El Cádiz fue incapaz de sumar este domingo en partido matinal su segunda victoria consecutiva de la temporada, pero sí sufrió el segundo revés consecutivo en su casa –no fue una derrota, pero sí un empate-, en un Carranza que comenzó el curso siendo un fortín, donde los de Barragán se sentían confiados, y ahora… ¿qué le ha pasado al equipo? El San Roque de Lepe, muy serio, se aprovechó de un tempranero gol ante una defensa de nuevo dubitativa, y supo hacer su partido. Los de amarillo, mal e impotentes, apenas dispararon entre los tres palos. Y así es imposible, ni con Güiza. Álvaro en el descuento logró al menos ese 1-1, que no maquilla la realidad.
El Ramón de Carranza recibía en la mañana de este domingo de veinticinco horas al San Roque de Lepe, un conjunto abonado al empate. Partido en el que el Cádiz buscaba reencontrarse con la victoria ante su público –más de 8.000 personas en las gradas-, y sumar a su vez los primeros seis puntos consecutivos, tras ganar hace una semana al fin a domicilio, en Melilla, en su, quizás, peor partido de la presente campaña. Las cosas del fútbol.
En el once de Claudio Barragán, como novedad, el regreso se Kike Márquez tras varias semanas fuera incluso del banquillo, y la consolidación en el mediocampo del canterano Alberto Quintana. Arriba, además, Dani Güiza.
Transcurría el inicio del choque sin ninguna acción reseñable, ni por un lado ni por otro, hasta que Stephane probada a Cifuentes desde lejos provocando un córner, y al saque de este Chaco remataba a gol ante una defensa cadista todavía en la cama. Un 0-1 inesperado en el minuto 5, y a luchar contracorriente. Abel Gómez y Salvi replicaban con sendos lanzamientos, muy desviados, desde el borde del área, durante los posteriores momentos de desconcierto local. Y Josete salvaba en el área pequeña el segundo, con Cifuentes ya vendido. Los pitos sobrevolaba pronto Carranza…
Con el paso de los minutos el equipo lepero fue reculando y el Cádiz entrando en el partido, tomando el control de la pelota y metiendo al rival no ya en su campo, sino en su área. Sin embargo ese acoso notable adolecía de ocasiones de verdadero peligro. Hasta que el árbitro decretó el descanso, un buen momento para reflexionar y plantear de otra manera la remontada.
El estéril dominio amarillo se prolongó en la reanudación del encuentro –con Álvaro García y Cuero ya en el campo, sustituyendo a Quintana y un Machado que se retiraba malherido tras un encontronazo-; seguía si ponerse en aprietos a Bocanegra, mientras los onubenses asustaban de muy tanto en tanto aprovechándose de las imprecisiones de la defensa. Parecía imposible penetrar en el muro del San Roque, y casi el primer ‘uy’ de la segunda mitad llegaba acercándose la media hora con un trallazo lejano de Lolo Plá, ya sobre el verde en lugar de Abel, que se topaba con el larguero.
La desesperación en el campo se iba contagiando a la grada que sufría viendo cómo el Cádiz se mostraba impotente ante un rival serio y asentado aguantando ese 0-1 en el marcador. Y Chaco le robaba la ‘cartera’ a Josete en una banda y casi hace el 0-2. El palo lo evitó. El enfado de la afición crecía.
Casi ni hubo arreón final, como si perder otros tres puntos en casa no doliera demasiado. Sí una buena falta de Márquez que por poquito se cuela; y ya en el descuento, Álvaro García desde el borde del área no perdonaba, empatando el partido. Algo es algo. Él mismo incluso desperdiciaba poco después el 2-1.
Pitada y gritos de “fuera fuera” despidieron a un equipo cabizbajo. Sintomático que sólo algunos jugadores se quedaran en el campo a recibir el ‘chaparrón’, mientras aplaudían -¿pedían perdón?- a aficionados mosqueados. Es verdad que queda liga por delante para enmendar la crisis y el bajón de juego de las últimas jornadas –Murcia, Laredo, Melilla…-, porque pese al empate in extremis de este domingo, no se jugó a nada. Tras diez partidos de campeonato regular se empiezan a generar dudas, demasiadas dudas sobre el verdadero potencial de este proyecto, hecho una vez más para subir, o fracasar. DIARIO Bahía de Cádiz
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