La ciudad de Cádiz cuenta desde este jueves día 4 con tres calles rebautizadas bajo el nombre de ‘Cigarrera Micaela de Castro’, ‘Matrona Teresa R. Braza’ y ‘Beni de Cádiz’. El alcalde, José María González ‘Kichi’, acompañado de varios concejales miembros del equipo de Gobierno, asistía por la mañana al descubrimiento de las tres nuevas placas que desde ahora dan nombre a las tres vías en el casco histórico.
La inclusión de dos nombres de mujer en el callejero local va dentro de la línea del bipartito de Por Cádiz sí se puede y Ganar Cádiz en Común de aumentar la presencia femenina en el mismo, y el del cantaor flamenco ya que “es de justo reconocimiento a su trayectoria”.
La primera calle descubierta en uno de los laterales del hoy Palacio de Congresos ha sido la de la plazuela Cigarrera Micaela de Castro de quien el primer edil ha destacado que “es una de nuestras rosas de tabacalera que alzaron la voz en tiempos de silencio, de las que reivindicó derechos, justicia y dignidad para tantas mujeres que se encontraban reprimidas por trabajadora y por mujer. De las que cometió el error imperdonable para los franquistas de pedir mejoras laborales”.
Micaela de Castro fue cigarrera, sindicalista y la primera y única gaditana que fue candidata a diputada nacional durante la Segunda República en las elecciones de 1933. Tras años de destacada lucha sindical a favor de sus compañeras en la Fábrica de Tabaco, a los 63 años fue arrestada y recluida en la cárcel gaditana, despareciendo en su traslado al penal del El Puerto.
El segundo de los nombres descubiertos, según se ha informado a DIARIO Bahía de Cádiz, ha sido el de la calle Matrona Teresa R. Braza justo en frente del ambulatorio Vargas Ponce. Acompañado del presidente del colegio de Enfermería, Rafael Campos, González Santos ha destacado la labor de esta matrona “que durante nada menos que 50 años se dedicó a traer vidas a este mundo. Creo que existen pocas cosas más loables que ser quien abre el camino del mundo a las niñas y niños en sus primeros gritos y en sus primeros pestañeos. Que esta calle se llame Teresa Rodríguez se debe además al empuje de sus compañeras y compañeros de profesión. Compañeras y compañeros que vieron en Teresa Rodríguez un espejo en el que crecer y aprender”.
La calle Matrona Teresa Rodríguez, que sustituye a la calle Cabrera de Navares, reconoce la profesionalidad, “su forma de trabajar, su maestría, talante personal y su capacidad para enseñar, además del trato con los demás, factores que han propiciado que deje un legado de excelencia entre las matronas gaditanas”, según afirmaron desde el Colegio de Enfermería, que ha impulsado esta iniciativa.
El alcalde ha destacado que con estos dos nuevos nombres “contribuimos a incrementar poco a poco la presencia de las mujeres en el callejero gaditano puesto que actualmente tan solo el 7% tiene nombre de mujer”.
“CÁDIZ SE ESCUCHA Y SE SIENTE EN CADA GOLPE DEL BENI”
La última de las calles inauguradas ha sido la del Beni de Cádiz, en la hasta ahora calle González Tabla, lugar donde nació el cantaor. La propuesta nació a instancias de la Asociación Cultural Flamenca El Buen Compás y del director de Cultura del Ayuntamiento, Enrique del Álamo, y fue presentada por el equipo de Gobierno a la comisión de Nomenclátor como colofón a los actos en memoria del artista a los 25 años de su muerte.
Durante el acto, el primer edil ha asegurado que “hablar de Beni es hablar del cante, del arte y de la forma de ser y sentir una ciudad. Porque Cádiz se escucha y se siente en cada golpe del Beni, en cada chiste bien contado, en cada historia con remate. Pero, sobre todo, en cada quejío tan suyo, tan bonito, tan bien hecho por alegría”.
Benito Rodríguez Rey, conocido artísticamente como Beni de Cádiz, destacó como cantaor flamenco. Desde su infancia comenzó a destacar y a los 11 años se ganaba la vida cantando en el tren que iba de Cádiz a Jerez. Como profesional, comenzó como bailaor en los espectáculos de Manolo Caracol y Lola Flores. En 1955, siguió como cantaor en el elenco que acompaña a Lola Flores, para pasar en 1957 al cuadro del tablao madrileño El Corral de la Morería y más tarde al ballet de Pilar López, donde estuvo hasta 1959. En ese año, aquejado de una grave enfermedad, tuvo que dejar el cante.