosidad del sargento Belcore.
En su versión de El elixir de amor, el director de escena Ignacio García ha elegido un ambiente simplista, lleno de color e inmutable -con algún cambio esporádico de luces, especialmente notable con el canto de la romanza Una furtiva lagrima-, que de primeras induce a la benevolencia y mirada simpática hacia los protagonistas. Benevolencia y complacencia que se transformó en entrega total a la interpretación de Luis Cansino -por su voz y teatralidad- de un Dulcamara más avieso de lo previsto en el libreto para este simpático charlatán y embaucador.
La brillantez vocal de Luis Cansino y su teatralidad contrastó con la rigidez del lenguaje corporal del tenor Miguel Borrallo, que acertó en dar el tono bondadoso y bobalicón que requiere el papel de Nemorino pero cuya voz mostró un punto de debilidad en el momento más inoportuno, con el público pendiente de su interpretación de Una furtiva lagrima.
No obstante, unos instantes para olvidar no desmerecen el buen trabajo del tenor a lo largo de la noche, especialmente en sus dúos con Mercedes Arcuri, quien dejó huella por su técnica vocal, merecedora de mayor dinámica para degustarla de lleno. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XXXI Festival Iberoamericano de Música Manuel de Falla de Cádiz.
El elixir de amor de Gaetano Donizetti. Producciones Telón. Ignacio García, director de escena. Mercedes Arcuri (Adina), soprano; Miguel Borrallo (Nemorino), tenor; Javier Galán (Belcore), barítono; Luis Cansino (Dulcamara), barítono; Eva Tenorio (Gianetta), soprano.
Lugar y día: Gran Teatro Falla de Cádiz, 15 de mayo de 2015. Asistencia: casi lleno.
Gianetta fue Ana Troncoso, y no Eva Tenorio..
El Director de escena fue David Marcé, no Ignacio Garcia. Ya David habia estado antes siendo tambien director de escena en la anterior representacion que trajo la misma productora, Lucia de Lammermoor.
Querida, María José, Ignacio García fue y es el Director de Escena. Yo soy el Asistente de Dirección. Le represento cuando él no está, pero no soy el Director de Escena. Gracias de todas formas.
Sr. Mesa, rectifique el error matrial. Gianetta fue interpretada por la soprano Ana Troncoso. Gracias.
Me llama la atención que se diga que los precios son superiores a los de otras provincias.
Según tengo entendido los músicos locales, así como el coro trabaja aún sabiendo que probablemente no cobren nada ni se les de alta (creo que así ha sido en anteriores producciones).